Estimado y querido lector, antes que nada, aprovecho para desearte lo mejor en este año que inicia: aprendizaje, crecimiento personal y profesional, trabajo, amor y, sobre todo, salud. Que durante este 2022 podamos seguir con esta dinámica donde a mi se me da la oportunidad de colaborar mediante mis columnas y usted tenga acceso a ellas mediante el periódico impreso o de manera digital, asimismo, agradezco al periódico, a sus directivos y colaboradores pues este mes cumplo otro año más como columnista en este medio. Gracias.
Ahora si, entremos en calor con los temas económicos. Si tuviste la oportunidad de leer mis columnas pasadas te habrás dado cuenta que se ha venido manejando un concepto económico muy particular, “Estanflación”, mismo que ha generado pánico y preocupación para más de algún analista económico. Recordemos que éste fenómeno es la combinación de un desempeño de la economía nulo o negativo y una tasa de inflación elevada y poco controlable. Es importante recalcar que, si bien, después del cierre económico del año pasado y la recuperación económica de varios trimestres, todo parece regresar a los tiempos prepandemia, pues los indicadores económicos en nuestro país han mostrado una clara tendencia de desaceleración y, en otros casos, decrecimiento.
Si hiciéramos una comparativa y excluyéramos el periodo de marzo 2020 – junio 2021, la economía en nuestro país presenta una clara tendencia a la baja, explicado en gran parte por las políticas económicas ineficientes que ha tomado la administración de López Obrador, la salida de capitales de inversión debido a la gran incertidumbre en los proyectos y, por si fuera poco, la utilización del ejército para la elaboración de los “mega proyectos” de AMLO (tren maya, refinería, aeropuertos, infraestructura, etc.), esto último es vital, debemos saber que la industria de la construcción es uno de los principales detonadores económicos, es decir es de los sectores que mas bienes y servicios gastan en su quehacer diario, evidentemente, si contraes este sector muchos otros tendrán repercusiones. Así pues, cerramos el año 2021 con un estimado de crecimiento que oscila entre 5.5% y 6.5%, esto debido a la recuperación dada los primeros trimestres del año.
El tema inflacionario, que ha estado en boca de todos, ha sido una piedra (muy incómoda) en el zapato pues durante las ultimas quincenas hemos alcanzado tasas inflacionarias históricas, las más altas en dos décadas. A la primera quincena de diciembre la inflación anual fue de 7.45% y se estima que al cierre del 2021 esta sea de 7.15%, muy lejos el 3% (±1) que tenía como objetivo el Banco de México para este año. Estas tasas tan elevadas son resultado de distintas variables, entre ellas las presiones externas que ha tenido la economía mundial, los problemas en la cadena de suministros, la escases en los chips o microcomponentes, la reincorporación del mercado laboral, los cierres intermitentes en destinas economías del mundo, etc.
Para este 2022 se prevé que la economía mexicana crezca entre 3% y 4%, tasa que (desde mi punto de vista) se tendrá que revisar a la baja a lo largo del año, pues no encuentro motivos suficientes para considerar que la economía del país se recuperará en comparación con lo visto este año. Los niveles que se tenían antes de la pandemia apenas han sido recuperados en algunas entidades, otras aún no han podido lograrlo pues esto depende mucho de la vocación de cada región (turística, de servicios, industrial, agropecuaria, etc.). Asimismo, para este año el BANXICO se ha fijado como meta una inflación de 3% (±1), objetivo que enfrentará varias dificultades, sin embargo, se prevé que con la subida en las tasas de interés durante el siguiente año se pueda liberar cierta presión, pues según especialistas se estima que la tasa de referencia podría alcanzar niveles de 7.0%.
Para finalizar, el momento que vive nuestro país es histórico y de suma importancia pues los problemas en las cadenas de suministro han hecho que muchos inversionistas se replanten sus estrategias de negocios, pues ante escenarios poco comunes (como lo es la pandemia y sus consecuencias) los costos para poder transportar bienes intermedios o componentes a sus plantas en américa se han elevado considerablemente, lo que podría ser una gran oportunidad para traer a estos inversionistas a nuestro país, recordemos que el principal mercado de exportaciones en el mundo es Estados Unidos y nuestra ubicación geográfica es privilegiada, además de que contamos con un tratado comercial.
Conclusión, el siguiente año estará lleno de retos para la economía mexicana, sobre todo si las autoridades pretenden seguir bajo el esquema de cero compromiso con la iniciativa privada (mas que con uno que otro) y la militarización del país (sobre todo en sector constructor).