CELAYA, Gto.- (OEM-Informex).- El celular, familias disfuncionales, falta de disciplina, mamás sobreprotectoras, ambiente anticlerical y falta de servicio son los principales motivos por los que los jóvenes abandonan el Seminario Diocesano, mencionó el Obispo de la Diócesis de Celaya, Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, quien añadió que esta deserción se da un 80% en el seminario menor y un 20% en el seminario mayor, sin embargo, destacó que para evitar que estos porcentajes incrementen hay un equipo de sacerdotes que se encargan de atender las distintas dimensiones del ser de cada joven.
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El obispo explicó que cuando un joven entra al seminario menor, realiza su preparatoria, actualmente la capacidad es de 60 jóvenes pero generalmente llegan 30, sin embargo, este año se esperan 50, lo cual considera un foro estable.
Cuando concluyen pasan al área de Introductorio o propedéutico alrededor de 10 a 12 por año, donde los jóvenes se encuentran durante un año en discernimiento vocacional en San Martín de Terreros; posteriormente, pasan al Seminario Mayor, lugar donde realizan tres años de filosofía y cuatro de teología, esta etapa es equivalente a hacer la universidad.
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Al concluir, se esperan ordenar como sacerdotes entre cinco y seis jóvenes. Lo cual dijo, es un buen número para tener un cambio generacional, es decir, para suplir a los sacerdotes que se jubilan al cumplir 75 años, a los que se enferman física y psicológicamente y no están aptos, también para suplir temporalmente a quienes se fueron a otro país a estudiar, a quienes se enferman o incluso a los que se mueren. Por tal motivo, aseguró, que es necesario que estos promedios se mantengan, ya que sí se pueden mantener.
DESERCIÓN
En cuanto a la deserción, Monseñor Aguilar Ledesma comentó que existen varias razones, la principal el celular y una vida con una familia disfuncional, y es que aseguró, llegan con desorden y adicción al celular, por lo que, al estar en un lugar donde se les pone disciplina, reglas y horarios para levantarse, comer, tender su cama, estar en clases, jugar y para ver el celular los jóvenes no aguantan.
A detalle, quienes tienen adición al celular, dijo, son más propensos a perder la concentración, la creatividad, se vuelven distraídos, no tienen capacidad de retención de memoria, no tienen comprensión lectora, ni lectura rápida.
“Otro punto que es difícil para los jóvenes es que muchos que vienen de mamás solteras, porque no han cortado el cordón umbilical, la mamá es muy posesiva, quiere estar ahí, quiere verlo cada tercer día en el seminario, entonces el joven sufre y se regresa por ver sufrir a la mamá”.
Comentó que el ambiente anticlerical les ha afectado mucho, por tal motivo, lamentó que existan algunos anti testimonios por parte de sacerdotes que han pegado a la sociedad y desanimado a algunos”.
De igual forma, falta capacidad de servicio comenzando con el voluntariado en Protección Civil, Cruz Roja, Scoutts. Ser sacerdote “implica voluntariado, es prestar tu vida y tu tiempo para servir”, pero los jóvenes y dentro del ritmo de su juventud, prefieren los antros y las fiestas.
A pesar de todo este diagnóstico “medio pesimista, hay signos de esperanza. Se ha hecho el esfuerzo, se hace la promoción en las jornadas vocacionales, con el proyecto Seminaristas en Familia (SEMFAM) y en las redes sociales.
EVITAN QUE INCREMENTE DESERCIÓN
Para evitar que incremente la deserción, comentó, “existe un equipo de sacerdotes que se encargan de atender las distintas dimensiones, nosotros la parte humana, espiritual, académica y pastoral. Hay un vicerrector y alguien que está al pendiente de ellos, hay un acompañamiento. Aparte de clases y todo lo que tienen que llevar también se les da ayuda psicológica y hay un equipo con el que se acompaña el proceso vocacional”.
También se realiza promoción vocacional y trabajos intensos en ellas para acercar a más jóvenes al seminario para que encuentren su vocación en el servicio a los demás.