/ jueves 21 de mayo de 2020

Ingenioso Hidalgo

La nueva normalidad: 2020

La nueva normalidad 2020, partiendo de un antes y un después. Antes un mundo de causalidad, de movimientos sociales, de costumbres, de proyectos personalizados. Ahora, la era de la tecnología. La nueva normalidad nos llevará a proyectos virtuales de manera permanente: Clases, asambleas de socios, trámites, justicia en línea, pago de derechos, emisión de documentos oficiales, trabajos colaborativos en redes, rendimiento de productividad en base a plataformas. Si somos religiosos, parece que Dios nos mandó una señal de que el mundo necesitaba una pausa: En contaminación, en recursos de la naturaleza, en madurez financiera, en ecología y vegetación. La naturaleza necesitaba acabar con el peor depredador del mundo: El hombre. Es increíble cómo no teníamos dientes grandes ni garras afiladas, o enormes tentáculos ni mordeduras venenosas, pero teníamos inteligencia, y la astucia para fabricar herramientas y armas artificiales y a la medida que nos convertimos en cazadores cada vez mejores, empezamos a matar animales a gran escala. Acabamos con la paloma pasajera, el dodo y las grandes manadas de bisontes de América del Norte. El siglo pasado acabamos con grandes poblaciones de ballenas. Hoy en día las flotas pesqueras del mundo recogen más peces de lo que, según científicos, es sostenible. El hombre es la mayor causa de muerte de mamíferos grandes en América del Norte. Pero no parece que los animales hayan desarrollado defensas contra nosotros, por los que emerge la pregunta ¿por qué?, nuestra llegada a la tierra y nuestra historia tecnológica ha generado un enorme cambio en la evolución de la mayoría de especies. Cazábamos y recogíamos en la tierra, pero pronto empezamos a explotar zonas intermareales, tomando pescados y mariscos. Esas zonas intermareales eran fuentes importantes de comida para los humanos prehistóricos que vivían en lugares como Sur América, Sur África, California y Oceanía. Después empezamos a tomar animales grandes y lo que ocurrió fue que, entre más armas de defensa desarrollaban, más jugosos se volvían para nosotros: entre más grandes eran las ballenas, más apetitosas eran para el ser humano, por ejemplo. El tamaño no era una defensa contra el hombre. Los cuernos del elefante, que en su origen eran un arma de defensa, dispararon el apetito del hombre por este animal. Se dice que somos al estilo Cartesiano “Seres racionales” recordemos cogito ergo suum, “pienso, luego existo”, pero hoy día sería al revés “existo, luego pienso”, pobre Rene Descartes, si viviera se volvería a morir de lo que la humanidad actual. Finalmente, la nueva normalidad debe ser a través de áreas de mejora continua, utilizando la tecnología ya como herramienta básica, pero nunca podrá sustituir a un ser humano, ya que esos sentimientos, el arte de pensar y de ser cada día mejores personas, es elemento único de nuestra humanidad. Tanto que pensar y reflexionar, una nueva era, ojalá con ella regresemos a esta nueva normalidad, aprendiendo de los errores que hemos cometido y acercándonos también a nuestras familias, valorándolas y creciendo conjuntamente en un contexto de cambio favorecido por las nuevas herramientas y la innovación. “Una máquina puede hacer el trabajo de cincuenta hombres ordinarios. Ninguna máquina puede hacer el trabajo de un hombre extraordinario, Elbert Hubbard”. Twitter @ArellanoRabiela

La nueva normalidad: 2020

La nueva normalidad 2020, partiendo de un antes y un después. Antes un mundo de causalidad, de movimientos sociales, de costumbres, de proyectos personalizados. Ahora, la era de la tecnología. La nueva normalidad nos llevará a proyectos virtuales de manera permanente: Clases, asambleas de socios, trámites, justicia en línea, pago de derechos, emisión de documentos oficiales, trabajos colaborativos en redes, rendimiento de productividad en base a plataformas. Si somos religiosos, parece que Dios nos mandó una señal de que el mundo necesitaba una pausa: En contaminación, en recursos de la naturaleza, en madurez financiera, en ecología y vegetación. La naturaleza necesitaba acabar con el peor depredador del mundo: El hombre. Es increíble cómo no teníamos dientes grandes ni garras afiladas, o enormes tentáculos ni mordeduras venenosas, pero teníamos inteligencia, y la astucia para fabricar herramientas y armas artificiales y a la medida que nos convertimos en cazadores cada vez mejores, empezamos a matar animales a gran escala. Acabamos con la paloma pasajera, el dodo y las grandes manadas de bisontes de América del Norte. El siglo pasado acabamos con grandes poblaciones de ballenas. Hoy en día las flotas pesqueras del mundo recogen más peces de lo que, según científicos, es sostenible. El hombre es la mayor causa de muerte de mamíferos grandes en América del Norte. Pero no parece que los animales hayan desarrollado defensas contra nosotros, por los que emerge la pregunta ¿por qué?, nuestra llegada a la tierra y nuestra historia tecnológica ha generado un enorme cambio en la evolución de la mayoría de especies. Cazábamos y recogíamos en la tierra, pero pronto empezamos a explotar zonas intermareales, tomando pescados y mariscos. Esas zonas intermareales eran fuentes importantes de comida para los humanos prehistóricos que vivían en lugares como Sur América, Sur África, California y Oceanía. Después empezamos a tomar animales grandes y lo que ocurrió fue que, entre más armas de defensa desarrollaban, más jugosos se volvían para nosotros: entre más grandes eran las ballenas, más apetitosas eran para el ser humano, por ejemplo. El tamaño no era una defensa contra el hombre. Los cuernos del elefante, que en su origen eran un arma de defensa, dispararon el apetito del hombre por este animal. Se dice que somos al estilo Cartesiano “Seres racionales” recordemos cogito ergo suum, “pienso, luego existo”, pero hoy día sería al revés “existo, luego pienso”, pobre Rene Descartes, si viviera se volvería a morir de lo que la humanidad actual. Finalmente, la nueva normalidad debe ser a través de áreas de mejora continua, utilizando la tecnología ya como herramienta básica, pero nunca podrá sustituir a un ser humano, ya que esos sentimientos, el arte de pensar y de ser cada día mejores personas, es elemento único de nuestra humanidad. Tanto que pensar y reflexionar, una nueva era, ojalá con ella regresemos a esta nueva normalidad, aprendiendo de los errores que hemos cometido y acercándonos también a nuestras familias, valorándolas y creciendo conjuntamente en un contexto de cambio favorecido por las nuevas herramientas y la innovación. “Una máquina puede hacer el trabajo de cincuenta hombres ordinarios. Ninguna máquina puede hacer el trabajo de un hombre extraordinario, Elbert Hubbard”. Twitter @ArellanoRabiela