“Quien aspire a la justicia debe saber que la única justicia de verdad efectiva es la que no representa la venganza”. William Ospina.
Tan antigua como el mundo bíblico es la historia del pueblo judío. Para el tema de hoy vale recordar el libro del Éxodo, cuando guiados por Moisés se liberaron de la esclavitud a que estaban sometidos por el Faraón egipcio, logrando escapar en busca de la tierra prometida por Jehová. Tiempos en que los dispersos pueblos árabes tenían una pluralidad de opciones religiosas perdidas en tradiciones ancestrales. Fue en el siglo VII en que se comenzó a predicar una religión monoteísta del islam, cuya palabra significa “resignación a la voluntad del Dios único” por revelación del Dios Alá a Mahoma cuyas enseñanzas se recogen en el Corán, el libro sagrado de los musulmanes.
Simplificando, para entender la guerra Hamás/Israel vamos al año 1947 en que si bien existían palestinos e israelitas, no así una nación Palestina ni un país Israel hasta que en el año 1948 la ONU resolvió crear el Estado de Israel en el territorio con población que por no ser una nación fueron desalojarlos para dar cabida al naciente país de Israel. El refugio de los desplazados es lo que, desde 1988 es reconocido como Estado, formado por la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén del Este, es ahí donde está el origen de la actual guerra de Israel y el grupo terrorista Hamás asentado en la Franja.
Haciendo de lado las facciones islámicas que ocupan la Franja de Gaza, surge la pregunta, ¿quién tiene el derecho de poseer la tierra que hoy ocupa Israel? La Franja de Gaza, con raíces filisteas calculadas en 3 mil años, fue, entre 1918 y 1947, una provincia del Mandato Británico de Palestina y tras la resolución de la ONU, posteriormente la Franja quedó integrada al Estado Palestino, pero cuando se tiene el arraigo a la tierra y se involucran las creencias religiosas, el problema tiene sus bemoles.
Yo creo que esta guerra es para los palestinos una guerra santa y para los israelíes la defensa territorial.
Con esos longevos antecedentes y concretando a la guerra originada por la sorpresiva lluvia de misiles lanzada por del grupo Hamás, resulta obvio que no midieron sus fuerzas ni las consecuencias del intempestivo raid contra Israel, un Estado poseedor de las más altas tecnologías y con soporte de muchos países, y por supuesto de los Estados Unidos y el Reino Unido, hechos que hacen entendible, la aún más violenta reacción de Israel en defensa del su territorio, de la vida de sus habitantes, de su economía y de su permanecía como nación independiente a costa de cientos de muertes de inocentes habitantes de Gaza.
Por lo que informan los medios, el ahora cruel agresor es el ejército israelí, que, en mi opinión lleva consigo complejos ángulos de análisis: la susodicha defensa y lo que declaró el primer ministro israelí Benjamín “Bibi” Netanyahu: aniquilación total del grupo terrorista Hamás, por lo que pregunto: ¿Es un hecho de venganza? ¿Es un acto de justicia? La venganza es un sentimiento incapaz de olvidar los agravios recibidos y, consultando el tumbaburros, la justicia es un principio moral que inclina a obrar y juzgar, respetando la verdad dando a cada uno lo que corresponde.
Lo que resta decir es que quizá la venganza resuelva temporalmente una ofensa, pero tarde o temprano se reactivará. La guerra en el cercano oriente tiene savia de miles de años por lo que será difícil, si no imposible, lograr una paz duradera entre israelíes y palestinos.
flokay33@gmail.com