CELAYA, Gto.- Por la madrugada de este miércoles falleció a los 92 años de edad la distinguida empresaria y benefactora María Agripina Hernández de Hernández, dejando a sus hijas e hijos, así como a nietas y nietos como principal legado el amor y respeto al trabajo, disciplina, dedicación al estudio, solidaridad con el prójimo; y de igual manera, a través de la oración, les enseñó el principio de la fortaleza espiritual para soportar circunstancias de profunda tristeza como la que transita la familia en estos momentos.
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María Agripina Hernández de Hernández nació el 23 de junio de 1931, en Tizayuca, Hgo. Después de un largo noviazgo, en aquellos tiempos en donde se acostumbraban las serenatas, en 1949 se casa con René Hernández Archundia, y ya en Celaya, emprenden en diferentes empresas de refacciones, restaurantes y servicios.
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Sus trece hijos, cuatro mujeres y nueve hombres, así como 33 nietos, 21 bisnietos y 2 tataranietos, despertaron hoy con el profundo dolor de su partida, lo que unió más a la familia para darle el último adiós.
Familiares, amigos, conocidos, empresarios, restauranteros y un gran número de celayenses que conocieron su espíritu emprendedor, se unen a la pena de la familia y se congregarán en la Funeraria San Rafael, ubicada en la calle Guillermo Prieto, número 306, Sala Gardenia, de la colonia Alameda, en donde será velada a partir de las 14 horas de hoy, miércoles, 3 de enero.
Hace 16 años partió Don René Hernández Archundia, y hoy, nuevamente, la familia vive el doloroso adiós del segundo gran pilar de la familia, María Agripina Hernández de Hernández, pero todos saben con certeza que ambos espíritus se unieron en el plano de la luz divina.
En el último responso, en recogimiento espiritual, familiares, amigos y conocidos, recuerdan a la empresaria y benefactora María Agripina Hernández de Hernández, como una luchadora incansable por las familias celayenses.
Siendo parte del grupo La Casita “Regnum Christi”, pudo llegar a miles de familias más necesitadas para ofrecerles no sólo el apoyo material, sino moral y espiritual, lo que también le permitió tener grandes amistades de invaluable calidad moral.
Sus cuatro hijas y nueve hijos, la mayoría de ellos profesionistas y empresarios, así como los nietos, bisnietos y tataranietos, se unirán en oración para despedirse durante la misa de cuerpo, pero saben con plena certidumbre que María Agripina Hernández de Hernández vive en cada uno de ellos, y su legado de amor al trabajo y al estudio permanecerá por siempre en cada acto de sus descendientes.
