El pasado 4 de abril de 2021, iniciaron las campañas que culminan el 6 de junio con la elección de 500 diputados federales, 15 gubernaturas estatales y gran parte de las legislaturas y municipios del país. Sin duda serán campañas históricas, en medio de la pandemia que parece no querer terminar y con una tercera ola de contagios que vemos inminente después de las esperadas vacaciones.
Ante esto, los grandes partidos de la transición democrática parecen seguir en medio de un evidente desinterés que requiere una reforma de la realidad política de nuestro país realizando una renovación de los perfiles de sus actuales candidatos y dirigentes. Es indudable que los que están hoy son los mismos que estuvieron en otros partidos, que nos venden la misma idea, pero con diferente color, lo que genera en la población a que sientan pocos deseos de salir a las urnas a ejercitar tan solo uno de sus derechos políticos y que trae como consecuencia que el país no avance democráticamente.
Se dice que tenemos el gobierno que nos merecemos, que nuestros representantes son el reflejo de quienes somos como sociedad, lo que nos genera una inconformidad evidente como ciudadanos, sin embargo, es importante cuestionarse qué hemos hecho para que esto cambie, para poner en los curules a representantes capaces de decidir por cada uno de nosotros lo que más nos conviene para alcanzar el tan lejano bien común. Nosotros somos los responsables de permitir que este gobierno, los anteriores y los futuros lleguen al poder, somos los que hemos propiciado por años desinterés de gobiernos por su gente, en donde únicamente sus proyectos y su enriquecimiento es el eje medular de sus administraciones.
Dejemos de culpar; preocupémonos por elegir correctamente antes de ir a votar, revisar las propuestas de cada uno, que en nosotros los ciudadanos recae el poder soberano de nuestro país, ya que tenemos gobernantes que no conocen nuestras leyes de manera eficiente, que no comprenden lo que una reforma puede afectar o beneficiar al país si no se ha realizado un análisis a fondo, que tenga como objetivo beneficiar a cada uno de nosotros en la misma medida.
En conclusión, nuestro país atraviesa una de las peores épocas políticas, en el que debemos pensar en un crecimiento económico, la seguridad, el desarrollo social, oportunidades laborales. Estamos ante el peor escenario en muchos años, y hoy más que nunca debemos razonar nuestro voto, dejar a un lado la opacidad. Tenemos dos meses para escuchar y cuestionarnos todas las propuestas, para que llegado el momento votemos con un verdadero conocimiento, responsabilidad y convicción de que ese candidato nos representará ser la mejor alternativa para nuestro México.
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