/ lunes 1 de abril de 2024

Prospectiva

Las campañas y las peleas domésticas

Es una realidad que las campañas electorales han sido procesos atípicos en los que se han involucrado de manera definitiva los partidos políticos que hoy, lamentablemente no tienen la credibilidad, ni la cantidad de votos para liderar los procesos internos a las coaliciones.

Las candidatas presidenciales que hoy generan las expectativas, y en cierto modo mantienen la polarización en la opinión pública de los mexicanos, encabezan unas alianzas, mas no parece que encabecen las estrategias con las cuales puedan ganar el proceso electoral, es decir, tanto Claudia SheinbaumcComo Xóchitl Gálvez tienen la responsabilidad de encabezar los procesos de su propia elección, pero también de las elecciones para los poderes legislativos para las presidencias municipales y para algunas gubernaturas en el país, lo cual no es un asunto menor.

En el caso de los partidos políticos, hay algunos que cargan con una preocupación especial: El riesgo de perder el registro como partido político, es decir, el riesgo de que se termine el negocio que representa ser propietario de un partido político, como los casos del Partido del Trabajo, del Partido Verde Ecologista de México, del Partido Nueva Alianza, del Partido de la Revolución Democrática y algunas otras representaciones populares de menor envergadura en las entidades; esta es una de las consecuencias, quizá la más importante de establecer alianzas y correr el riesgo de que quien liderea la propuesta de una alianza lleve un mayor número de votos a uno de los partidos aliados y los otros no logren el mínimo porcentaje para permanecer en contiendas posteriores.

En el primer tercio de las campañas electorales no se notaron los conflictos internos y la cobertura que tiene tanto para recursos como para estrategias y apoyos institucionales pareció como dormida, pero los partidos han dedicado el último mes a negociaciones internas para sacar adelante sus más desgastados, menos convincentes.

Es innegable que la alianza que representa Sheinbaum cuenta con la campaña paralela operada desde el Palacio Nacional por el presidente López y por supuesto en cada uno de los 22 estados donde los gobernadores son militantes del partido Morena, el caso de la alianza que representa la candidata Gálvez cuenta con una propuesta amplia, de presencia nacional y la suma de afectados por los desastres que provoca la actual administración del gobierno de la República y que impacta en los principales servicios a los que tienen derecho los mexicanos y, por supuesto la responsabilidad y obligación por parte del gobierno en turno.

Es probable estimado lector que le llame la atención que no dedique una sola línea al candidato Álvarez Máynez pero estará de acuerdo con su servidor en que los porcentajes que representa su proceso interno, no son significativos por encima de un 3% de intención de voto, es decir, hasta el momento el partido Movimiento Ciudadano tiene sólo posibilidades de no perder el registro, lo cual sería una verdadera tragedia para su propietario el senador Dante Delgado y a pesar de que tiene la posibilidad de ganar algunas posiciones en Jalisco y Nuevo León, corre el riesgo de que no le alcance para conseguir el 3% de la intención de voto a nivel nacional, con lo cual conservaría su registro para una siguiente contiende electoral, y desde luego seguiría contando con los recursos públicos con los cuales se administran las estructuras de los partidos políticos en México; dicho de otro modo, a menos que suceda algo verdaderamente extraordinario...

Este proceso electoral es entre dos y casi cumpliéndose el primer tercio de las campañas presidenciales no parece que suceda nada como para pensar en que se agregue una tercera posibilidad, el candidato de la nueva política ha resultado tan añejo como las propuestas del partido Morena que se ha encargado de recoger lo que emigró de los otros partidos y que ahora representan los conflictos internos en los partidos aliados.

Una vez que se ha agotado los primeros 30 días de las campañas presidenciales, que estamos a punto de presenciar el primer debate entre los candidatos, y que iniciarán los procesos electorales de todas las demás campañas, pues han aparecido los conflictos internos de los partidos que por supuesto dejaron solas a las candidatas presidenciales porque no acababan de resolver sus listas, plurinominales, y desde luego las candidaturas a los poderes legislativos y a los gobiernos de los estados y los municipios en donde quieren tener preferencia por los candidatos que ya se habían negociado con anterioridad.

No me refiero a las negociaciones con los liderazgos de la sociedad para proponer nuevas alternativas, simplemente caras nuevas en el marco de las alianzas; ¿desgraciadamente tengo que referirme a los desgastes y conflictos internos que se generan por las luchas de poder entre los beneficiarios del control interno de los partidos?

En la opinión pública, podríamos decir que estamos extrañados de que habiéndose animado a participar en los procesos electorales, una importantísima cantidad de líderes sociales mexicanos, simplemente no fueron tomados en cuenta.

Los dirigentes, dueños, gerentes de los partidos políticos, actuaron más en la línea de resolver los compromisos internos de sus partidos que la aportación ciudadana, que tanta falta hace en un proceso político electoral, en donde lo que está en juego es la identidad del Estado mexicano, es decir estamos ante un proceso electoral, donde lo que se juega es la continuidad de un ejercicio de Gobierno de un autócrata y su candidata que ofrece continuidad, es decir, seguir en el proceso de deterioro del Estado mexicano o la propuesta de recuperar un estado democrático donde los mexicanos puedan elegir, decidir, actuar, vivir en libertad.

A partir de esta semana, veremos todas las agendas electorales en juego. Sumando nuevos procesos a las campañas presidenciales y podremos constatar cómo los conflictos internos a los partidos serán el tema de conversación entre los mexicanos, al darnos cuenta que se han cancelado candidaturas, que se han modificado muchas veces las propuestas de regidurías y sindicaturas en los municipios, que se han subido y bajado nombres en las listas plurinominales, que hay demandas de militantes contra sus propios partidos, porque no les cumplieron con lo que les habían prometido, que en algunos puntos del país se están fraguando campañas paralelas porque no están de acuerdo con los liderazgos locales, y todos esos desgastes que son como la mayor ironía de los procesos electorales que hoy vive el país, mientras los mexicanos van subiendo su interés por los procesos políticos presidenciales, los partidos mostrando su pequeñez y su falta de miras, se desgastan en procesos internos, sin ver que en el horizonte político de nuestro país lo que está en juego es la identidad del Estado mexicano.

No nos debería de extrañar que quienes cambiaron de siglas, de principios ideológicos, de valores políticos o quienes han permanecido en sus partidos, pero haciendo valer el más vil de los pragmatismos políticos. Durante las próximas semanas serán la materia de la contienda electoral.

Espero que les alcance el tiempo para recapacitar en el proceso electoral mismo, donde hay un porcentaje muy alto de mexicanos que siguen sin darse cuenta del desastre de país en el que vivimos.

Quizá porque han sido víctimas de ese desastre siempre. Hay una candidata que en el 80% de sus discursos, propone, ofrece, enfatiza en ser quien encabeza la continuidad de la actual administración Federal, es decir una candidata que no tiene empacho ni ser ruboriza para decir: soy la propuesta para la continuidad del desastre.

Los mexicanos que no ven este desastre, en su mayoría, ven el beneficio de la ayuda directa del dinero que reciben a través de los programas de gasto social.

Lo verdaderamente patético es que haya candidatos de la oposición que tengan discursos de ofertas de recursos vía gasto social como si hoy el futuro del país tuviera un eje fundamental: competir para ver quién consigue los votos de los mexicanos que están esperando qué les van a ofrecer en efectivo y cómo le pueden hacer para recibir el dinero de los programas de gasto social, tanto del gobierno de la República como del gobierno del Estado como de los gobiernos municipales, y si algún legislador cree que puede seguir haciendo campaña, con promesas de repartir dinero, pues también agregar el dinero que repartan los legisladores.

¡Felices pascuas de resurrección!

Hasta la próxima en PROSPECTIVA.

José Gerardo Mosqueda Martínez

gmg@gerardomosqueda.com.mx

Las campañas y las peleas domésticas

Es una realidad que las campañas electorales han sido procesos atípicos en los que se han involucrado de manera definitiva los partidos políticos que hoy, lamentablemente no tienen la credibilidad, ni la cantidad de votos para liderar los procesos internos a las coaliciones.

Las candidatas presidenciales que hoy generan las expectativas, y en cierto modo mantienen la polarización en la opinión pública de los mexicanos, encabezan unas alianzas, mas no parece que encabecen las estrategias con las cuales puedan ganar el proceso electoral, es decir, tanto Claudia SheinbaumcComo Xóchitl Gálvez tienen la responsabilidad de encabezar los procesos de su propia elección, pero también de las elecciones para los poderes legislativos para las presidencias municipales y para algunas gubernaturas en el país, lo cual no es un asunto menor.

En el caso de los partidos políticos, hay algunos que cargan con una preocupación especial: El riesgo de perder el registro como partido político, es decir, el riesgo de que se termine el negocio que representa ser propietario de un partido político, como los casos del Partido del Trabajo, del Partido Verde Ecologista de México, del Partido Nueva Alianza, del Partido de la Revolución Democrática y algunas otras representaciones populares de menor envergadura en las entidades; esta es una de las consecuencias, quizá la más importante de establecer alianzas y correr el riesgo de que quien liderea la propuesta de una alianza lleve un mayor número de votos a uno de los partidos aliados y los otros no logren el mínimo porcentaje para permanecer en contiendas posteriores.

En el primer tercio de las campañas electorales no se notaron los conflictos internos y la cobertura que tiene tanto para recursos como para estrategias y apoyos institucionales pareció como dormida, pero los partidos han dedicado el último mes a negociaciones internas para sacar adelante sus más desgastados, menos convincentes.

Es innegable que la alianza que representa Sheinbaum cuenta con la campaña paralela operada desde el Palacio Nacional por el presidente López y por supuesto en cada uno de los 22 estados donde los gobernadores son militantes del partido Morena, el caso de la alianza que representa la candidata Gálvez cuenta con una propuesta amplia, de presencia nacional y la suma de afectados por los desastres que provoca la actual administración del gobierno de la República y que impacta en los principales servicios a los que tienen derecho los mexicanos y, por supuesto la responsabilidad y obligación por parte del gobierno en turno.

Es probable estimado lector que le llame la atención que no dedique una sola línea al candidato Álvarez Máynez pero estará de acuerdo con su servidor en que los porcentajes que representa su proceso interno, no son significativos por encima de un 3% de intención de voto, es decir, hasta el momento el partido Movimiento Ciudadano tiene sólo posibilidades de no perder el registro, lo cual sería una verdadera tragedia para su propietario el senador Dante Delgado y a pesar de que tiene la posibilidad de ganar algunas posiciones en Jalisco y Nuevo León, corre el riesgo de que no le alcance para conseguir el 3% de la intención de voto a nivel nacional, con lo cual conservaría su registro para una siguiente contiende electoral, y desde luego seguiría contando con los recursos públicos con los cuales se administran las estructuras de los partidos políticos en México; dicho de otro modo, a menos que suceda algo verdaderamente extraordinario...

Este proceso electoral es entre dos y casi cumpliéndose el primer tercio de las campañas presidenciales no parece que suceda nada como para pensar en que se agregue una tercera posibilidad, el candidato de la nueva política ha resultado tan añejo como las propuestas del partido Morena que se ha encargado de recoger lo que emigró de los otros partidos y que ahora representan los conflictos internos en los partidos aliados.

Una vez que se ha agotado los primeros 30 días de las campañas presidenciales, que estamos a punto de presenciar el primer debate entre los candidatos, y que iniciarán los procesos electorales de todas las demás campañas, pues han aparecido los conflictos internos de los partidos que por supuesto dejaron solas a las candidatas presidenciales porque no acababan de resolver sus listas, plurinominales, y desde luego las candidaturas a los poderes legislativos y a los gobiernos de los estados y los municipios en donde quieren tener preferencia por los candidatos que ya se habían negociado con anterioridad.

No me refiero a las negociaciones con los liderazgos de la sociedad para proponer nuevas alternativas, simplemente caras nuevas en el marco de las alianzas; ¿desgraciadamente tengo que referirme a los desgastes y conflictos internos que se generan por las luchas de poder entre los beneficiarios del control interno de los partidos?

En la opinión pública, podríamos decir que estamos extrañados de que habiéndose animado a participar en los procesos electorales, una importantísima cantidad de líderes sociales mexicanos, simplemente no fueron tomados en cuenta.

Los dirigentes, dueños, gerentes de los partidos políticos, actuaron más en la línea de resolver los compromisos internos de sus partidos que la aportación ciudadana, que tanta falta hace en un proceso político electoral, en donde lo que está en juego es la identidad del Estado mexicano, es decir estamos ante un proceso electoral, donde lo que se juega es la continuidad de un ejercicio de Gobierno de un autócrata y su candidata que ofrece continuidad, es decir, seguir en el proceso de deterioro del Estado mexicano o la propuesta de recuperar un estado democrático donde los mexicanos puedan elegir, decidir, actuar, vivir en libertad.

A partir de esta semana, veremos todas las agendas electorales en juego. Sumando nuevos procesos a las campañas presidenciales y podremos constatar cómo los conflictos internos a los partidos serán el tema de conversación entre los mexicanos, al darnos cuenta que se han cancelado candidaturas, que se han modificado muchas veces las propuestas de regidurías y sindicaturas en los municipios, que se han subido y bajado nombres en las listas plurinominales, que hay demandas de militantes contra sus propios partidos, porque no les cumplieron con lo que les habían prometido, que en algunos puntos del país se están fraguando campañas paralelas porque no están de acuerdo con los liderazgos locales, y todos esos desgastes que son como la mayor ironía de los procesos electorales que hoy vive el país, mientras los mexicanos van subiendo su interés por los procesos políticos presidenciales, los partidos mostrando su pequeñez y su falta de miras, se desgastan en procesos internos, sin ver que en el horizonte político de nuestro país lo que está en juego es la identidad del Estado mexicano.

No nos debería de extrañar que quienes cambiaron de siglas, de principios ideológicos, de valores políticos o quienes han permanecido en sus partidos, pero haciendo valer el más vil de los pragmatismos políticos. Durante las próximas semanas serán la materia de la contienda electoral.

Espero que les alcance el tiempo para recapacitar en el proceso electoral mismo, donde hay un porcentaje muy alto de mexicanos que siguen sin darse cuenta del desastre de país en el que vivimos.

Quizá porque han sido víctimas de ese desastre siempre. Hay una candidata que en el 80% de sus discursos, propone, ofrece, enfatiza en ser quien encabeza la continuidad de la actual administración Federal, es decir una candidata que no tiene empacho ni ser ruboriza para decir: soy la propuesta para la continuidad del desastre.

Los mexicanos que no ven este desastre, en su mayoría, ven el beneficio de la ayuda directa del dinero que reciben a través de los programas de gasto social.

Lo verdaderamente patético es que haya candidatos de la oposición que tengan discursos de ofertas de recursos vía gasto social como si hoy el futuro del país tuviera un eje fundamental: competir para ver quién consigue los votos de los mexicanos que están esperando qué les van a ofrecer en efectivo y cómo le pueden hacer para recibir el dinero de los programas de gasto social, tanto del gobierno de la República como del gobierno del Estado como de los gobiernos municipales, y si algún legislador cree que puede seguir haciendo campaña, con promesas de repartir dinero, pues también agregar el dinero que repartan los legisladores.

¡Felices pascuas de resurrección!

Hasta la próxima en PROSPECTIVA.

José Gerardo Mosqueda Martínez

gmg@gerardomosqueda.com.mx

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