/ lunes 11 de marzo de 2024

Día Internacional de la Mujer en Palestina

Hoy en una parte del mundo la violencia contra las mujeres es la de mayor horror: Palestina.

La historia de las mujeres en el mundo está sellada por la desigualdad, la injusticia y la violencia, es por ello que el 8 de marzo salen millones de mujeres a las calles y plazas, en ciudades y pueblos de todo el planeta.

Justas son sus demandas, diversas en cada región, marcadas por contextos particulares, algunas enfocadas a la violencia doméstica, a la sexual dentro y fuera de la familia, a los feminicidios. A la invisibilidad del Estado para prevenir, sancionar y erradicar todo tipo de violencia contra las mujeres.

La violencia en las calles, en las escuelas y universidades, la violencia en los centros laborales, la violencia ejercida por el gobierno contra las que protestan, la violencia de las organizaciones del crimen organizado, todas las violencias contra las mujeres emergen y se manifiestan en voz de mujeres conscientes que cada vez son más.

En Palestina no hay manifestaciones de mujeres en las calles, porque no hay calles, no hay manifestaciones de mujeres en las plazas públicas, porque no hay plazas públicas.

Lo que hay son mujeres escondidas con sus hijos buscando refugio contra las bombas que caerán de un momento a otro. Mujeres buscando qué comer y quizá no buscando comida para ellas, sino para sus hijos.

El asedio de una potencia de medio oriente, Israel y su socio en el genocidio, Estados Unidos, ejercen la mayor violencia contra las mujeres y su familia, esa es ahora Palestina.

La violencia extrema contra las mujeres es quitarles la vida y no a una, sino a miles y quitarles la vida a sus hijos pequeños, recién nacidos, que inician a caminar y a los más grandes que tratan de proteger a sus hermanos y que sueñan en no morir.

¿Qué pasa en el mundo?

Miremos cómo se ejerce la violación de todos los derechos humanos contra las mujeres palestinas.

Quizá nada logremos con mirar, con manifestar la injusticia que se comete, pero ubicados desde nuestro cómodo confort en casa.

Pero ojalá vibremos en contra de lo que pasa a otro ser humano en cualquier lugar del mundo que sufre por causa del poder económico-militar.

Actuar en lo que sea posible, expresemos a los nuestros, nuestro rechazo a semejantes acontecimientos.

Las protestas mundiales exigen a los gobiernos para que llamen por su nombre a lo que ocurre en Palestina, es un holocausto, es un genocidio para un pueblo milenario que se niega a morir.

Mi admiración para el presidente de Brasil que ha dicho con toda claridad el contenido de la palabra de lo que pasa en Palestina: genocidio.

Vivan las mujeres palestinas que resisten ante nuestros ojos por la vida y la de los suyos.

Hoy en una parte del mundo la violencia contra las mujeres es la de mayor horror: Palestina.

La historia de las mujeres en el mundo está sellada por la desigualdad, la injusticia y la violencia, es por ello que el 8 de marzo salen millones de mujeres a las calles y plazas, en ciudades y pueblos de todo el planeta.

Justas son sus demandas, diversas en cada región, marcadas por contextos particulares, algunas enfocadas a la violencia doméstica, a la sexual dentro y fuera de la familia, a los feminicidios. A la invisibilidad del Estado para prevenir, sancionar y erradicar todo tipo de violencia contra las mujeres.

La violencia en las calles, en las escuelas y universidades, la violencia en los centros laborales, la violencia ejercida por el gobierno contra las que protestan, la violencia de las organizaciones del crimen organizado, todas las violencias contra las mujeres emergen y se manifiestan en voz de mujeres conscientes que cada vez son más.

En Palestina no hay manifestaciones de mujeres en las calles, porque no hay calles, no hay manifestaciones de mujeres en las plazas públicas, porque no hay plazas públicas.

Lo que hay son mujeres escondidas con sus hijos buscando refugio contra las bombas que caerán de un momento a otro. Mujeres buscando qué comer y quizá no buscando comida para ellas, sino para sus hijos.

El asedio de una potencia de medio oriente, Israel y su socio en el genocidio, Estados Unidos, ejercen la mayor violencia contra las mujeres y su familia, esa es ahora Palestina.

La violencia extrema contra las mujeres es quitarles la vida y no a una, sino a miles y quitarles la vida a sus hijos pequeños, recién nacidos, que inician a caminar y a los más grandes que tratan de proteger a sus hermanos y que sueñan en no morir.

¿Qué pasa en el mundo?

Miremos cómo se ejerce la violación de todos los derechos humanos contra las mujeres palestinas.

Quizá nada logremos con mirar, con manifestar la injusticia que se comete, pero ubicados desde nuestro cómodo confort en casa.

Pero ojalá vibremos en contra de lo que pasa a otro ser humano en cualquier lugar del mundo que sufre por causa del poder económico-militar.

Actuar en lo que sea posible, expresemos a los nuestros, nuestro rechazo a semejantes acontecimientos.

Las protestas mundiales exigen a los gobiernos para que llamen por su nombre a lo que ocurre en Palestina, es un holocausto, es un genocidio para un pueblo milenario que se niega a morir.

Mi admiración para el presidente de Brasil que ha dicho con toda claridad el contenido de la palabra de lo que pasa en Palestina: genocidio.

Vivan las mujeres palestinas que resisten ante nuestros ojos por la vida y la de los suyos.