Se ha hecho costumbre y es algo innato en hombre, la discordia y criterios diferentes, sea en relación a estrategias objetivos, la discrepancia y criterios, diferentes, sea en relación a líderes, estrategias o acciones luego suele convertirse en franca disidencia.
Lo mismo lo apreciamos en organizaciones sociales como las iglesias, los sindicatos, las organizaciones empresariales y hasta padres de familia, que en organizaciones políticas, sean partidos o agrupaciones o meramente cívicas, Iglesia católica, que provocó y el gran cisma que propició la creación de protestantismo y sus innumerables sectas.
En materia sindical las luchas internas llegan al grado de sostener quien tiene la mayor representatividad y desde luego, la titularidad. Los grandes ejemplos los encontramos en los sindicatos de los petroleros, los maestros, los ferrocarrileros, los médicos, los servidores públicos, y hasta los movimientos estudiantiles.
Cómo no recordar en una de las más grandes representaciones de empresarios, como es la Canacintra, por cuestiones de liderazgo, se enciende al crearse la organización independiente de los industriales y de los ecologistas. Y qué decir de la lucha entre lograr representación de padres de familia y, los que luchaban por reconocimiento del derecho de la familia para educar a sus hijos de acuerdo a sus principios y convicciones.
No en balde el gobierno priista metió su colita para quebrantar la Unión Nacional de Padres de Familia para educar a sus hijos de acuerdo a sus principios, creándola disidente la Asociación Nacional de Padres de Familia, para distorsionar la estructura y la auténtica lucha de la U.N.P.F.
En materia de partidos políticos, recordemos cómo las grandes discrepancias, disidencias y divisiones, simplemente lograron la desaparición de los partidos más pequeños. Y del Ferrocarril de Aguilar Talamantes. No se diga, de cómo los intereses y conveniencias pueden afectar. Y cómo no se diga están afectando al Verde y cómo los intereses y conveniencias pueden afectar a los denominados más de las “chiquilladas”.
De los partidos sólidos, llama dos de los “grandes” en estos momentos, no se puede olvidar cómo han sido callados el PRI y el PRD y casi desvanecidos, de desunirlos políticamente con el PAN, que de buenas a primeras se convirtió en una organización beligerante, sí, hay que decirlo también Acción Nacional sufrió los embates de las discrepancias. Subió a MORENA.
En el PRD hasta las chacotas se lleva sus grandes diferencias, a quien disfrutaba casi de una identidad propia, al grado de llegarles a denominar “las tribus”. Han vuelto sus diferencias reconociendo a los diferentes grupos con el Partido de la Revolución Nacional.
En fin, no tenemos porqué espantarnos ni mucho menos escandalizarnos de algo que es natural en cualquier organización humana; si hasta en las propias familias, lamentablemente, pueden suceder en ocasiones, hasta lograr sus desintegración.
En todos los aspectos y en todas las organizaciones se debe anteponer el interés general sobre cualquier interés de grupo o personal. De ahí, que siempre se debe intentar la unidad en los ideales, principios y objetivos, que son los que nos unen, sobre las diferencias o discrepancias que son las que nos dividen.
No podemos afectar negativamente a los demás en la lucha de nuestras reivindicaciones; éstas deben darse civilizadamente, pacíficamente y sobre todo dentro de la legalidad. Se debe recurrir al dialogo al consenso, al acuerdo, al mayor siempre pensador en los objetivos en el bien mayor de las organizaciones, de los sindicatos, de las iglesias, de los partidos, de las instituciones y sobre todo de la ciudad.
No podemos, no debemos salirnos de la legalidad de la normatividad, de la institucionalidad, en una palabra, del estado de Derecho. No caigamos en la tentación de la desesperación ni del pesimismo. Actuemos pues, en cualquier discrepancia, con altura de miras… al Sol.
