/ jueves 11 de enero de 2024

Escuadrón Guillotina

«Uno pone, Dios dispone, llega el diablo y todo lo descompone», dice la sabia conseja popular. Desde luego, tal sentencia de ninguna manera hace apología de un fatal e irremediable determinismo, pues en contexto, anularía elementos esenciales del ser humano: la razón y la voluntad. Cada persona debe pugnar por conseguir sus sueños, deseos y objetivos y, aunque tenga trazada una ruta, en ocasiones el sendero se tuerce y los caminos se bifurcan.

El sueño persiste, pero las circunstancias pueden llegar a modificarlo, alterarlo, flexibilizarlo.

Así lo pone en evidencia Guillermo Arriaga en su novela Escuadrón Guillotina, gran libro que tuve oportunidad de leer en el período vacacional recién terminado. El argumento se basa, precisamente, en la construcción de un futuro a la luz de los deseos propios, pero ignorando los de los demás que, a la postre, pesan definitoriamente.

La historia se desarrolla en el norte del país, en tiempos en que la revuelta revolucionaria se encontraba a tope. Un aristócrata abogado, con miras a hacerse millonario a grado tal que, su vida estuviera resuelta, acudió a buscar al general Pancho Villa para venderle un invento maravilloso que vestiría las ejecuciones de las personas que estuvieran en contra de la Revolución y cumpliría con la ejemplaridad que debe tener toda sanción, al tiempo que contribuiría a la disuasión de conductas indeseadas. Así, junto con dos compinches, le presentó la guillotina.

El invento gustó, pero el resultado fue inesperado para el abogado pues, en lugar de recibir el dinero esperado, el general le dio un alto rango militar. El azar se impuso y, retratando la vida misma, el abogado llegó a estar en la cúspide del escalafón villista, a la par que sus dorados, generando un nuevo escuadrón: el Escuadrón Guillotina de Torreón, el cual, tras sucesos inesperados, fue denigrado enviando a sus integrantes a labores duras como ayudantes de la cocina, lugar donde el fugaz abogado tuvo un fugaz amorío con espigada mujer de agallas.

La novela se encuentra repleta de humor y comicidad y, no obstante, siembra la reflexión en torno a los caminos de la vida, los cuales, decía el poeta, se hacen andando al no haber uno preestablecido (Caminante, no hay camino, de Antonio Machado).

¿Hasta dónde está dispuesto a llegar para mantener cierta tranquilidad financiera? ¿A qué satisfactores les otorga más valor, a los materiales o a los que alimentan el ego y la vanidad, tales como la fama pública? ¿Prefiere ser cola de león o cabeza de ratón? Ante tales cuestionamientos se enfrentó el abogado aristócrata protagonista de la novela.

Guillermo Arriaga es un gran escritor. Quedé gratamente sorprendido y satisfecho con Escuadrón guillotina, novela que leerá rápidamente y más de alguna sonrisa le arrancará.

Altamente recomendable por amena, breve y divertida, pero con mucho fondo para reflexionar en torno a los caminos de la vida y el plan que tengamos para vivirla, invitándonos a ser flexibles y tomar las oportunidades y desafíos de la mejor manera; distinta a otras escritas por el mismo autor que demandan más tiempo, pero igualmente recomendables: El salvaje y Salvar el fuego.

Escuadrón Guillotina, de Guillermo Arriaga.

germanrodriguez32@hotmail.com

«Uno pone, Dios dispone, llega el diablo y todo lo descompone», dice la sabia conseja popular. Desde luego, tal sentencia de ninguna manera hace apología de un fatal e irremediable determinismo, pues en contexto, anularía elementos esenciales del ser humano: la razón y la voluntad. Cada persona debe pugnar por conseguir sus sueños, deseos y objetivos y, aunque tenga trazada una ruta, en ocasiones el sendero se tuerce y los caminos se bifurcan.

El sueño persiste, pero las circunstancias pueden llegar a modificarlo, alterarlo, flexibilizarlo.

Así lo pone en evidencia Guillermo Arriaga en su novela Escuadrón Guillotina, gran libro que tuve oportunidad de leer en el período vacacional recién terminado. El argumento se basa, precisamente, en la construcción de un futuro a la luz de los deseos propios, pero ignorando los de los demás que, a la postre, pesan definitoriamente.

La historia se desarrolla en el norte del país, en tiempos en que la revuelta revolucionaria se encontraba a tope. Un aristócrata abogado, con miras a hacerse millonario a grado tal que, su vida estuviera resuelta, acudió a buscar al general Pancho Villa para venderle un invento maravilloso que vestiría las ejecuciones de las personas que estuvieran en contra de la Revolución y cumpliría con la ejemplaridad que debe tener toda sanción, al tiempo que contribuiría a la disuasión de conductas indeseadas. Así, junto con dos compinches, le presentó la guillotina.

El invento gustó, pero el resultado fue inesperado para el abogado pues, en lugar de recibir el dinero esperado, el general le dio un alto rango militar. El azar se impuso y, retratando la vida misma, el abogado llegó a estar en la cúspide del escalafón villista, a la par que sus dorados, generando un nuevo escuadrón: el Escuadrón Guillotina de Torreón, el cual, tras sucesos inesperados, fue denigrado enviando a sus integrantes a labores duras como ayudantes de la cocina, lugar donde el fugaz abogado tuvo un fugaz amorío con espigada mujer de agallas.

La novela se encuentra repleta de humor y comicidad y, no obstante, siembra la reflexión en torno a los caminos de la vida, los cuales, decía el poeta, se hacen andando al no haber uno preestablecido (Caminante, no hay camino, de Antonio Machado).

¿Hasta dónde está dispuesto a llegar para mantener cierta tranquilidad financiera? ¿A qué satisfactores les otorga más valor, a los materiales o a los que alimentan el ego y la vanidad, tales como la fama pública? ¿Prefiere ser cola de león o cabeza de ratón? Ante tales cuestionamientos se enfrentó el abogado aristócrata protagonista de la novela.

Guillermo Arriaga es un gran escritor. Quedé gratamente sorprendido y satisfecho con Escuadrón guillotina, novela que leerá rápidamente y más de alguna sonrisa le arrancará.

Altamente recomendable por amena, breve y divertida, pero con mucho fondo para reflexionar en torno a los caminos de la vida y el plan que tengamos para vivirla, invitándonos a ser flexibles y tomar las oportunidades y desafíos de la mejor manera; distinta a otras escritas por el mismo autor que demandan más tiempo, pero igualmente recomendables: El salvaje y Salvar el fuego.

Escuadrón Guillotina, de Guillermo Arriaga.

germanrodriguez32@hotmail.com