Y de pronto, se abre la temporada de caza de paloma 2023-2024, y nos volvemos a juntar casi todos los que nos conocemos desde hace 15 años. Los que no llegan es porque ya no están entre nosotros, pero quienes tenemos la adicción al olor de la pólvora quemada revuelta con aceite Remington que se desprende después de cada disparo, no dormimos desde 3 días antes.
Todos tenemos ya cierta edad. Es de no creerse, pero con 50 años encima, el más joven del grupo soy yo. Las nuevas generaciones, intoxicadas por el clembuterol que ingieren en sus cortes de carne congelados por años y por el reguetón que escuchan todo el día, creen que somos los causantes del calentamiento global. Ni siquiera saben que la paloma euroasiática es una especie invasora que está desplazando a la huilota Zenaida que sí es originaria del Continente Americano y que los puercos ferales, también introducidos, devastan los plantíos de cereales en nuestras parcelas. Que lo que compran en el supermercado no es bisonte americano, sino carne de vaca de establo (causantes del efecto invernadero y también introducidas).
Las nuevas generaciones son paradójicas, por no decir menos. Escuchan todo el día a Peso Pluma y demás cantantes de corridos tumbados que hacen apología del delito, y son incapaces de siquiera abastecer un magazine para poder defenderse en este país que han vuelto tan violento. Son carnívoros, pero prefieren la carroña que les vende SuKarne y que lleva meses congelada al tiempo que les conmueve un cerdo salvaje en carnitas. Gastan millones de dólares en alimentos orgánicos, huevos de “gallinas felices”, vacas sacrificadas en medio de un masaje relajante, mientras escuchan un nocturno de Chopin, pero vomitan un guajolote de monte alimentado de granos silvestres y no conocen ni la textura ni el sabor de un siervo que no sabe quién fue Chopin. Bueno, tampoco una vaca kobe, pero lo que importa es la payasada y el sin sentido para vender.
Este mundo se vuelve cada vez más hostil para los que razonan: si dices que existen solo 2 sexos biológicos eres atacado. Si compruebas que la cacería hizo crecer el cerebro del hombre, pero que la carne procesada es un factor para desencadenar demencia, veganos y animalistas te increparan de una manera tan absoluta y atemporal que raya en el fanatismo religioso.
Pero a eso se sobrevive evitando discutir con fundamentalistas que van a tergiversar cualquier principio para imponer su doctrina, sin embargo contra lo que no se puede pelear es contra el Estado Mexicano.
Tenemos casi todo este sexenio con escasez, o de plano, ausencia de cartuchos. Primero le echaron la culpa al COVID, luego a un incendio en la fábrica de Águila Ammunition, y finalmente al conflicto entre Rusia y Ucrania. La verdad son solo pretextos, ya que las veces que he ido a EU, las armerías e incluso las áreas de deportes de cualquier Wal-Mart, están inundadas de cartuchos mexicanos Águila y CI de todos los calibres. Ahí es cuando me preguntó cómo le hace el crimen organizado para abastecer sus cuernos de chivo, mientras llevan 3 años desaparecidos de los depósitos mexicanos los cartuchos calibre 20 de uso cinegético.
Esa actitud lo único que promueve es la ilegalidad y el mercado negro. Los cartuchos Águila y CI se exportan al mayor consumidor de pólvora del mundo y de ahí vuelven a cruzar la frontera mexicana, solo que en forma de contrabando y con el precio quintuplicado.
Así se maneja todo en este gobierno que prometió que terminaría con la corrupción y la ilegalidad.