/ miércoles 7 de febrero de 2024

La Familia y el Cáncer Infantil

“Si hay esperanza, hay fe, y si hay fe, tenemos ese motor que nos mueve para seguir adelante”. Valentina, mamá de Mia. St. Jude Children’s Research Hospital.

En la práctica médica, el hombre, desde que nace hasta el instante antes de morir es visto como un ser compuesto de cuerpo básicamente integrado por células, tejidos, órganos y sistemas que integran un todo que cumple funciones para poder decir que tiene vida. Una visión biológica de la lucha por preservar la salud y la vida en las mejores condiciones posibles. Empero, poco se dice o se enseña en las escuelas y facultades de medicina del aspecto holístico, la disciplina que va más allá de lo biológico para comprender al cuerpo del ser dotado de raciocinio y así preocuparse por tratar al humano y no solo al paciente, o sea encarar la atención a la persona a través de la unidad del cuerpo que posee mente sujeta a emociones, espíritu y medio que le rodea. Allí reside la importancia que aún el “especialista más especializado” tiene en cuenta que, además, es un médico que se enfrenta al ambiente familiar, lo social de su paciente de acuerdo a la definición de salud de la OMS que a veces olvidamos.

Unas más, otras menos, todas las enfermedades afectan el primer círculo social del paciente: la familia, y el que por infortunio carece de ella, con pocas excepciones habrá alguien cercano al que sufre.

Por iniciativa de la Cumbre Mundial del Cáncer celebrada en París el año 2000, el día 4 de febrero de cada año es el Día Mundial contra el Cáncer, y el próximo día 15 el Día Internacional de la lucha contra el Cáncer Infantil adoptado por la OMS en el 2001. Son días creados con objeto de concientizar a la población de esta enfermedad, diagnosticar a tiempo y obtener tratamientos específicos. Así mismo, sabiendo que en el mundo cada 3 minutos es diagnosticado una niña o un niño con cáncer y desafortunadamente es la segunda causa de muerte en niñas, niños y adolescentes en nuestro país, se exhorta a la población a emprender acciones preventivas en nuestro entorno. En ese contexto cobra enorme importancia el impacto por el sufrimiento y la percepción de los padres de los niños enfermos. Un desequilibrio en la armonía familiar que afecta en varios aspectos la tragedia de encarar la posibilidad de la muerte del indefenso pacientito tras un proceso de dolor, angustia y desesperanza.

Abrevio un trabajo de Fin de Grado de la Trabajadora Social Clara Lucía Alonso Pérez de la Universidad de la Laguna en las españolas Islas Canarias donde realizó una encuesta en un grupo de madres de enfermos oncológicos pediátricos para investigar los efectos que se producen en la unidad familiar, tanto de la respuesta inmediata como la tardía del acontecimiento traumático, dando resultados que reflejan el significativo impacto a nivel cognoscitivo-emocional y de la manera de enfrentar el futuro en lo funcional, en lo económico, lo laboral y lo social, lo que obliga a expresar y en lo posible apoyar a los niños y adolescentes con cáncer, a los sobrevivientes y a sus familias.

Estas líneas son motivadas por las acciones de una bella mujer, ejemplo a seguir de quien suministra ayuda económica y en avíos, pero, sobre todo, brinda optimismo, amor y ternura envueltos en una sonrisa de esperanza a los menores de edad y a sus madres que sufren la angustia de la enfermedad, pero que, en silencio, derrama una lágrima al compartir la desdicha en que viven las familias con hijos que reciben atención esmerada en el Hospital Regional de Alta Especialidad de la ciudad de León.

flokay33@gmail.com

“Si hay esperanza, hay fe, y si hay fe, tenemos ese motor que nos mueve para seguir adelante”. Valentina, mamá de Mia. St. Jude Children’s Research Hospital.

En la práctica médica, el hombre, desde que nace hasta el instante antes de morir es visto como un ser compuesto de cuerpo básicamente integrado por células, tejidos, órganos y sistemas que integran un todo que cumple funciones para poder decir que tiene vida. Una visión biológica de la lucha por preservar la salud y la vida en las mejores condiciones posibles. Empero, poco se dice o se enseña en las escuelas y facultades de medicina del aspecto holístico, la disciplina que va más allá de lo biológico para comprender al cuerpo del ser dotado de raciocinio y así preocuparse por tratar al humano y no solo al paciente, o sea encarar la atención a la persona a través de la unidad del cuerpo que posee mente sujeta a emociones, espíritu y medio que le rodea. Allí reside la importancia que aún el “especialista más especializado” tiene en cuenta que, además, es un médico que se enfrenta al ambiente familiar, lo social de su paciente de acuerdo a la definición de salud de la OMS que a veces olvidamos.

Unas más, otras menos, todas las enfermedades afectan el primer círculo social del paciente: la familia, y el que por infortunio carece de ella, con pocas excepciones habrá alguien cercano al que sufre.

Por iniciativa de la Cumbre Mundial del Cáncer celebrada en París el año 2000, el día 4 de febrero de cada año es el Día Mundial contra el Cáncer, y el próximo día 15 el Día Internacional de la lucha contra el Cáncer Infantil adoptado por la OMS en el 2001. Son días creados con objeto de concientizar a la población de esta enfermedad, diagnosticar a tiempo y obtener tratamientos específicos. Así mismo, sabiendo que en el mundo cada 3 minutos es diagnosticado una niña o un niño con cáncer y desafortunadamente es la segunda causa de muerte en niñas, niños y adolescentes en nuestro país, se exhorta a la población a emprender acciones preventivas en nuestro entorno. En ese contexto cobra enorme importancia el impacto por el sufrimiento y la percepción de los padres de los niños enfermos. Un desequilibrio en la armonía familiar que afecta en varios aspectos la tragedia de encarar la posibilidad de la muerte del indefenso pacientito tras un proceso de dolor, angustia y desesperanza.

Abrevio un trabajo de Fin de Grado de la Trabajadora Social Clara Lucía Alonso Pérez de la Universidad de la Laguna en las españolas Islas Canarias donde realizó una encuesta en un grupo de madres de enfermos oncológicos pediátricos para investigar los efectos que se producen en la unidad familiar, tanto de la respuesta inmediata como la tardía del acontecimiento traumático, dando resultados que reflejan el significativo impacto a nivel cognoscitivo-emocional y de la manera de enfrentar el futuro en lo funcional, en lo económico, lo laboral y lo social, lo que obliga a expresar y en lo posible apoyar a los niños y adolescentes con cáncer, a los sobrevivientes y a sus familias.

Estas líneas son motivadas por las acciones de una bella mujer, ejemplo a seguir de quien suministra ayuda económica y en avíos, pero, sobre todo, brinda optimismo, amor y ternura envueltos en una sonrisa de esperanza a los menores de edad y a sus madres que sufren la angustia de la enfermedad, pero que, en silencio, derrama una lágrima al compartir la desdicha en que viven las familias con hijos que reciben atención esmerada en el Hospital Regional de Alta Especialidad de la ciudad de León.

flokay33@gmail.com