/ jueves 27 de diciembre de 2018

De nuestro viejo tambor

1.- El villancico indica: “El camino que lleva a Belén/ baja hasta el valle que la nieve cubrió. / Los pastorcillos quieren ver a su Rey, le traen regalos en su humilde zurrón al Redentor, al Redentor. / Yo quisiera poner a tus pies algún presente que te agrade Señor, /mas Tú ya sabes que soy pobre también, y no poseo más que un viejo tambor. (…) El camino que lleva a Belén voy marcando con mi viejo tambor, nada hay mejor que yo pueda ofrecer, /su ronco acento es un canto de amor (…).”


2.- ¿Cuantos viejos tambores tenemos?; ¿cuantos caminos a Belén no hemos recorrido? ¿Cuántos regalos hemos desviado u omitido? ¿Cuántos ruidos hemos producido que no son cantos, sino quejas y pedimentos vacuos?


3.- Alguna vez soñé en pisar Belem, una pequeña ciudad cerca de la amurallada Jerusalén; cuyo significado, ahora me entero, es casa de pan, y que está allá en Palestina; ahora sé que estuvo llena de musulmanes y de cristianos, pero ahora el porcentaje de cristianos en muy pobre, casi no hay…. Metafóricamente no hay viejos tambores.


4.- Hoy en medio de los ruidos modernos, nos olvidamos de muchas cosas: en la misa del domingo un sacerdote mencionó una plegaria para los niños encarcelados y separados de sus padres en los Estados Unidos. Ahora sé que, a mitad de este año, eran más de catorce mil, enjaulados, arrancados de sus progenitores; ahora sé que esa Noche Buena debió ser espantosa, más fría; que esta Navidad, no hubo ni un viejo tambor, y que no hay preocupación mundial por esos rehenes del odio, por esos secuestrados, en ese país y en muchos, archivamos en el olvido, nuestra pobreza de solidaridad, para dejarlos solos en medio de otros quehaceres.


5.- No son nuestros hijos, ni nuestros parientes cercanos, ni lejanos y no son lugar de noticias. Felipe Alonso-Gómez, migrante guatemalteco de 8 años murió ayer bajo custodia estadounidense. La niña migrante guatemalteca de siete años, Jakelin Caal, falleció hace dos semanas mientras estaba bajo custodia de la Patrulla Fronteriza en un hospital de Estados Unidos, fue sepultada el día de Navidad en el norte indígena de Guatemala. La lejana y legendaria Belem parece ser solo un símbolo, ahora casi sin cristianos. Viejos y destrozados tambores…

1.- El villancico indica: “El camino que lleva a Belén/ baja hasta el valle que la nieve cubrió. / Los pastorcillos quieren ver a su Rey, le traen regalos en su humilde zurrón al Redentor, al Redentor. / Yo quisiera poner a tus pies algún presente que te agrade Señor, /mas Tú ya sabes que soy pobre también, y no poseo más que un viejo tambor. (…) El camino que lleva a Belén voy marcando con mi viejo tambor, nada hay mejor que yo pueda ofrecer, /su ronco acento es un canto de amor (…).”


2.- ¿Cuantos viejos tambores tenemos?; ¿cuantos caminos a Belén no hemos recorrido? ¿Cuántos regalos hemos desviado u omitido? ¿Cuántos ruidos hemos producido que no son cantos, sino quejas y pedimentos vacuos?


3.- Alguna vez soñé en pisar Belem, una pequeña ciudad cerca de la amurallada Jerusalén; cuyo significado, ahora me entero, es casa de pan, y que está allá en Palestina; ahora sé que estuvo llena de musulmanes y de cristianos, pero ahora el porcentaje de cristianos en muy pobre, casi no hay…. Metafóricamente no hay viejos tambores.


4.- Hoy en medio de los ruidos modernos, nos olvidamos de muchas cosas: en la misa del domingo un sacerdote mencionó una plegaria para los niños encarcelados y separados de sus padres en los Estados Unidos. Ahora sé que, a mitad de este año, eran más de catorce mil, enjaulados, arrancados de sus progenitores; ahora sé que esa Noche Buena debió ser espantosa, más fría; que esta Navidad, no hubo ni un viejo tambor, y que no hay preocupación mundial por esos rehenes del odio, por esos secuestrados, en ese país y en muchos, archivamos en el olvido, nuestra pobreza de solidaridad, para dejarlos solos en medio de otros quehaceres.


5.- No son nuestros hijos, ni nuestros parientes cercanos, ni lejanos y no son lugar de noticias. Felipe Alonso-Gómez, migrante guatemalteco de 8 años murió ayer bajo custodia estadounidense. La niña migrante guatemalteca de siete años, Jakelin Caal, falleció hace dos semanas mientras estaba bajo custodia de la Patrulla Fronteriza en un hospital de Estados Unidos, fue sepultada el día de Navidad en el norte indígena de Guatemala. La lejana y legendaria Belem parece ser solo un símbolo, ahora casi sin cristianos. Viejos y destrozados tambores…

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