/ martes 2 de enero de 2018

PROMESAS DE AÑO NUEVO

PROMESAS DE AÑO NUEVO

… con quienes desean superarse

 Carlos Martínez Inda

 Promesa infalible de fin de año: hacer mejor las cosas que el año pasado. Bien, pero meditemos un poco sobre esa promesa que en el fondo es vaga.

 Independientemente de la vaguedad así dicha, la promesa de hacer mejor las cosas que como lo hemos venido haciendo, no es cosa del año nuevo, es cosa de un ser pensante, de un ser decidido a superarse constantemente, que no espera que se acabe el año para ser mejor… pero es necesario concretar las cosas que pensamos mejorar.

Sin embargo, se entiende el propósito y se acepta la promesa.

El hombre es imperfecto y como tal comete errores. Lo que sigue después de cometer un error tiene dos caminos: la corrección y el arrepentimiento;  en ocasiones surge un sentimiento que en nada ayuda: la lamentación.

Deseo comentar con palabras cotidianas, “urbanas” diría mi abuelita, la diferencia que veo en estos términos. Disto muchísimo, pero de verdad muchisísimo de conocer los orígenes de las palabras y su uso académico, lo que nunca ha sido estrictamente hablando, de mi personal interés, por lo que en principio desecho este análisis para mi charla.

Leo con muchas ganas a quienes escriben analizando palabras y su uso correcto con la pretensión de superarme, pero con mucha frecuencia mi balance de resultados se me presenta con números rojos: no aprendo.

Lejano, pues, es mi deseo de dar cultura, quiero solamente charlar con quien desee hacerlo conmigo, como si lo hiciéramos en una mesa tomando café, en la que no faltará quien se burle de tus ideas mientras otros te respaldan.

Palabras llanas, las que utilizamos todos los días, con las que nos entendemos sin problema, serán las que vas a encontrar más adelante.

Prometemos: a partir del año nuevo haremos mejor las cosas de como lo hicimos el año pasado. Damos por sentado: 1) que siempre hay una mejor manera de hacer las cosas 2) concebimos inconformidad con nuestros actos, base necesaria para pensar en mejorarnos 3) reconocemos con valentía que cometimos errores ¡¡Bravo por tales aciertos!!

Ya dije al principio, que errar es de humanos, solo quien no hace nada no se equivoca. Vistas así las cosas, el cometer errores no me hace temblar.

Analicemos, pues, los dos caminos y el probable sentimiento por los que transitamos cuando pretendemos subsanar, lo que no siempre se puede, nuestros errores. Algunos de éstos son irreversibles.

 CORRECCION

Entiendo por corregir el modificar hasta donde sea necesario (he aquí el problema) nuestro actuar. Algunos nos quedamos sólo en la disminución, no llegamos a la eliminación, de nuestros defectos y errores alegando que hasta allí fue necesario y juramos que como quedamos, quedamos bien, los otros no nos comprenden, decimos. De aquí parten los asegunes…

Pongamos un ejemplo: hay errores fáciles de detectar y la corrección es lo más fácil del mundo; dos más dos son tres. ERROR, la corrección es fácil, borrar el 3 poner en su lugar un 4 y ¡listo!

Pero si se trata de saldar una deuda no se admite borrón de nada, sino de pagar el peso que faltó. La corrección en este caso implica el pago obligado, acción interactiva donde existe la conciencia y la honradez.

 ARREPENTIMIENTO

 El arrepentimiento transita en los valores morales.

El arrepentimiento viene por errores de haber hecho algo contra las normas  o  por omisión, esto es, dejar de hacer algo que teníamos obligación de hacerlo, ambos casos con raíces de calidad moral, dándole al error, el nombre de falta.

Volviendo al ejemplo de que dos más dos son tres, vimos que el error puede y debe corregirse pero a diferencia, no tenemos porqué sentir arrepentimiento, A MENOS QUE… el error lo hayamos propiciado deliberadamente  y estemos en contra de pagar el faltante, lo que equivale a querernos robar el peso dejando en consecuencia el testimonio claro de que no somos honrados ni tenemos conciencia de nuestras obligaciones.

Si el arrepentimiento es verdadero nos llevará a la corrección de la conducta equivocada, que en este caso toma el nombre de enmienda.

Las faltas materiales se pagan con materia, las morales se pagan con el arrepentimiento y enmienda, esto es, si no pagas el peso, lo pagas dentro del  bote por lo del robo, pero si pagas, con un perdón y gracias tienes.

 LAMENTACION

Lamentar es una expresión que implica aflicción de algo que nos sucede o cuando no enojamos por algo y lo expresamos o cuando una pena nos atosiga el corazón.

La lamentación no corrige nada, es pura quejumbre. La lamentación es el punto final ante metas no logradas, ante el fracaso de nuestros intentos infructuosos de corregir o enmendar algo que hicimos mal,

CONCLUSION

La promesa así enunciada “haremos mejor las cosas” o “prometo ser mejor” es vaga, no concreta el compromiso y origina muchas preguntas…

¿Qué aspectos de nuestra vida son los que prometemos corregir? ¿Quién nos va a juzgar y a calificar la magnitud de nuestro esfuerzo para saber si nuestra corrección es correcta, valga la redundancia, al grado necesario? ¿Me corrijo o me enmiendo? Eso te lo contesta la intención con la que cometiste tu falta. Si obraste bien si tu conciencia está tranquila,  ¿qué vas a enmendar? ¿qué te turba del resultado de tus acciones para que lo corrijas o te enmiendes?

Esto y más podemos elucubrar pero, por favor, no caigamos en la lamentación de lo que hemos hecho de nuestra vida... no ganamos nada… mejor vamos a corregirnos si hay modo o con espíritu fuerte, enmendarnos, pero no lamentarnos. ¡Sí se puede!

 Decirlo y escribirlo es fácil, pero…

Atenta solicitud: las palabras analizadas tienen muchas acepciones, muchos usos, muchas aplicaciones,  por lo que mi opinión seguramente será muy controvertida si se sesga la intención, que es fácil. Les ruego a mis lectores que me ayuden entendiendo la aplicación que utilizo de esas palabras para efecto de estos comentarios, esa que comulga con la intención de los prometedores de fin de año. Gracias por ello.

 Mi correo: abuelitocarlos@hotmail.com

 Si Dios lo permite, nos encontraremos el próximo martes

PROMESAS DE AÑO NUEVO

… con quienes desean superarse

 Carlos Martínez Inda

 Promesa infalible de fin de año: hacer mejor las cosas que el año pasado. Bien, pero meditemos un poco sobre esa promesa que en el fondo es vaga.

 Independientemente de la vaguedad así dicha, la promesa de hacer mejor las cosas que como lo hemos venido haciendo, no es cosa del año nuevo, es cosa de un ser pensante, de un ser decidido a superarse constantemente, que no espera que se acabe el año para ser mejor… pero es necesario concretar las cosas que pensamos mejorar.

Sin embargo, se entiende el propósito y se acepta la promesa.

El hombre es imperfecto y como tal comete errores. Lo que sigue después de cometer un error tiene dos caminos: la corrección y el arrepentimiento;  en ocasiones surge un sentimiento que en nada ayuda: la lamentación.

Deseo comentar con palabras cotidianas, “urbanas” diría mi abuelita, la diferencia que veo en estos términos. Disto muchísimo, pero de verdad muchisísimo de conocer los orígenes de las palabras y su uso académico, lo que nunca ha sido estrictamente hablando, de mi personal interés, por lo que en principio desecho este análisis para mi charla.

Leo con muchas ganas a quienes escriben analizando palabras y su uso correcto con la pretensión de superarme, pero con mucha frecuencia mi balance de resultados se me presenta con números rojos: no aprendo.

Lejano, pues, es mi deseo de dar cultura, quiero solamente charlar con quien desee hacerlo conmigo, como si lo hiciéramos en una mesa tomando café, en la que no faltará quien se burle de tus ideas mientras otros te respaldan.

Palabras llanas, las que utilizamos todos los días, con las que nos entendemos sin problema, serán las que vas a encontrar más adelante.

Prometemos: a partir del año nuevo haremos mejor las cosas de como lo hicimos el año pasado. Damos por sentado: 1) que siempre hay una mejor manera de hacer las cosas 2) concebimos inconformidad con nuestros actos, base necesaria para pensar en mejorarnos 3) reconocemos con valentía que cometimos errores ¡¡Bravo por tales aciertos!!

Ya dije al principio, que errar es de humanos, solo quien no hace nada no se equivoca. Vistas así las cosas, el cometer errores no me hace temblar.

Analicemos, pues, los dos caminos y el probable sentimiento por los que transitamos cuando pretendemos subsanar, lo que no siempre se puede, nuestros errores. Algunos de éstos son irreversibles.

 CORRECCION

Entiendo por corregir el modificar hasta donde sea necesario (he aquí el problema) nuestro actuar. Algunos nos quedamos sólo en la disminución, no llegamos a la eliminación, de nuestros defectos y errores alegando que hasta allí fue necesario y juramos que como quedamos, quedamos bien, los otros no nos comprenden, decimos. De aquí parten los asegunes…

Pongamos un ejemplo: hay errores fáciles de detectar y la corrección es lo más fácil del mundo; dos más dos son tres. ERROR, la corrección es fácil, borrar el 3 poner en su lugar un 4 y ¡listo!

Pero si se trata de saldar una deuda no se admite borrón de nada, sino de pagar el peso que faltó. La corrección en este caso implica el pago obligado, acción interactiva donde existe la conciencia y la honradez.

 ARREPENTIMIENTO

 El arrepentimiento transita en los valores morales.

El arrepentimiento viene por errores de haber hecho algo contra las normas  o  por omisión, esto es, dejar de hacer algo que teníamos obligación de hacerlo, ambos casos con raíces de calidad moral, dándole al error, el nombre de falta.

Volviendo al ejemplo de que dos más dos son tres, vimos que el error puede y debe corregirse pero a diferencia, no tenemos porqué sentir arrepentimiento, A MENOS QUE… el error lo hayamos propiciado deliberadamente  y estemos en contra de pagar el faltante, lo que equivale a querernos robar el peso dejando en consecuencia el testimonio claro de que no somos honrados ni tenemos conciencia de nuestras obligaciones.

Si el arrepentimiento es verdadero nos llevará a la corrección de la conducta equivocada, que en este caso toma el nombre de enmienda.

Las faltas materiales se pagan con materia, las morales se pagan con el arrepentimiento y enmienda, esto es, si no pagas el peso, lo pagas dentro del  bote por lo del robo, pero si pagas, con un perdón y gracias tienes.

 LAMENTACION

Lamentar es una expresión que implica aflicción de algo que nos sucede o cuando no enojamos por algo y lo expresamos o cuando una pena nos atosiga el corazón.

La lamentación no corrige nada, es pura quejumbre. La lamentación es el punto final ante metas no logradas, ante el fracaso de nuestros intentos infructuosos de corregir o enmendar algo que hicimos mal,

CONCLUSION

La promesa así enunciada “haremos mejor las cosas” o “prometo ser mejor” es vaga, no concreta el compromiso y origina muchas preguntas…

¿Qué aspectos de nuestra vida son los que prometemos corregir? ¿Quién nos va a juzgar y a calificar la magnitud de nuestro esfuerzo para saber si nuestra corrección es correcta, valga la redundancia, al grado necesario? ¿Me corrijo o me enmiendo? Eso te lo contesta la intención con la que cometiste tu falta. Si obraste bien si tu conciencia está tranquila,  ¿qué vas a enmendar? ¿qué te turba del resultado de tus acciones para que lo corrijas o te enmiendes?

Esto y más podemos elucubrar pero, por favor, no caigamos en la lamentación de lo que hemos hecho de nuestra vida... no ganamos nada… mejor vamos a corregirnos si hay modo o con espíritu fuerte, enmendarnos, pero no lamentarnos. ¡Sí se puede!

 Decirlo y escribirlo es fácil, pero…

Atenta solicitud: las palabras analizadas tienen muchas acepciones, muchos usos, muchas aplicaciones,  por lo que mi opinión seguramente será muy controvertida si se sesga la intención, que es fácil. Les ruego a mis lectores que me ayuden entendiendo la aplicación que utilizo de esas palabras para efecto de estos comentarios, esa que comulga con la intención de los prometedores de fin de año. Gracias por ello.

 Mi correo: abuelitocarlos@hotmail.com

 Si Dios lo permite, nos encontraremos el próximo martes

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