/ domingo 3 de diciembre de 2017

Los Tigres del Norte hacen rugir al público en el Auditorio

Los llamados jefes de jefes complacieron a los miles de asistentes que corearon sus más grandes éxitos

La emoción de miles de asistentes pudo notarse desde antes de que el concierto iniciara. Caras mezcladas entre la ansiedad y la emoción se podían ver en el Auditorio Nacional entre los miles de fans que se congregaron en este recinto para dar un recorrido por la música de Los Tigres del Norte.

Sin importar el frío o el tráfico, la gente llegó a la cita, algunos a tiempo hasta para ver las playeritas y recuerdos que se vendían afuera del Coloso de Reforma. Por el contrario, una pareja de esposos mayores buscaban su lugar desesperados con boleto en mano; se les había hecho tarde y el concierto ya iba a empezar, aunque el ansiado inicio llegó 20 minutos después de la hora pactada.

“La voz del pueblo”, como fueron presentados en un video que presumió sus 40 años de carrera, aunque en realidad están por cumplir 50, y sus más de 32 millones de discos vendidos, resonó cuando el telón del Auditorio Nacional se abrió y el público se lanzó en gritos efusivos para cantar “Pacas de a kilo”, con la que dieron inicio a su concierto entre silbidos y sonidos de metralletas que adornaban el tema.

Una pantalla gigante al fondo del escenario recorrió los 40 años de trayectoria de Los Tigres del Norte. Ya sea mostrando videos musicales de textura vieja como “No pude enamorarme más” u otros más nuevos como “Qué tal si eres tú”, sin dejar de lado su MTV Unplugged o algunas escenas de su amigo Mario Almada en “La banda del carro rojo”.

Algunos sombreros de los muchos que había se agitaron sobre las cabezas de los asistentes, que se movían de lado a lado con “La manzanita”, que desató el baile y el ánimo de los asistentes. Y que contrastó con la pasión y el lamento de “Directo al corazón” o “La puerta negra”.

Los jefes de jefes complacieron a sus seguidores que entre gritos ansiosos les pedían que tocaran grandes glorias como “Golpes en el corazón”, “Quiero volar contigo” y “La jaula de oro”, esta última, su himno cada que se presentan en Estados Unidos, y la cual dedicaron a los paisanos que viven allá.

Fueron tres horas de música, donde Los Tigres del Norte complacían al público con peticiones que les llegaban en papelitos y que leían en el escenario ante gritos y aplausos. Tres horas donde la agrupación confirmó que después de casi cinco décadas siguen siendo Los jefes de jefes.

La emoción de miles de asistentes pudo notarse desde antes de que el concierto iniciara. Caras mezcladas entre la ansiedad y la emoción se podían ver en el Auditorio Nacional entre los miles de fans que se congregaron en este recinto para dar un recorrido por la música de Los Tigres del Norte.

Sin importar el frío o el tráfico, la gente llegó a la cita, algunos a tiempo hasta para ver las playeritas y recuerdos que se vendían afuera del Coloso de Reforma. Por el contrario, una pareja de esposos mayores buscaban su lugar desesperados con boleto en mano; se les había hecho tarde y el concierto ya iba a empezar, aunque el ansiado inicio llegó 20 minutos después de la hora pactada.

“La voz del pueblo”, como fueron presentados en un video que presumió sus 40 años de carrera, aunque en realidad están por cumplir 50, y sus más de 32 millones de discos vendidos, resonó cuando el telón del Auditorio Nacional se abrió y el público se lanzó en gritos efusivos para cantar “Pacas de a kilo”, con la que dieron inicio a su concierto entre silbidos y sonidos de metralletas que adornaban el tema.

Una pantalla gigante al fondo del escenario recorrió los 40 años de trayectoria de Los Tigres del Norte. Ya sea mostrando videos musicales de textura vieja como “No pude enamorarme más” u otros más nuevos como “Qué tal si eres tú”, sin dejar de lado su MTV Unplugged o algunas escenas de su amigo Mario Almada en “La banda del carro rojo”.

Algunos sombreros de los muchos que había se agitaron sobre las cabezas de los asistentes, que se movían de lado a lado con “La manzanita”, que desató el baile y el ánimo de los asistentes. Y que contrastó con la pasión y el lamento de “Directo al corazón” o “La puerta negra”.

Los jefes de jefes complacieron a sus seguidores que entre gritos ansiosos les pedían que tocaran grandes glorias como “Golpes en el corazón”, “Quiero volar contigo” y “La jaula de oro”, esta última, su himno cada que se presentan en Estados Unidos, y la cual dedicaron a los paisanos que viven allá.

Fueron tres horas de música, donde Los Tigres del Norte complacían al público con peticiones que les llegaban en papelitos y que leían en el escenario ante gritos y aplausos. Tres horas donde la agrupación confirmó que después de casi cinco décadas siguen siendo Los jefes de jefes.

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