CELAYA, Gto.- Con la firme convicción de llevar consuelo y esperanza a los enfermos, Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, Obispo de la Diócesis de Celaya, junto con el equipo de Pastoral de la Salud, visitaron el Hospital General de Celaya, lugar donde acudieron, de manera especial, al área oncológica para ser testigos de que Maiary, Dulce María y América vencieron al cáncer. Todas ellas tocaron la campana de la victoria.
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El padre Carlos Sandoval Rangel, mencionó que la visita se dio como parte de la “Jornada Mundial del Enfermo” que celebró la Iglesia el 11 de febrero, por iniciativa de los integrantes de la Pastoral de Salud, la cual es coordinada por la hermana Electra Perianes. “Al hospital venimos los sacerdotes a confesar y a dar la comunión. Nosotros lo que hacemos con ellos es confortarlos, a través de los sacramentos de unción, la confesión, la comunión”.
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Explicó que los sacerdotes, los ministros de la eucaristía y los voluntarios acuden de manera continua a visitar a los enfermos, sin embargo, en esta ocasión se contó con la presencia del Obispo, quien visitó a cerca de 132 pacientes, así como al personal médico, de enfermería, administrativo, entre otros.
Algunos de los enfermos expresaron que se sentían muy contentos por la visita del obispo y, no dudaron en agradecer las atenciones y el mensaje de esperanza que les dio al asegurarles que el ofrecer su sufrimiento a Dios y el sobrellevarlo con paciencia les traerá bendiciones. También agradecieron a los voluntarios por el rosario, la oración y la botella de agua bendita que les regalaron.
SOBREVIVEN AL CÁNCER
Por otro lado y como parte del Día Internacional del Cáncer Infantil (DICI) que se celebró este 15 de febrero, Maiary, Dulce María y América celebraron junto a su familia, personal médico y eclesiástico que vencieron al cáncer después de muchos años de lucha.
En entrevista, Maiary Ángeles Rodríguez de 13 años, platicó que es originaria de Juventino Rosas. A ella le detectaron Leucemia a los 2 años. Después de nueve años de vigilancia “me siento muy bien y muy emocionada. Agradezco a mis papás, mis abuelos y tíos por todo su apoyo”. Destacó que después de vivir esta experiencia, “me di cuenta que me gustaría ser doctora cuando sea grande, para ayudar a los demás”. A quienes aún están en tratamiento, les dijo que “no se desesperen, van a poder lograrlo, así como yo pude”.
Dulce María Torres de 14 años, quien es originaria de Comonfort, mencionó que a los 2 años fue diagnosticada con Leucemia Linfoblástica de bajo riesgo. Después de nueve años de vigilancia “no puedo más que sentirme agradecida con los doctores, con las enfermeras, con el equipo de AMANC Guanajuato, pero sobre todo, con Dios siempre tuve mucha fe en que me iba a sanar. Lo logré. Los niños que aún están en tratamiento les digo que no se rindan y confíen en los doctores”.
Juana López, mamá de Dulce envió un mensaje a los niños que aún se encuentran en tratamiento para decirles que “no se desanimen. Síganle echando ganas. Quiero también agradecer a Dios, a los doctores, enfermeras, a la nutrióloga, el equipo de AMANC Guanajuato y a todos, porque gracias a su apoyo salimos adelante”.
América Piña de 10 años, quien es originaria de Apaseo el Alto, refirió que a los 2 años le detectaron Leucemia Linfoblástica, después de cinco años de tratamiento “me siento bien, agradecida con Dios, con todos los de la asociación. A los que todavía están en tratamiento les digo que le echen muchas ganas, sí se puede salir adelante”. Agregó que cuando sea grande, le gustaría “ser doctora, porque me gustó ver cómo ellos ayudan a los demás”.
Por su parte, María Piña, mamá de América, dijo estar agradecida con Dios, los doctores y con AMANC Guanajuato, “sí se puede, lo más importante es detectar la enfermedad a tiempo. Se venció el cáncer, es una emoción muy grande la que siento, estoy feliz”.
BIENVENIDAS A LA VIDA: OBISPO
Durante el evento, Monseñor Aguilar Ledesma, felicitó a las tres jóvenes por vencer a la enfermedad, así como a los doctores, enfermeras, a las integrantes de la asociación y, sobre todo, a las mamás que en todo momento estuvieron ahí con sus hijas, por todo su trabajo, esfuerzo y dedicación.
A las jóvenes, les dijo que vencieron un tema en la vida, sin embargo, aún hay mucho más que tienen que vencer, por lo que, esta experiencia solo es una parte de enseñanza que les dio la vida para ser más fuertes. Las exhortó a seguir luchando, así como a conservar, valorar y cuidar la salud.
El obispo destacó que el Papa Francisco “dice que Jesús está vivo y nos quiere a todos vivos, bienvenidas a la vida a estas tres jovencitas”, concluyó.
