/ lunes 30 de marzo de 2020

Coronavirus

Como médico, te puedo dar una cátedra del COVID19, pero como elegí la ortopedia y no la infectología, lo puedo contar de manera simple. Los ortopedistas somos lo que en la arquitectura correspondería a un maistro de obras: trabajamos con yeso, serruchos, clavos, tornillos y tomamos caguamas directamente de la botella luego de agarrarnos a martillazos con un hueso que se nos resistió a acomodarse. Somos los menos propensos a contagiarnos del Coronavirus porque estamos entre los pocos médicos que tienen 4 periodos vacacionales por el riesgo a emanaciones radioactivas.

Si eres empresario o político, puedes importar el COVID19 en alguno de tus viajes a Europa.

Pero si eres de Acámbaro, obrero, jornalero o eres internista del IMSS con 3 demandas de pensión y crees que estás a salvo porque tus viajes más largos son los lunes a Celaya a surtirte en el tianguis y los domingos al Zoo de Morelia, te explico que tampoco estás a salvo.

Aunque el eminente político viva en Celaya en su residencia del Campestre, como es panista y mocho, no atiende la fase 1 de la contingencia y va el domingo a misa en vez de verla en María Visión y se sienta y tose en el mismo lugar donde tu esposa la Britany acude, luego de comprar ropa de paca en el Tianguis del Lunes, para pedir que no te corran de la fábrica donde trabajas y que está a punto de cerrar por la contingencia; entonces al final se persigna, besa la Cruz y se va rumbo a tu casa con el virus que puede durar activo 48 horas y el cual anteriormente el eminente político panista trajo importado de su viaje al Vaticano.

La Britany, luego de regresarse tosiendo en el guajolotero, hace escala en Salvatierra donde se baja a tomar chesco y bañar con gotitas de Flügge (babas) el andén, antes de apearse de nuevo al bus para terminar de cumplir con la fase 2 de la pandemia. Al llegar a casa, besa a tus hijos y los contagia. Como tus chamacos son sobrevivientes del programa de PROSPERA, a ellos el virus no les va a hacer ni cosquillas, pero van a ir a visitar a su abuelita (ojalá que sea a tu suegra primero) quien tiene obesidad mórbida, diabetes descompensada que se controla con moringa e hipertensión arterial que se cura con una coca cola bien fría cada que le da el vágido. Por lo mismo ya tiene daño renal y las defensas bajas, y entonces sí, el coronavirus se va a ensañar con ella, con la comadre Petrita de 70 años que fue a sacarle el aigre contaminado del pulmón con ventosas, y con su consuegra (tu mamá) que con el pretexto de rezarle un rosario fue a chismear si ya mero se moría la vieja jija del maíz que tanto se mete en la vida de su retoño. Para ese entonces la fase de alerta ya pasó a la etapa 3 y en el mismo hospital van a confluir Celaya, Acámbaro y Salvatierra junto con: doña Petrita, tu mamá, tu suegra y hasta el político del PAN que trajo el virus desde el Vaticano, porque en el MAC y en el San José ya no tienen ventiladores.

Afortunadamente, como tú te llamas El Yustin y tienes menos de 40, igual que la Britany, solo les da bronquitis. Pero en la etapa 3 por lo menos un 50% del personal hospitalario va a estar infectado, entonces, yo como traumatologo tal vez seré de los pocos médicos sanos porque gracias a que tengo más periodos vacacionales no estuve expuesto al virus y me quedé en casa bebiendo caguamas a pico, entonces llegaré a atender la contingencia epidemiologica con una cruda de 4 semanas, porque el internista, pese a sus tres demandas de pensión alimenticia si le alcanzó la plata y se fue un fin de semana con la suplente de enfermería y sus 3 bendiciones al zoológico de Morelia, donde se tomaron un raspado de grosella (ellos son estudiosos, modositos y no toman caguama de la botella) de un carrito con forma de cisne, al que don Tiburcio, el paletero del zoo le estornudo, y como al Coronavirus le sienta el frío, ahí se fregó la cosa. El internista infectó al urgenciólogo cuando le gritoneó algo a la cara de una Interconsulta por una tontería (la verdad es que deben tener problemas añejos por compartir sugar baby). La enfermera suplente le pegó el COVID19 a los enfermeros de base, a uno que otro residente, y el hospital bien, gracias.

Todos en cuarentena por no cumplir con la fase 1 de la contingencia que te pedía quedarte encerrado en casa.

Y ahora a mí, que soy excelente especialista en curar huesos, pero que por desgracia como el hueso ni late ni respira, hace años que no estudio la fisiología del pulmón, me ocasionarán estrés y hasta un delirium tremens por no curarme la cruda de la borrachera de un mes.

Así que cuida tu vida y la de los tuyos y atiende las reglas del distanciamiento social si no quieres que un traumatólogp termine intubándote para salvarte la vida.

Por favor pueblo, no se esperen a verle las rayas al tigre para echarse a correr porque será demasiado tarde.

Como médico, te puedo dar una cátedra del COVID19, pero como elegí la ortopedia y no la infectología, lo puedo contar de manera simple. Los ortopedistas somos lo que en la arquitectura correspondería a un maistro de obras: trabajamos con yeso, serruchos, clavos, tornillos y tomamos caguamas directamente de la botella luego de agarrarnos a martillazos con un hueso que se nos resistió a acomodarse. Somos los menos propensos a contagiarnos del Coronavirus porque estamos entre los pocos médicos que tienen 4 periodos vacacionales por el riesgo a emanaciones radioactivas.

Si eres empresario o político, puedes importar el COVID19 en alguno de tus viajes a Europa.

Pero si eres de Acámbaro, obrero, jornalero o eres internista del IMSS con 3 demandas de pensión y crees que estás a salvo porque tus viajes más largos son los lunes a Celaya a surtirte en el tianguis y los domingos al Zoo de Morelia, te explico que tampoco estás a salvo.

Aunque el eminente político viva en Celaya en su residencia del Campestre, como es panista y mocho, no atiende la fase 1 de la contingencia y va el domingo a misa en vez de verla en María Visión y se sienta y tose en el mismo lugar donde tu esposa la Britany acude, luego de comprar ropa de paca en el Tianguis del Lunes, para pedir que no te corran de la fábrica donde trabajas y que está a punto de cerrar por la contingencia; entonces al final se persigna, besa la Cruz y se va rumbo a tu casa con el virus que puede durar activo 48 horas y el cual anteriormente el eminente político panista trajo importado de su viaje al Vaticano.

La Britany, luego de regresarse tosiendo en el guajolotero, hace escala en Salvatierra donde se baja a tomar chesco y bañar con gotitas de Flügge (babas) el andén, antes de apearse de nuevo al bus para terminar de cumplir con la fase 2 de la pandemia. Al llegar a casa, besa a tus hijos y los contagia. Como tus chamacos son sobrevivientes del programa de PROSPERA, a ellos el virus no les va a hacer ni cosquillas, pero van a ir a visitar a su abuelita (ojalá que sea a tu suegra primero) quien tiene obesidad mórbida, diabetes descompensada que se controla con moringa e hipertensión arterial que se cura con una coca cola bien fría cada que le da el vágido. Por lo mismo ya tiene daño renal y las defensas bajas, y entonces sí, el coronavirus se va a ensañar con ella, con la comadre Petrita de 70 años que fue a sacarle el aigre contaminado del pulmón con ventosas, y con su consuegra (tu mamá) que con el pretexto de rezarle un rosario fue a chismear si ya mero se moría la vieja jija del maíz que tanto se mete en la vida de su retoño. Para ese entonces la fase de alerta ya pasó a la etapa 3 y en el mismo hospital van a confluir Celaya, Acámbaro y Salvatierra junto con: doña Petrita, tu mamá, tu suegra y hasta el político del PAN que trajo el virus desde el Vaticano, porque en el MAC y en el San José ya no tienen ventiladores.

Afortunadamente, como tú te llamas El Yustin y tienes menos de 40, igual que la Britany, solo les da bronquitis. Pero en la etapa 3 por lo menos un 50% del personal hospitalario va a estar infectado, entonces, yo como traumatologo tal vez seré de los pocos médicos sanos porque gracias a que tengo más periodos vacacionales no estuve expuesto al virus y me quedé en casa bebiendo caguamas a pico, entonces llegaré a atender la contingencia epidemiologica con una cruda de 4 semanas, porque el internista, pese a sus tres demandas de pensión alimenticia si le alcanzó la plata y se fue un fin de semana con la suplente de enfermería y sus 3 bendiciones al zoológico de Morelia, donde se tomaron un raspado de grosella (ellos son estudiosos, modositos y no toman caguama de la botella) de un carrito con forma de cisne, al que don Tiburcio, el paletero del zoo le estornudo, y como al Coronavirus le sienta el frío, ahí se fregó la cosa. El internista infectó al urgenciólogo cuando le gritoneó algo a la cara de una Interconsulta por una tontería (la verdad es que deben tener problemas añejos por compartir sugar baby). La enfermera suplente le pegó el COVID19 a los enfermeros de base, a uno que otro residente, y el hospital bien, gracias.

Todos en cuarentena por no cumplir con la fase 1 de la contingencia que te pedía quedarte encerrado en casa.

Y ahora a mí, que soy excelente especialista en curar huesos, pero que por desgracia como el hueso ni late ni respira, hace años que no estudio la fisiología del pulmón, me ocasionarán estrés y hasta un delirium tremens por no curarme la cruda de la borrachera de un mes.

Así que cuida tu vida y la de los tuyos y atiende las reglas del distanciamiento social si no quieres que un traumatólogp termine intubándote para salvarte la vida.

Por favor pueblo, no se esperen a verle las rayas al tigre para echarse a correr porque será demasiado tarde.

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