Cuántas cosas suceden en el mundo entre países que defienden sus derechos y que aceptan obligaciones para con la llamada comunidad internacional. Leemos acuerdos muy importantes que tratan de garantizar la paz y armonía entre los pueblos que habitan este hermoso planeta en que vivimos y amamos, y que es nuestra nave en el cosmos.
¿Y qué pasa cuando el derecho internacional, cuando los acuerdos de la comunidad no son respetados y no hay organismo alguno que se imponga para proteger a los pueblos más débiles de los incumplimientos a la ley para que impere la justicia? Las calles de las ciudades más importantes de todos los continentes se llenan de personas conscientes de lo que ocurre en Palestina, de los atroces crímenes que día a día ocurren contra miles de niñas, niños, mujeres y hombres indefensos que se encuentran en un pequeño territorio en donde han sido acorralados por los soldados israelíes y las armas norteamericanas, sin forma de huir a través de la frontera a otros territorios de países solidarios.
Los organismos internacionales han guardado silencio ante un necesario alto al fuego, convirtiéndose en cómplices del brutal exterminio de la población palestina.
La entrada de ayuda humanitaria suficiente, la atención urgente a heridos, la protección a las y los pequeños indefensos, de eso absolutamente nada; la respuesta de Israel es continuar masacrando a un pueblo solo por llamarse palestino, no importa si son cristianos, musulmanes o de cualquier otro credo, para ellos no son dignos de vivir y eso ni más ni menos se le llama genocidio.
Cuando estos sucesos estremecen al mundo y no hay aplicación del derecho internacional que se creó para regular las relaciones entre los Estados para evitar conflictos, cuando no hay protección a los países y sus poblaciones (como en el caso de Palestina) de las potencias económicas y armamentistas, ¿qué nos espera al resto del mundo? Presenciamos que cualquier país, cualquier pueblo, puede ser arrasado por el ejército perteneciente a otro que desee por intereses económico financieros, por políticas de expiación o simplemente por odio a lo diferente. Lo que dejan estos terribles hechos para el mundo es precisamente mostrar que no existe la aplicación del derecho internacional.
Quisiera pensar que estoy en un error y no en un horror de lo que sucede, quisiera que los pobladores de este nuestro planeta nos abrazáramos fraternalmente con la doctrina del amor y las leyes internacionales, y los acuerdos para la paz no fueran letra muerta.
Así como los criminales de guerra quedarán marcados en la historia del mundo por intentar destruir un pueblo y su cultura ancestral, Palestina quedará plasmada en la historia con su nombre en alto por su honor y su valor al enfrentar y resistir.
El pueblo palestino vivirá por siempre.