PARÍS, Francia.- Corea del Norte es un “Estado nuclear”, como sostuvo la propaganda del régimen después del lanzamiento de un nuevo tipo de misil balístico, capaz de llegar a cualquier ciudad de Estados Unidos. Pero aún no puede ser considerado como una potencia atómica del mismo nivel que Estados Unidos, Rusia, Francia, Gran Bretaña, China, India, Pakistán y –aunque no existen pruebas oficiales– probablemente Israel.
“Para que el régimen de Pyongyang pueda ser considerado como una verdadera amenaza nuclear, no alcanza con disparar un proyectil a cuatro mil 475 km de altitud, como hizo el martes pasado”, advirtió Michael Elleman, experto del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres.
Algunos expertos franceses calculan que es posible que Corea del Norte haya logrado miniaturizar una ojiva rudimentaria para ser transportada por un cohete junto con otras cargas nucleares. Pero, al mismo tiempo, estiman que no es suficientemente destructiva como para ser embarcada en un ICBM (misil balístico intercontinental).
La miniaturización permite, por lo demás, crear el efecto racimo, necesario para garantizar su efectividad. Ese tipo de ataque se acompaña con la proyección de señuelos para “enceguecer” los sistemas de defensa. La segunda duda concierne los materiales para proteger la cabeza del ICBM en el descenso y si domina la tecnología necesaria para realizar el difícil reingreso a la atmósfera. El retorno en un ángulo erróneo puede provocar la destrucción del misil. El tercer imperativo es demostrar la precisión de sus capacidades balísticas.
“Corea del Norte todavía no responde totalmente a esas exigencias. Pero todo muestra que no está lejos de alcanzar une capacidad operativa de ataque intercontinental”, teme Antoine Bondaz, experto en geopolítica asiática en la Fundación de Investigaciones Estratégicas con sede en París.
En definitiva, “el fondo del problema no es saber si el régimen de Kim Jong-un es una potencia nuclear, sino cuando alcanzará ese status. Es una cuestión de tiempo, probablemente menos de un año”, estima Juliette Morillot, una de las mejores especialistas francesas en Corea del Norte.
ESTRATEGIA DE DOUBLEFREEZE
La duda que atenaza a EU y a las otras grandes potencias reside en saber hasta dónde está dispuesto a llevar su desafío el dictador norcoreano. La hipótesis más verosímil, suponen, es que Kim Jong-un quiera forzar las condiciones para conducir a EU y China a una mesa de negociaciones con el objetivo final de obtener una forma de reconocimiento de su “potencialidad” nuclear sin necesidad de tener que probar que posee realmente el poder.
El núcleo de la negociación que buscan los diplomáticos de Pyongyang es obtener el llamado doublefreeze (doble congelamiento). Esa idea, inicialmente propuesta por China y luego apoyada por Rusia, consiste en que Corea del Norte aceptaría interrumpir sus actividades nucleares y misilísticas a cambio de que Estados Unidos y Corea del Sur suspendan sus ejercicios militares conjuntos.
Ese acuerdo presenta el inconveniente de ser difícilmente verificable, debido al hermetismo del régimen norcoreano, que no admitirá la presencia de inspectores. En segundo término, el costo de no respeto no es simétrico para Estados Unidos y Corea del Norte.
Para que un acuerdo de esa naturaleza sea creíble es imprescindible la participación china. ¿Es por esa razón que el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, general Joseph Dunford, viajó a Pekín? Además, en medio de esta nueva crisis norcoreana, generales chinos y norteamericanos se reunieron precisamente ayer en Washington para examinar “cuestiones de seguridad”.
“Estamos examinando cómo manejar las crisis, prever errores de cálculo y prevenir riesgos de malentendidos”, declaró el general Dunford, que -decididamente- parece estar jugando un papel de primera importancia. OEM-Informex