/ sábado 2 de noviembre de 2019

Ingenioso Hidalgo

Don Quijote ¿loco o cuerdo?

Don Quijote, ¿loco o cuerdo? o simplemente una cuerda locura. Se entiende en la actualidad por “locura” así como el efecto de esta aproximación en el tratamiento que se le otorga a quienes la padecen en una sociedad como la nuestra. Adelantemos como introducción que el concepto de locura hasta finales del siglo XIX, aludía a un determinado comportamiento de quienes rechazaban las normas sociales establecidas y se desviaban de la norma por culpa de un desequilibrio mental que ocasionaba delirios enfermizos e impropios del normal funcionamiento de la razón y se plasmaban por la realización de actos extraños y destructivos. Consideremos que el concepto de locura ha variado con el transcurrir del tiempo y que ciertos síntomas de ciertas enfermedades hoy no consideradas psiquiátricas, como la epilepsia, fueron calificados de locura e incluso de posesión demoníaca. Desde la psicología y la psiquiatría, hay ciertos trastornos, como por ejemplo la Esquizofrenia que en el pasado se consideraron irreversibles y relegados a un tratamiento paliativo a merced de su deterioro. Aunque afortunadamente, gracias a la moderna psiquiatría, y con los antipsicóticos de última generación que apenas producen efectos secundarios, se han conseguido grados satisfactorios de integración social de pacientes que antaño eran considerados locos. Muchas deficiencias y patologías psiquiátricas tienen su origen en factores genéticos, pero también los factores ambientales pueden ser causantes o desencadenantes de dichas “anomalías”. Familias disfuncionales, ambientes carenciados o muy conflictivos pueden configurarse como causas que activen la puesta en marcha de un trastorno mental. Es posible que las causas de muchos trastornos psiquiátricos se encuentren en el seno de la familia o en la matriz de una sociedad que no está siendo capaz de sostener la “realidad” para algunas personas; por ello, en ocasiones, puede que una persona altere su realidad cuando ésta le resulta insatisfactoria e intolerable. En buena parte, los enfermos mentales siempre han molestado y/o asustado a quienes se consideraban “normales” y su tendencia natural era siempre apartarlos y relegarlos a consumirse en una vida sin sentido alguno. Ahora bien, Cervantes estaba ¿loco?, Don Quijote estaba ¿loco?, la respuesta es muy clara: No. El pensar diferente, el actuar diferente, el conquistar ideales, el acabar con las injusticias, el ser caballeroso, el luchar con lealtad no puede ser sinónimo de locura. Considerando la situación actual con un poco o un mucho de la locura cervantina, hoy día le llamaríamos innovación, siendo una herramienta que causa revuelo en todos los entornos políticos, sociales, económicos, académicos ya que la innovación es una acción de cambio que supone una novedad. La innovación se acostumbra a asociar con la idea de progreso y búsqueda de nuevos métodos, partiendo de los conocimientos que le anteceden, a fin de mejorar algo que ya existe, dar solución a un problema o facilitar una actividad. Cosas diferentes, de formas diferentes, de resultados diversos y esta innovación es una acción continua a lo largo del tiempo y abarca diferentes campos del desarrollo humano. Entre otros términos que tienen un significado similar y se pueden emplear como sinónimo están adelanto, invento, reforma, renovación, entre otros. Cervantes se adelantó 600 años generando la inquietud de búsqueda de respuestas a lo cotidiano equívoco. “Renovarse o morir, Miguel de Unamuno”. @ArellanoRabiela

Don Quijote ¿loco o cuerdo?

Don Quijote, ¿loco o cuerdo? o simplemente una cuerda locura. Se entiende en la actualidad por “locura” así como el efecto de esta aproximación en el tratamiento que se le otorga a quienes la padecen en una sociedad como la nuestra. Adelantemos como introducción que el concepto de locura hasta finales del siglo XIX, aludía a un determinado comportamiento de quienes rechazaban las normas sociales establecidas y se desviaban de la norma por culpa de un desequilibrio mental que ocasionaba delirios enfermizos e impropios del normal funcionamiento de la razón y se plasmaban por la realización de actos extraños y destructivos. Consideremos que el concepto de locura ha variado con el transcurrir del tiempo y que ciertos síntomas de ciertas enfermedades hoy no consideradas psiquiátricas, como la epilepsia, fueron calificados de locura e incluso de posesión demoníaca. Desde la psicología y la psiquiatría, hay ciertos trastornos, como por ejemplo la Esquizofrenia que en el pasado se consideraron irreversibles y relegados a un tratamiento paliativo a merced de su deterioro. Aunque afortunadamente, gracias a la moderna psiquiatría, y con los antipsicóticos de última generación que apenas producen efectos secundarios, se han conseguido grados satisfactorios de integración social de pacientes que antaño eran considerados locos. Muchas deficiencias y patologías psiquiátricas tienen su origen en factores genéticos, pero también los factores ambientales pueden ser causantes o desencadenantes de dichas “anomalías”. Familias disfuncionales, ambientes carenciados o muy conflictivos pueden configurarse como causas que activen la puesta en marcha de un trastorno mental. Es posible que las causas de muchos trastornos psiquiátricos se encuentren en el seno de la familia o en la matriz de una sociedad que no está siendo capaz de sostener la “realidad” para algunas personas; por ello, en ocasiones, puede que una persona altere su realidad cuando ésta le resulta insatisfactoria e intolerable. En buena parte, los enfermos mentales siempre han molestado y/o asustado a quienes se consideraban “normales” y su tendencia natural era siempre apartarlos y relegarlos a consumirse en una vida sin sentido alguno. Ahora bien, Cervantes estaba ¿loco?, Don Quijote estaba ¿loco?, la respuesta es muy clara: No. El pensar diferente, el actuar diferente, el conquistar ideales, el acabar con las injusticias, el ser caballeroso, el luchar con lealtad no puede ser sinónimo de locura. Considerando la situación actual con un poco o un mucho de la locura cervantina, hoy día le llamaríamos innovación, siendo una herramienta que causa revuelo en todos los entornos políticos, sociales, económicos, académicos ya que la innovación es una acción de cambio que supone una novedad. La innovación se acostumbra a asociar con la idea de progreso y búsqueda de nuevos métodos, partiendo de los conocimientos que le anteceden, a fin de mejorar algo que ya existe, dar solución a un problema o facilitar una actividad. Cosas diferentes, de formas diferentes, de resultados diversos y esta innovación es una acción continua a lo largo del tiempo y abarca diferentes campos del desarrollo humano. Entre otros términos que tienen un significado similar y se pueden emplear como sinónimo están adelanto, invento, reforma, renovación, entre otros. Cervantes se adelantó 600 años generando la inquietud de búsqueda de respuestas a lo cotidiano equívoco. “Renovarse o morir, Miguel de Unamuno”. @ArellanoRabiela