/ domingo 5 de mayo de 2019

Desmantelan en Argelia clan de Butefliika

Detienen al hermano del expresidente y dos generales, quienes son acusados de haber gobernado en la sombra

PARIS – La crisis de Argelia ingresó ayer en una etapa de definiciones con la detención del hermano del ex presidente Abdelaziz Buteflika y el comienzo de desmantelamiento del clan familiar que gobernó el país durante los últimos 30 años.

La policía detuvo a Said Buteflika, que actuó en la penumbra del poder como un auténtico Rasputín desde que el presidente sufrió un ataque cerebral en 2013 que le dejó incapacitado para gobernar. Junto con Said, también fueron arrestados dos importantes militares que, durante las últimas décadas, integraban la cúpula del establishment que controlaba todos los resortes del poder en Argelia. Se trata del general Mohamed Mediene, alias 'Tufik' (de 79 años), que durante más de un cuarto de siglo dirigió —con astucia y ferocidad— los servicios de inteligencia argelinos, considerados como uno de los más eficientes de la cuenca mediterránea. Al mismo tiempo fue encarcelado su sucesor, el general Athman Tartag, alias 'Bashir' (69), que en 2015 complotó con Buteflika para destituir a 'Tufik' y asumir la coordinación del Departamento de Inteligencia y Seguridad (DRS). Un año después, en enero de 2016, fue ascendido a ministro consejero del presidente encargado de los Asuntos de Seguridad, mientras que el DRS fue transformado en Departamento de Vigilancia y Seguridad (DSS).

Los tres detenidos fueron colocados bajo custodia de los servicios del Departamento de Inteligencia y Seguridad (DGSI), que investiga sus actividades. El comportamiento de ese clan al frente del gobierno había sido denunciado por el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Ahmed Gaid Salah, rival acérrimo del clan Buteflika. El alto militar había indicado en varias oportunidades que ese clan mantenía “sospechosas reuniones secretas para conspirar en relación con las reivindicaciones del pueblo”.

Concretamente, el general había acusado públicamente a 'Toufik' de conplotar contra las fuerzas armadas y contra el movimiento popular de protesta y le había exigido que cesara sus actividades. Said Buteflika, por su parte, también fue acusado por Salah, que lo calificó de “jefe de la mafia que estaba saqueando” el país.

Por lo demás, los dos militares detenidos ayer habían sido figuras clave en la virtual guerra civil contra el terrorismo islamista. Los servicios de inteligencia tuvieron una participación crucial durante la denominada “década sangrienta”, en los años 1990. En esa época, tanto las fuerzas armadas como las milicias islamistas perpetraron masacres, detenciones arbitrarias, torturas y ejecuciones sumarias. Ese conflicto concluyó con un saldo estimado de 150.000 a 200.000 muertos y provocó un trauma colectivo que aún perdura en Argelia.

Los acontecimientos de este sábado parecen indicar que, después de haber obtenido el 2 de abril la renuncia del presidente Buteflika, ahora el general Ahmed Gaid Salah decidió profundizar el desmantelamiento del clan en un esfuerzo por “purificar” el sector del régimen que controla el poder. Aparentemente consolidado como hombre fuerte del ejército, el militar procura apaciguar la presión popular acumulada tras 11 semanas de manifestaciones populares que reclaman elecciones libres, pleno ejercicio de las libertades y destitución de todos los personajes vinculados al régimen de Buteflika.

A fin de restaurar la confianza del pueblo, Salah prometió combatir el sistema de corrupción instaurado por la familia Buteflika y sus cómplices. En las últimas semanas, la policía —visiblemente empujada por las fuerzas armadas— detuvo a numerosos oligarcas que controlaban los principales resortes de la economía argelina.

Entre los detenidos figuran Ali Haddad, ex presidente de la central empresaria FCE, así como Issad Rebrab, considerado como el hombre más rico del país, propietario del grupo Cevital que emplea 18.000 personas en los sectores de la electrónica, siderurgia, electrodomésticos y construcción. En la misma redada cayeron cuatro hermanos de la poderosa familia Kuninef, dueña del conglomerado KouGC, especializado en ingeniería civil, hidráulica y construcción.

Esa serie de detenciones parece indicar que no se trata solo de un reemplazo de las fracciones dominantes del gobierno, sino de un movimiento más vasto de reconfiguración en la cúspide de poder.

PARIS – La crisis de Argelia ingresó ayer en una etapa de definiciones con la detención del hermano del ex presidente Abdelaziz Buteflika y el comienzo de desmantelamiento del clan familiar que gobernó el país durante los últimos 30 años.

La policía detuvo a Said Buteflika, que actuó en la penumbra del poder como un auténtico Rasputín desde que el presidente sufrió un ataque cerebral en 2013 que le dejó incapacitado para gobernar. Junto con Said, también fueron arrestados dos importantes militares que, durante las últimas décadas, integraban la cúpula del establishment que controlaba todos los resortes del poder en Argelia. Se trata del general Mohamed Mediene, alias 'Tufik' (de 79 años), que durante más de un cuarto de siglo dirigió —con astucia y ferocidad— los servicios de inteligencia argelinos, considerados como uno de los más eficientes de la cuenca mediterránea. Al mismo tiempo fue encarcelado su sucesor, el general Athman Tartag, alias 'Bashir' (69), que en 2015 complotó con Buteflika para destituir a 'Tufik' y asumir la coordinación del Departamento de Inteligencia y Seguridad (DRS). Un año después, en enero de 2016, fue ascendido a ministro consejero del presidente encargado de los Asuntos de Seguridad, mientras que el DRS fue transformado en Departamento de Vigilancia y Seguridad (DSS).

Los tres detenidos fueron colocados bajo custodia de los servicios del Departamento de Inteligencia y Seguridad (DGSI), que investiga sus actividades. El comportamiento de ese clan al frente del gobierno había sido denunciado por el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Ahmed Gaid Salah, rival acérrimo del clan Buteflika. El alto militar había indicado en varias oportunidades que ese clan mantenía “sospechosas reuniones secretas para conspirar en relación con las reivindicaciones del pueblo”.

Concretamente, el general había acusado públicamente a 'Toufik' de conplotar contra las fuerzas armadas y contra el movimiento popular de protesta y le había exigido que cesara sus actividades. Said Buteflika, por su parte, también fue acusado por Salah, que lo calificó de “jefe de la mafia que estaba saqueando” el país.

Por lo demás, los dos militares detenidos ayer habían sido figuras clave en la virtual guerra civil contra el terrorismo islamista. Los servicios de inteligencia tuvieron una participación crucial durante la denominada “década sangrienta”, en los años 1990. En esa época, tanto las fuerzas armadas como las milicias islamistas perpetraron masacres, detenciones arbitrarias, torturas y ejecuciones sumarias. Ese conflicto concluyó con un saldo estimado de 150.000 a 200.000 muertos y provocó un trauma colectivo que aún perdura en Argelia.

Los acontecimientos de este sábado parecen indicar que, después de haber obtenido el 2 de abril la renuncia del presidente Buteflika, ahora el general Ahmed Gaid Salah decidió profundizar el desmantelamiento del clan en un esfuerzo por “purificar” el sector del régimen que controla el poder. Aparentemente consolidado como hombre fuerte del ejército, el militar procura apaciguar la presión popular acumulada tras 11 semanas de manifestaciones populares que reclaman elecciones libres, pleno ejercicio de las libertades y destitución de todos los personajes vinculados al régimen de Buteflika.

A fin de restaurar la confianza del pueblo, Salah prometió combatir el sistema de corrupción instaurado por la familia Buteflika y sus cómplices. En las últimas semanas, la policía —visiblemente empujada por las fuerzas armadas— detuvo a numerosos oligarcas que controlaban los principales resortes de la economía argelina.

Entre los detenidos figuran Ali Haddad, ex presidente de la central empresaria FCE, así como Issad Rebrab, considerado como el hombre más rico del país, propietario del grupo Cevital que emplea 18.000 personas en los sectores de la electrónica, siderurgia, electrodomésticos y construcción. En la misma redada cayeron cuatro hermanos de la poderosa familia Kuninef, dueña del conglomerado KouGC, especializado en ingeniería civil, hidráulica y construcción.

Esa serie de detenciones parece indicar que no se trata solo de un reemplazo de las fracciones dominantes del gobierno, sino de un movimiento más vasto de reconfiguración en la cúspide de poder.

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