ACÁMBARO, Gto. (OEM-Informex).- Propietarios de inmuebles históricos que han sido catalogados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, han preferido dejarlos en el abandono para que el propio tiempo haga el trabajo de derrumbarlos y así puedan construir edificios a su gusto. Acámbaro cuenta con 71 edificios de este tipo, de los cuales, algunos ya han desaparecido en su totalidad.
Los edificios catalogados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tienen la función de que se conserven en su estructura primigenia, es decir, que no sufran alteraciones tanto en su dimensión espacial como en las fachadas.
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El investigador y maestro en restauración, Leonardo Amezcua Ornelas dio a conocer que la disposición del Instituto Nacional de Antropología e Historia es con la intención de que se conserve la memoria histórica de los pueblos para que las personas que los habitan tengan propiamente una identidad.
Dijo que “esa es la función primordial que tienen los inmuebles catalogados por el INAH y eso propiamente obliga a los propietarios a conservarlos con esas características; desafortunadamente el hecho de que se regule de alguna forma el patrimonio y que no se dejan hacer alteraciones provoca en ocasiones conflictos a los propietarios de manera económica, ya que no pueden disponer de ellos libremente para hacer en su lugar un edificio de departamentos o hacer más comercial el predio”.
Agregó que “debido a esto, muchos propietarios optan por abandonar sus inmuebles para que se destruyan con el tiempo y éstos a su vez, a la larga, construyan lo que ellos quieran en ese predio”.
Resaltó que como maestro en restauración de sitios y monumentos, considera que lo ideal sería que los municipios sacaran reglamentos donde a los inmuebles catalogados se les dé un estímulo fiscal con el pago de predial en el que tuvieran descuentos considerables de hasta un 50 por ciento para garantizar que los dueños puedan conservarlos y que de alguna manera sean rentables, porque de otra manera tienden a destruirse.
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“La clave de todo esto es que sean rentables para que se conserven estos patrimonios ya que de llegar al grado de destruirse podrían ser un gran peligro para la gente que pasa a los costados”.
Dentro de la ficha de catálogo de bien inmueble con valor cultural se tienen cerca de 71 edificios, de los cuales algunos ya han desaparecido en su totalidad, mientras que otros han sido restaurados con fines comerciales.
Entre los inmuebles con valor cultural se encuentra el edificio del siglo XVI que se ubica entre las calles Pípila, Pino Suárez y Jardín Nigromante, el cual se conserva totalmente con sus características virreinales aunque con algunas modificaciones en sus fachadas, porque a partir de la mitad del siglo XIX se subdividió en tres propiedades donde cada dueño le dio su propio estilo; sin embargo, su patio central, muros y habitaciones siguen siendo las del siglo XVI, XVII y XVIII.
De acuerdo a las investigaciones de Leonardo Amezcua Ornelas, este edificio en algún tiempo fue una Casa Real, inmueble histórico del siglo XVI donde sesionaron los ayuntamientos de ese entonces, la cual hoy la gente desconoce. Desafortunadamente la mitad de este edificio se encuentra destruida.
También, como referencia, se encuentra lo que alguna vez fue el hotel internacional que se ubicaba frente a los talleres del ferrocarril, el cual fue demolido en los años ochenta, estaba construido en un estilo ecléctico con perfiles de acero y muros de tabique rojo. Era un edificio propio de finales del siglo XIX, luego pasó a ser una unidad deportiva con locales comerciales y se dice que próximamente se construirá una gasolinera.
Otro inmueble catalogado que se encuentra totalmente en ruinas y que representa un riesgo para la ciudadanía es el edificio de la calle Matamoros esquina con Aldama el cual es una casona particular del siglo 19, realizada con muros de adobe y marcos de cantería perteneciente a la familia Escamilla.