CELAYA, Gto.- (OEM-Informex).- En Celaya, así como en muchas comunidades de nuestro país, la navidad es una época llena de alegría y dicha, en donde los festejos decembrinos y las convivencias hacen de este mes, quizá el más distintivo del año. Pero en muchos hogares, la falta de recursos económicos merman y opacan la luz de estas fiestas, pues el hambre, el frío o las necesidades básicas de la gente más vulnerable no se ven cubiertas; en situaciones precarias, de duelo y de pobreza, es difícil disfrutar de la navidad
Cuatro niños de la colonia Santa Rita temen que en esta ocasión no sean visitados por los Reyes Magos, porque su madre murió hace un mes, el tío necesita de hemodiálisis que cuestan hasta mil 500 pesos cada una, y la abuela encargada de ellos pepena plástico para venderlo y sobrevivir.
Después de salir de un cuarto construido de cartón, plástico y madera, la señora María González contó que hace un mes murió su hija Norma Alicia Cárdenas, dejando en orfandad a sus dos pequeños Nathalia Estefani Jiménez Cardenas, de 10 años, y a Jorge Luis Jiménez, que va en primero de secundaria.
La señora María dijo ser madre soltera, y sus hijos son Monserrat González de 9 años de edad, va en tercer grado; María del Carmen, de 10 años de edad, y va en cuarto grado; y el hermano mayor, José Alfredo González, de 21 años de edad, y por su situación de insuficiencia renal no puede trabajar y tampoco estudiar.
Los hermanos Nathalia y Jorge Luis comentaron que el año pasado les amaneció de los Reyes Magos una pelota de plástico, para su hermano, y para ella una muñeca de trapo; pero fue suficiente porque en ese entonces tenían el cariño de su madre que las cuidaba con un gran amor.
Pero ahora en que su mamá falleció hace apenas un año, de un paro respiratorio, y al no tener padre, sienten una gran tristeza no sólo por la ausencia de su mamá, sino porque tal vez no lleguen los Reyes Magos para los niños que no tienen padres.
Mi mamá nos ayudaba a escribir las cartas para los Reyes Magos. Entre todos arrancábamos las hojas del cuaderno de la escuela y nos poníamos a escribir, pero mi mamá nos corregía, y nos ayudaba para hacer dibujitos, porque dice que a los Reyes Magos quieren mucho a los niños que estudian y dibujanPequeñita Nathalia
La señora María comentó que vive de pepenar en las bolsas de basura y junta botellas de plástico, así como cartón y todo tipo de alambres, para juntarlo en el angosto patio de la casa y después venderlo.
También lava ropa de personas ajenas, y hace el quehacer en casas, para que, junto con lo que vende de plásticos, conseguir para comer y sobrevivir, por lo que lamenta desde lo profundo del corazón no poder hacer las cartas para que lleguen a casa los Reyes Magos.
“Los Reyes Magos no vendrán a casa, porque está bien pobre, porque tenemos apenas un fogón, un cuarto para las niños y un cuarto para los niños. La casa es bien pobre, y los Reyes Magos merecen entrar a una casa de por lo menos de piso”, dijo la señora e inclinó el rostro para tallar la punta de su zapato con la tierra seca.
El joven José Alfredo comentó que, en su caso, acude al templo a pedir cooperación para juntar para su diálisis; y con el permiso del obispo de la Diócesis de Celaya, se acerca a la catedral para que lo socorra la gente.
Las tres pequeñas Monserrat, María del Carmen y Nathalia Estéfania, coincidieron en pedir una muñeca, juegos de té, ropa, zapatos, tenis, calcetas para la escuela, ropa, y la mochila para la escuela.
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