/ domingo 31 de diciembre de 2023

El Tiempo, Noche Vieja Y Año Nuevo

Sabia virtud de conocer el tiempo. A tiempo de amar y desatarse a tiempo; como dice el refrán: dar tiempo al tiempo, que de amor y dolor alivia el tiempo…” Renato Leduc

Aristóteles analizaba el tiempo planteando si existe o no existe, si es o no es, lo que sugiere un dilema de existencia y en ese caso, ¿cuál es su naturaleza?, ¿es problema de esencia? El tiempo no es movimiento, mas, sin embargo, no podemos hablar de él sin reconocer que significa cambio. La propuesta conduce a que el tiempo es una creación del hombre establecida desde las antiguas civilizaciones nacida de la observación del movimiento de los planetas y de la luna con relación al sol y a la tierra. Por lo que, para el filósofo griego, resulta absurdo que el mundo sea generado, algo que la lógica no puede admitir. Luego entonces, el tiempo es un invento humano para medir la duración de los acontecimientos, situar en lugar ordenado los hechos y sucedidos de la vida, una secuencia de lo que se desprende lo que conocemos del pasado y en algunas ramas de la ciencia, con bastante acierto, predecir el futuro, no así de los sucesos que dependen de la voluntad o del pensamiento humano. Lo intangible es que no lo podemos variar, retroceder o adelantar.

Teniendo en cuenta el quebradero de cabeza de la filosofía y que estamos en tiempo de festividades cristianas, rasguñemos un poco lo abstracto. ¿Qué celebramos en la noche vieja? ¿La verdad y lo eterno o lo eterno de la verdad contra la mentira del tiempo?, verdad vinculada con la identidad de cada persona ante la celebración de una vuelta más del planeta alrededor del sol. Un año nuevo que trasciende a la vida, A lo que uno ama, a la salud, a la alegría y a condenar el mal. Si en la navidad se celebra la unidad familiar inspirada en el nacimiento del niño Dios, la noche vieja y el año nuevo tiene más de celebración frívola que dar las gracias a Dios por haber cursado doce meses con vida, con o sin sufrimientos, con venturas o desventuras, pero al fin de cuentas haber vivido la vida en esta existencia efímera para cursar lo transitorio del tiempo y recibir el año nuevo

Para Nietzsche, el tiempo es circular, lo sucedido en el pasado se volverá a repetir, que figuro como una vuelta más de la tierra circundado al sol, que, sin embargo, en cada giro, habrá diferencias, por ejemplo, en los fenómenos atmosféricos: temperatura, presión, lluvia viento, etc. clima que, asimismo puede provocar cambios en la flora terrestre y en la fauna de algún lugar.

Contrario al bigotón alemán, filósofo, poeta y músico, en nuestra época se acepta más que el tiempo es lineal, con un principio, el ahora y un fin, un paso adelante hacia la consecución de una meta final. ¿Y cuál es y que persigue esa meta? Es la renovación anual de un período más de vida, expresada en los buenos deseos con lo que solemos soñar: la paz, la salud, la prosperidad y el triunfo del amor sobre el odio; recibir con optimismo un año nuevo haciendo de lado absurdos cotejos con el ayer como lo expuso Francisco de Quevedo: “Cuando decimos que todo tiempo pasado fue mejor, estamos condenando el futuro sin conocerlo”.

Sea tiempo circular o lineal, cada año, cada nuevo giro del mundo, es la revitalización de los deseos, del anhelo de plenitud, del laurel de la vida sobre la muerte con voluntad de aceptar el cambio, el eterno ciclo anual que algún día remoto llegará a su fin.

A mis lectores y al Sol del Bajío que generosamente me concede este espacio, les deseo que 2024 sea un año venturoso, de salud y prosperidad.

flokay33@gmail.com


Sabia virtud de conocer el tiempo. A tiempo de amar y desatarse a tiempo; como dice el refrán: dar tiempo al tiempo, que de amor y dolor alivia el tiempo…” Renato Leduc

Aristóteles analizaba el tiempo planteando si existe o no existe, si es o no es, lo que sugiere un dilema de existencia y en ese caso, ¿cuál es su naturaleza?, ¿es problema de esencia? El tiempo no es movimiento, mas, sin embargo, no podemos hablar de él sin reconocer que significa cambio. La propuesta conduce a que el tiempo es una creación del hombre establecida desde las antiguas civilizaciones nacida de la observación del movimiento de los planetas y de la luna con relación al sol y a la tierra. Por lo que, para el filósofo griego, resulta absurdo que el mundo sea generado, algo que la lógica no puede admitir. Luego entonces, el tiempo es un invento humano para medir la duración de los acontecimientos, situar en lugar ordenado los hechos y sucedidos de la vida, una secuencia de lo que se desprende lo que conocemos del pasado y en algunas ramas de la ciencia, con bastante acierto, predecir el futuro, no así de los sucesos que dependen de la voluntad o del pensamiento humano. Lo intangible es que no lo podemos variar, retroceder o adelantar.

Teniendo en cuenta el quebradero de cabeza de la filosofía y que estamos en tiempo de festividades cristianas, rasguñemos un poco lo abstracto. ¿Qué celebramos en la noche vieja? ¿La verdad y lo eterno o lo eterno de la verdad contra la mentira del tiempo?, verdad vinculada con la identidad de cada persona ante la celebración de una vuelta más del planeta alrededor del sol. Un año nuevo que trasciende a la vida, A lo que uno ama, a la salud, a la alegría y a condenar el mal. Si en la navidad se celebra la unidad familiar inspirada en el nacimiento del niño Dios, la noche vieja y el año nuevo tiene más de celebración frívola que dar las gracias a Dios por haber cursado doce meses con vida, con o sin sufrimientos, con venturas o desventuras, pero al fin de cuentas haber vivido la vida en esta existencia efímera para cursar lo transitorio del tiempo y recibir el año nuevo

Para Nietzsche, el tiempo es circular, lo sucedido en el pasado se volverá a repetir, que figuro como una vuelta más de la tierra circundado al sol, que, sin embargo, en cada giro, habrá diferencias, por ejemplo, en los fenómenos atmosféricos: temperatura, presión, lluvia viento, etc. clima que, asimismo puede provocar cambios en la flora terrestre y en la fauna de algún lugar.

Contrario al bigotón alemán, filósofo, poeta y músico, en nuestra época se acepta más que el tiempo es lineal, con un principio, el ahora y un fin, un paso adelante hacia la consecución de una meta final. ¿Y cuál es y que persigue esa meta? Es la renovación anual de un período más de vida, expresada en los buenos deseos con lo que solemos soñar: la paz, la salud, la prosperidad y el triunfo del amor sobre el odio; recibir con optimismo un año nuevo haciendo de lado absurdos cotejos con el ayer como lo expuso Francisco de Quevedo: “Cuando decimos que todo tiempo pasado fue mejor, estamos condenando el futuro sin conocerlo”.

Sea tiempo circular o lineal, cada año, cada nuevo giro del mundo, es la revitalización de los deseos, del anhelo de plenitud, del laurel de la vida sobre la muerte con voluntad de aceptar el cambio, el eterno ciclo anual que algún día remoto llegará a su fin.

A mis lectores y al Sol del Bajío que generosamente me concede este espacio, les deseo que 2024 sea un año venturoso, de salud y prosperidad.

flokay33@gmail.com


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