CELAYA, Gto.- (OEM-Informex).- Hoy la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), analizará la demanda que presentó un ciudadano contra el ayuntamiento de Chocholá, perteneciente al estado de Yucatán, que busca prohibir los nacimientos en los espacios públicos del municipio, así como cualquier signo que haga alusión a una convicción religiosa específica e incluso solicita que se abstengan y no destinen recursos para la colocación de los mismos, sin embargo, de ser aprobado, sentaría un precedente para prohibir estas expresiones religiosas en todo el país.
Sobre este tema, el padre José Natanael Torres García, precisó que la Declaración de los Derechos Humanos, en el artículo 18 establece la libertad de pensamiento, conciencia y religión, de manera interna y privada como también externa y pública, por lo que, las expresiones en público, tal y como los nacimientos, no vulneran la identidad religiosa, ni el derecho de nadie.
“Sería contradictorio hacer leyes que vulneran los derechos inalienables, cosa que no tiene debate por lógica en ningún lugar y mucho menos en una Suprema Corte. Pero lamentablemente, en un gobierno laicista como el actual, la discusión ha abierto una nueva puerta al secularismo con el fin de ir restando presencia a la fe en la sociedad”.
Mencionó que existen personas en el país que están en contra de las marchas feministas o del orgullo LGBT+, sin embargo, no por eso dejan de hacerse, pero cuando se trata de temas de religión, dijo, parece que la clase política anticristiana está dispuesta a asumir cualquier pretexto para ir proponiendo proyectos que cada vez coartan más la fe.
“Como lo acontecido con el diputado Luévano al presentar un proyecto contra quienes antepongan la doctrina cristiana a la ideología de género bajo el discurso tan politizado de lo que llaman odio y homofobia. Recordemos que la obligación del estado laico es ser aconfesional”.
“Es decir, no profesar ningún credo religioso, sin embargo, esto no significa estar en contra de la fe, sino más bien de promoverla, porque es una dimensión intrínseca de todo ser humano y favorece la consecución del bien común; en este sentido, todo aquello que contribuya a la comunión, a la fraternidad y solidaridad, debe ser protegido por la ley y no vulnerado”.
El sacerdote, mencionó que el colocar nacimientos, hacer peregrinaciones o fiestas patronales que implican ciertas colaboraciones con el estado, como ponerse de acuerdo para el uso de espacios públicos o cuidar de los peregrinos, no son sinónimo de colusión, sino de colaboración, “cosa que los dirigentes actuales están malentendiendo”.
“Y se debe aceptar que en la sociedad los principios judeocristianos son aún la base de la sociedad tanto en su pensamiento como en sus costumbres, de ahí que, para muchas familias, poner el nacimiento sigue siendo algo bueno y normal”.
“Quizá el señor que se quejó debe ser fundamentalista religioso, en caso de serlo. ¿Cómo un nacimiento va a ser motivo de vulneración de un derecho personal, cuando éste lo ejerce libremente en su manera de pensar contra la fe católica?, es decir, a mí no me parece su pensamiento, pero no por eso le obligaré a dejar de pensar así, como yo también soy libre de poner mi nacimiento donde quiera y en acuerdo con quien sea porque es mi derecho”.
Espera que esta iniciativa de ley no pase, porque de hacerse, dijo que se estaría entrando al punto más alto de la irracionalidad política al estar más preocupados por estarse ocupando de algo tan secundario, mientras el país se cae a pedazos por evadir los temas fundamentales.
“Si se prohíbe esto, se prohibirán asimismo las procesiones, las peregrinaciones y muchas expresiones que son parte de nuestros pueblos, cosa que a muchos no parecerá y vendrá la desobediencia. Si los diputados siguen actuando de modo racional en la aplicación de la ley, dejarán pasar esto como un proyecto insostenible por todo el desorden que implica a futuro, y si de por sí ya no es una institución confiable para la gran mayoría, el Estado irá contra su esencia y se contradirá”.
Pidió a la Suprema Corte que vuelva a su esencia, a su origen, a las bases racionales, filosóficas y morales que sustentan el derecho positivo y a que se ocupen de los temas que verdaderamente preocupan no sólo a ellos, sino a todos, tal y como la violencia generalizada, el narcotráfico, los feminicidios, las adicciones, entre otras cosas, en lugar de ocuparse en discutir si prohíben los nacimientos o no.
“Que pongan los pies sobre la tierra y no hagan de ideologías antinatura la base de su institución”, concluyó el sacerdote.
