/ miércoles 21 de febrero de 2024

Rompiendo Paradigmas

Cada uno de nosotros manejamos los duelos ante una pérdida de manera diferente, y esto principalmente es debido a la historia de vida de cada uno de nosotros, si hemos estado expuestos a varias pérdidas, será muy diferente a alguien que por primera vez sufre de alguna.

Está confirmado en varios estudios que muchas de nuestras reacciones son derivadas de experiencias pasadas, y en base a esto se forma algo que algunos llaman como carácter; todos nos hemos enfrentado a una pérdida o varias a lo largo de la vida, y la pérdida no necesariamente significa muerte, pérdida de empleo, pérdida económica, ruptura en un noviazgo o un matrimonio, y cada uno le ponemos una connotación distinta. Recuerdo hace algunos años, cuando a una de mis hijas se le murió una tortuga, la verdad es que hicimos todo lo posible en conjunto con el veterinario, porque se recuperara de una infección; sin embargo, después de algunos días de estar enferma, murió. Para mi hija fue su primera pérdida y lo supo manejar de una adecuada manera, ya que tenía una explicación lógica de lo que había sucedido, entendió que en sus manos estaban varias alternativas y todas las aplicó, y a pesar de eso murió. Este es uno de los tantos ejemplos que podemos poner de manifiesto dentro de las pérdidas; otro puede ser cuando pierden la salud, algo que antes de la pandemia, lo veíamos lejano, o bien no le tomábamos el aprecio adecuado, y hoy en día, de manera genuina muchas personas sí ven como prioritario el tema de la salud, y lo hacen conscientemente desde el cambio de hábitos, como la alimentación, la actividad física, e incluso se han dado cuenta de la importancia del sueño, pero aquí es donde quiero hacer la reflexión, de no esperar a que suceda algo para darnos cuenta que debemos de modificar costumbres o hábitos.

Otra pérdida también es cuando pierdes tu empleo, ya sea que haya sido una decisión personal o tuviste un proceso de desvinculación por alguna situación de la empresa o el lugar donde trabajas, este proceso también es una pérdida y se debe de manejar, de un día para otro tu situación económica cambiará, tus relaciones, los amigos, las actividades, y aunque muchas veces se dice que nada es para siempre la verdad es que te dolerá y tendrás que hacer cambios radicales para poder salir adelante, hay que afrontarlo con determinación, tranquilidad y paz interior.

El duelo emocional es un proceso de adaptación que nos permite restablecer el equilibrio personal que ha quedado alterado por una pérdida. Las consecuencias emocionales están directamente relacionadas con la persona o situaciones que hemos perdido y también con el modo en el que se ha producido la pérdida: el tiempo de relación, la intensidad y las circunstancias de esa relación, lo imprevisto de la pérdida, habitualmente supone un dolor, tristeza, frustración y desorganización. A pesar del sufrimiento que causa, el duelo emocional es un proceso necesario y ayuda a adaptarse a la pérdida, prepara para vivir sin la presencia física de esa persona, y es fundamental, para conducir correctamente el vínculo afectivo de forma que sea compatible con la realidad presente.

Cada uno de nosotros manejamos los duelos ante una pérdida de manera diferente, y esto principalmente es debido a la historia de vida de cada uno de nosotros, si hemos estado expuestos a varias pérdidas, será muy diferente a alguien que por primera vez sufre de alguna.

Está confirmado en varios estudios que muchas de nuestras reacciones son derivadas de experiencias pasadas, y en base a esto se forma algo que algunos llaman como carácter; todos nos hemos enfrentado a una pérdida o varias a lo largo de la vida, y la pérdida no necesariamente significa muerte, pérdida de empleo, pérdida económica, ruptura en un noviazgo o un matrimonio, y cada uno le ponemos una connotación distinta. Recuerdo hace algunos años, cuando a una de mis hijas se le murió una tortuga, la verdad es que hicimos todo lo posible en conjunto con el veterinario, porque se recuperara de una infección; sin embargo, después de algunos días de estar enferma, murió. Para mi hija fue su primera pérdida y lo supo manejar de una adecuada manera, ya que tenía una explicación lógica de lo que había sucedido, entendió que en sus manos estaban varias alternativas y todas las aplicó, y a pesar de eso murió. Este es uno de los tantos ejemplos que podemos poner de manifiesto dentro de las pérdidas; otro puede ser cuando pierden la salud, algo que antes de la pandemia, lo veíamos lejano, o bien no le tomábamos el aprecio adecuado, y hoy en día, de manera genuina muchas personas sí ven como prioritario el tema de la salud, y lo hacen conscientemente desde el cambio de hábitos, como la alimentación, la actividad física, e incluso se han dado cuenta de la importancia del sueño, pero aquí es donde quiero hacer la reflexión, de no esperar a que suceda algo para darnos cuenta que debemos de modificar costumbres o hábitos.

Otra pérdida también es cuando pierdes tu empleo, ya sea que haya sido una decisión personal o tuviste un proceso de desvinculación por alguna situación de la empresa o el lugar donde trabajas, este proceso también es una pérdida y se debe de manejar, de un día para otro tu situación económica cambiará, tus relaciones, los amigos, las actividades, y aunque muchas veces se dice que nada es para siempre la verdad es que te dolerá y tendrás que hacer cambios radicales para poder salir adelante, hay que afrontarlo con determinación, tranquilidad y paz interior.

El duelo emocional es un proceso de adaptación que nos permite restablecer el equilibrio personal que ha quedado alterado por una pérdida. Las consecuencias emocionales están directamente relacionadas con la persona o situaciones que hemos perdido y también con el modo en el que se ha producido la pérdida: el tiempo de relación, la intensidad y las circunstancias de esa relación, lo imprevisto de la pérdida, habitualmente supone un dolor, tristeza, frustración y desorganización. A pesar del sufrimiento que causa, el duelo emocional es un proceso necesario y ayuda a adaptarse a la pérdida, prepara para vivir sin la presencia física de esa persona, y es fundamental, para conducir correctamente el vínculo afectivo de forma que sea compatible con la realidad presente.