/ martes 30 de enero de 2024

Cinecrítica

“Saltburn”

Ante la triste y decadente cartelera que nos presentan en la pantalla grande, por lo menos en esta ciudad cajetera, la temporada de premios saca a flote algunas películas no tan taquilleras pero que pueden escabullirse sin problema para ver algo diferente y no tan comercial, como el caso de la película “Saltburn”, escrita y dirigida por la londinense multifacética, Emerald Fennell, quien sigue abriendo su camino como directora y guionista, sin dejar su faceta como actriz.

Algunos han cuestionado acerca de este último guion realizado por Fennell, por la duda de si está basado o no en el libro de “Retorno a Brideshead” de Evelyn Waugh, pero sea como sea, definitivamente es una comparación bastante favorable y que sin duda, la directora y guionista pone su sello para dejar en claro que aunque va comenzando en este camino de la dirección cinematográfica, siendo este su segundo film como directora, lo puede hacer con su estilo.

La historia nos cuenta sobre el joven Oliver, un estudiante brillante en la Universidad de Oxford, pero sin ser parte de una élite para encajar en realidad, pero al tener una oportunidad para hacerse notar con uno de los jóvenes más conocidos y populares de la universidad, utiliza su talento para congeniar y convertirlo en su amigo de verdad, teniendo con ello la posibilidad de pasar el verano en la mansión en Saltburn, donde hará su mejor actuación para que la familia lo vea como parte de la misma, sin importar todo lo que tenga que hacer.

Con una narrativa dividida en tres partes, vamos viendo un crescendo en Oliver Quick, logrando con paciencia y minuciosidad lo que ha estado tramando para encajar en la aristocracia y ser parte de ella, teniendo errores como cualquiera pero, encontrando salidas para continuar con su plan.

Existen partes que parecieran lentas y sin sentido pero son necesarias, aunque sí se pudo hacer de otra manera y manteniendo un ritmo más uniforme, pero justo eso, es parte del toque de la directora.

La fotografía a cargo de Linus Sandgren, es maravillosa en algunas escenas, en donde pareciera jugar con una muestra pictográfica con un impacto visual bastante interesante que también ha ocasionado un poco de controversia, pero en realidad, no es para tanto, es solo que estamos acostumbrados a ver más de otras cosas, que de lo que al final nos presenta.

El diseño de arte en verdad es muy bueno, tiene un toque verdaderamente peculiar, lo que hace que resalte a la vista, y esto, acompañado por una buena intención en la iluminación, hace que la historia tenga una atmósfera singular, como el hecho del manejo de puras velas para iluminar tan grandioso recinto como la mansión Saltburn, y eso, acompañado de ciertos vestuarios en determinados momentos, también hace que algunas escena luzcan bien.

El elenco encabezado por Barry Keoghan como Oliver Quick, secundado por Jacob Elordi como Feliz Catton, encajan muy bien para interpretar sus papeles, siendo el primero el que definitivamente tiene más trabajo histriónico en esta película pero ambos, logran una mancuerna muy buena.

También está, como parte del elenco, la talentosa Rosamund Pike, Archie Madekwe, Sadie Soverall, Paul Rhys, entre otros.

“Saltburn”, es una película que definitivamente no será para cualquier espectador, pero si lo que se quiere es probar algo menos comercial, esta es la opción.

“Saltburn”

Ante la triste y decadente cartelera que nos presentan en la pantalla grande, por lo menos en esta ciudad cajetera, la temporada de premios saca a flote algunas películas no tan taquilleras pero que pueden escabullirse sin problema para ver algo diferente y no tan comercial, como el caso de la película “Saltburn”, escrita y dirigida por la londinense multifacética, Emerald Fennell, quien sigue abriendo su camino como directora y guionista, sin dejar su faceta como actriz.

Algunos han cuestionado acerca de este último guion realizado por Fennell, por la duda de si está basado o no en el libro de “Retorno a Brideshead” de Evelyn Waugh, pero sea como sea, definitivamente es una comparación bastante favorable y que sin duda, la directora y guionista pone su sello para dejar en claro que aunque va comenzando en este camino de la dirección cinematográfica, siendo este su segundo film como directora, lo puede hacer con su estilo.

La historia nos cuenta sobre el joven Oliver, un estudiante brillante en la Universidad de Oxford, pero sin ser parte de una élite para encajar en realidad, pero al tener una oportunidad para hacerse notar con uno de los jóvenes más conocidos y populares de la universidad, utiliza su talento para congeniar y convertirlo en su amigo de verdad, teniendo con ello la posibilidad de pasar el verano en la mansión en Saltburn, donde hará su mejor actuación para que la familia lo vea como parte de la misma, sin importar todo lo que tenga que hacer.

Con una narrativa dividida en tres partes, vamos viendo un crescendo en Oliver Quick, logrando con paciencia y minuciosidad lo que ha estado tramando para encajar en la aristocracia y ser parte de ella, teniendo errores como cualquiera pero, encontrando salidas para continuar con su plan.

Existen partes que parecieran lentas y sin sentido pero son necesarias, aunque sí se pudo hacer de otra manera y manteniendo un ritmo más uniforme, pero justo eso, es parte del toque de la directora.

La fotografía a cargo de Linus Sandgren, es maravillosa en algunas escenas, en donde pareciera jugar con una muestra pictográfica con un impacto visual bastante interesante que también ha ocasionado un poco de controversia, pero en realidad, no es para tanto, es solo que estamos acostumbrados a ver más de otras cosas, que de lo que al final nos presenta.

El diseño de arte en verdad es muy bueno, tiene un toque verdaderamente peculiar, lo que hace que resalte a la vista, y esto, acompañado por una buena intención en la iluminación, hace que la historia tenga una atmósfera singular, como el hecho del manejo de puras velas para iluminar tan grandioso recinto como la mansión Saltburn, y eso, acompañado de ciertos vestuarios en determinados momentos, también hace que algunas escena luzcan bien.

El elenco encabezado por Barry Keoghan como Oliver Quick, secundado por Jacob Elordi como Feliz Catton, encajan muy bien para interpretar sus papeles, siendo el primero el que definitivamente tiene más trabajo histriónico en esta película pero ambos, logran una mancuerna muy buena.

También está, como parte del elenco, la talentosa Rosamund Pike, Archie Madekwe, Sadie Soverall, Paul Rhys, entre otros.

“Saltburn”, es una película que definitivamente no será para cualquier espectador, pero si lo que se quiere es probar algo menos comercial, esta es la opción.

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