Quienes me conocen bien, saben que toda mi vida, desde muy niña he creído en Dios, mis padres me dieron la oportunidad de explorar una forma distinta de creer, alejada de ritualismos y manteniendo una relación espiritual con un ser que considero extraordinario y a quien recurro con diaria frecuencia, lo mismo para pedirle protección, que para agradecerle permanentemente hasta por las cosas más triviales que me ocurren, pero que le dan sentido a mi vida.
A mi edad y después de sostener gran cantidad de conversaciones con diversas personas, me encuentro que algunas vinculan la ignorancia con la fe, es decir que aquellos que no han logrado una preparación académica son más vulnerables para abrazar una creencia religiosa, nada más falso, en muchos momentos he podido escuchar a grandes personalidades en diversos ámbitos, hablar sobre su fe y no sé si usted lo crea, pero la mayoría son grandes seres humanos.
Los domingos como hoy en mi fe y desde hace muchos años, asistí a mi iglesia a las 6 de la mañana, para conmemorar la resurrección de Jesús, escuché muchos mensajes distintos para recordar ese momento, en que la piedra del sepulcro donde habían enterrado a Jesús estaba removida, una roca que ningún hombre con sus fuerzas podría mover y al interior del sepulcro solo encontraron la manta con que su cuerpo había sido cubierto.
Desde esos años, me gusta saber que creo en un Dios vivo, que venció la muerte al tercer día de su crucifixión y a diferencia de todos los demás dioses o santos que murieron y no resucitaron, por eso solo creo en Dios, nunca he creído que haga falta tener intermediarios.
Cuando me ha tocado externar mis creencias con algunos, recibo cualquier cantidad de burlas y escepticismos, pues la mente humana siempre quiere pruebas para creer, no somos capaces de entender que la fe, es justamente eso, la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve.
En fin, el objetivo de este texto no es de ninguna manera hacerlo creer, hace muchos años entendí que el tema de Dios no debe ser para debate o para discusión, el pastor de mi iglesia un día me dijo, “Dios no necesita que le ayudemos, con su poder haría en un segundo que todos creyeran, pero Él nos da libre albedrio”, si Él respeta la decisión de cada ser humano, de su creación, quién soy yo, para hacer algo distinto.
Cuando estudié psicología, conocí a William James, precursor del funcionalismo, teoría que sin saberlo fue una respuesta enorme para estas discusiones que me tenían un poco decepcionada, al darme cuenta que las grandes mayorías, no creen, porque no conocen, y no conocen porque no quieren, pues somos capaces de devorar cualquier libro y admirar a escritores magníficos y no somos capaces de acercarnos a la más pura literatura en todos sus estilos que contiene la biblia.
James plantea al funcionalismo, como todo aquello a lo que el ser humano se adapta por considerarlo útil, si para mí sirve y funciona está bien, su objeto de estudio es la función de la conciencia y sus principios básicos son los hábitos y las emociones, el método para realizarlo, la introspección.
No le parece que es la manera más racional de creer, sé que la naturaleza no se pudo crear a sí misma, ni tampoco el ser humano a sí mismo, si así fuera, ya lo habríamos hecho, entonces debo entender que hay un ser supremo que le dio forma a todo eso, luego entonces, incluyó como parte fundamental del ser humano, su mente y en ésta alojó las emociones, los hábitos y la conciencia.
La psicología funcional considera la vida mental y el comportamiento en términos de adaptación activa al ambiente que nos rodea, y vaya que los seres humanos hemos demostrado ser capaces de adaptarnos a las diversas circunstancias que la vida nos presenta, y cuando tenemos fe, sin duda alguna resulta más sencillo.
Es inherente al ser humano, la necesidad de creer en algo, de encontrar la causa de motivación que nos hace encontrarle a la vida, el mejor de los lados porque lo tiene y entonces ahí es cuando Dios se logra entender.
El funcionalismo es caracterizado por el utilitarismo otorgado a las acciones, que deben sostener el orden establecido en una sociedad, es una corriente teórica surgida en Inglaterra en el año 1930 en las ciencias sociales, especialmente en sociología y antropología social y este estructuralismo, aunque usted no lo crea, es lo que le da orden al mundo, a la sociedad y cualquiera que de manera anárquica se sale de esta estructura, se vuelve antisocial, por eso los más renuentes a creer, son los más jóvenes, que en esta rebeldía natural de la edad, creen que la fe, es cosa de viejos, nada más falso.
Todo está compuesto por estructuras, y la manera en que las organizamos los seres humanos, es lo que produce el sentido y le da significado a las cosas, en pocas palabras, cuando un acto revela unidad e integridad, es funcional.
Yo disfruto mucho esta estructura de mi mente, agradezco a mis papás que me lo hayan mostrado, agradezco a mis maestros de la iglesia el haber resuelto cada una de las dudas que tuve y siempre fueron muchas, agradezco disfrutar mi vida y tener esperanza en la muerte, agradezco creer en Dios, pues eso le ha dado mucho más sentido a entender mi entorno, a mí misma y a los demás.
No le culpo por nada, entiendo muy bien que las guerras, las enfermedades, las tragedias y los crímenes, son reflejo de acciones humanas con una ausencia de Dios, pensar así, nos permite asumir las consecuencias de nuestros actos y a lo mejor con suerte y un poco de humildad, buscar acercarnos a Él.
Son fechas de mucha reflexión para mi vida y de profundo agradecimiento a quien murió por la humanidad, cambió la historia y hoy después de más de 2 mil años de haber pisado esta tierra, no ha habido nada que pueda opacar su grandeza, tanto que la historia está dividida antes y después de Él.
Lo invito a que en medio del descanso de estos días y la convivencia familiar, se regale dos minutos de meditación para hablar con Dios y agradecerle por todo lo bueno que usted y yo tenemos y poner en sus manos lo malo que pudiera estarle ocurriendo y confíe, todo tiene un propósito.
Hace algunos años, mientras atravesaba por una perdida muy triste y debía ser soporte para mi hijo, alguien me enseñó a hacer la pregunta correcta en el momento indicado, a fin de encontrar soluciones prácticas y me dijo: “no preguntes ¿por qué a mí, pregunta para qué?
Hoy a cinco años de ese duro momento, estoy llena de paraqués, convencida de que en ocasiones un gran dolor, nos puede regalar cosas extraordinarias en el tiempo, definitivamente creo que todo tiene como base la manera en que afrontamos la vida.
Entonces, hagamos uso del funcionalismo y encontremos todo lo útil que nos dejó esa mala experiencia, adaptémonos a la situación y aceptemos también que hay mil cosas que no está en nuestras manos resolver, entre muchas otras, la vida de los demás y la propia.
Feliz domingo de resurrección.
