/ domingo 21 de enero de 2024

La Duda

“El ignorante afirma, mientras el sabio duda y reflexiona”. Aristóteles.

Por más que uno se quiebre la cabeza por sacar adelante la verdad de algunas cosas que nos rodean, de encontrar una respuesta que satisfaga sin dejar titubeo de la existencia o del funcionamiento de algo, desde lo más grande que puede concebir el pensamiento, o de la inmensidad del universo, o a partir de la pequeñez de una célula del tejido humano, siempre habrá límites, un tope donde se detiene la investigación y, adelante de ese término, lo desconocido, un abanico de preguntas sin respuestas que incita a seguir la pesquisa. Un cuento de nunca acabar que obliga a inquirir ¿Cuál es la esencia del mundo que habitamos? ¿Cómo fue estructurada la armonía entre los seres vivientes, el hombre, los animales y los vegetales con los minerales para crear la ley no escrita de la naturaleza? Sin satisfacer a todos, la ciencia tiene respuestas.

Tanto en la exploración de lo macro como en la micro materia y vida se desafía a la continuidad de un imaginario hilo que es difícil concebir que haya un cabo donde termina para encontrar un abismo inimaginable, sería entonces el fin del mundo, algo inconcebible de razonar que no cause dudas en lo material y comprobable. Lo único que salva esa muralla se encuentra en lo divino, en la Fe, base de las religiones en las que se ampara el humano, lo cual es para algunos el tormento de la incertidumbre, el suplicio de la inseguridad y para los agnósticos es la nada, ¿y que es la nada? Pues si tiene un nombre es “algo” que se define como un concepto fundamental de la filosofía, tema del que se ha escrito mucho, y según mi parecer, no se ha llegado a nada. Más sencillo es definirla como la inexistencia de cualquier cosa, de cualquier objeto y dejar de quebrarse la cabeza, ¿será posible?

Si escarbamos en los endebles términos anteriores (no encuentro de otros) se cae al estado de incertidumbre, donde no hay certezas. Luego entonces, para los carentes de la virtud teologal de la Fe, la vida es navegar en un mar de dudas que se ocultan en el subconsciente, un límite a la confianza donde no existe la creencia de un conocimiento, algo así como auto vendarse los ojos, cerrar la mente y el pensamiento a otra virtud teologal, la Esperanza.

René Descartes, considerado el padre de la filosofía moderna y de los protagonistas en los proemios de la revolución científica, glosa el concepto de la duda, misma que utiliza para evidenciar la verdad. El filósofo y matemático francés concibió la idea de construir una ciencia suprema deshaciéndose de opiniones de la época renacentista para empezar de nuevo evitando los descarríos de las percepciones anteriores. Platón, en cambio, pensaba en la nada como “lo otro” formada por cinco géneros supremos: el ser, el movimiento y el reposo, y lo mismo y lo otro.

Haciendo de lado los aspectos filosóficos de la duda y de la religión pero sin ignorarlos, sin pretensión de entrar en conflicto existencial con la vida para situarnos en la realidad viviente, se está inmerso en dudas frente al futuro próximo de nuestro atribulado planeta y en lo propio en un sobrevenir amenazador por la escasez de lluvias, por la inmigración masiva de personas en busca del sueño americano que se aposenta en nuestro país, por la política, la inseguridad y la violencia, y un largo etcétera que si bien es parte ondulante de la existencia, estamos en lo alto de una onda con la esperanza que decline y vivir en paz.

flokay33@gmail.com

“El ignorante afirma, mientras el sabio duda y reflexiona”. Aristóteles.

Por más que uno se quiebre la cabeza por sacar adelante la verdad de algunas cosas que nos rodean, de encontrar una respuesta que satisfaga sin dejar titubeo de la existencia o del funcionamiento de algo, desde lo más grande que puede concebir el pensamiento, o de la inmensidad del universo, o a partir de la pequeñez de una célula del tejido humano, siempre habrá límites, un tope donde se detiene la investigación y, adelante de ese término, lo desconocido, un abanico de preguntas sin respuestas que incita a seguir la pesquisa. Un cuento de nunca acabar que obliga a inquirir ¿Cuál es la esencia del mundo que habitamos? ¿Cómo fue estructurada la armonía entre los seres vivientes, el hombre, los animales y los vegetales con los minerales para crear la ley no escrita de la naturaleza? Sin satisfacer a todos, la ciencia tiene respuestas.

Tanto en la exploración de lo macro como en la micro materia y vida se desafía a la continuidad de un imaginario hilo que es difícil concebir que haya un cabo donde termina para encontrar un abismo inimaginable, sería entonces el fin del mundo, algo inconcebible de razonar que no cause dudas en lo material y comprobable. Lo único que salva esa muralla se encuentra en lo divino, en la Fe, base de las religiones en las que se ampara el humano, lo cual es para algunos el tormento de la incertidumbre, el suplicio de la inseguridad y para los agnósticos es la nada, ¿y que es la nada? Pues si tiene un nombre es “algo” que se define como un concepto fundamental de la filosofía, tema del que se ha escrito mucho, y según mi parecer, no se ha llegado a nada. Más sencillo es definirla como la inexistencia de cualquier cosa, de cualquier objeto y dejar de quebrarse la cabeza, ¿será posible?

Si escarbamos en los endebles términos anteriores (no encuentro de otros) se cae al estado de incertidumbre, donde no hay certezas. Luego entonces, para los carentes de la virtud teologal de la Fe, la vida es navegar en un mar de dudas que se ocultan en el subconsciente, un límite a la confianza donde no existe la creencia de un conocimiento, algo así como auto vendarse los ojos, cerrar la mente y el pensamiento a otra virtud teologal, la Esperanza.

René Descartes, considerado el padre de la filosofía moderna y de los protagonistas en los proemios de la revolución científica, glosa el concepto de la duda, misma que utiliza para evidenciar la verdad. El filósofo y matemático francés concibió la idea de construir una ciencia suprema deshaciéndose de opiniones de la época renacentista para empezar de nuevo evitando los descarríos de las percepciones anteriores. Platón, en cambio, pensaba en la nada como “lo otro” formada por cinco géneros supremos: el ser, el movimiento y el reposo, y lo mismo y lo otro.

Haciendo de lado los aspectos filosóficos de la duda y de la religión pero sin ignorarlos, sin pretensión de entrar en conflicto existencial con la vida para situarnos en la realidad viviente, se está inmerso en dudas frente al futuro próximo de nuestro atribulado planeta y en lo propio en un sobrevenir amenazador por la escasez de lluvias, por la inmigración masiva de personas en busca del sueño americano que se aposenta en nuestro país, por la política, la inseguridad y la violencia, y un largo etcétera que si bien es parte ondulante de la existencia, estamos en lo alto de una onda con la esperanza que decline y vivir en paz.

flokay33@gmail.com