/ lunes 23 de julio de 2018

…sin palabras. La corrupción

Celso Rico Peña

Llueve  y llueve bonito, les parece amigo lector y mientras llueve escribo lo que ahora lees, aunque muchos fanáticos afirman que una imagen vale por mil palabras, pero nunca he visto a ninguno de ellos, por ejemplo mirar la tele sin volumen porque las imágenes muchas resultan insustanciales. ¡Hágase la luz! Y la luz se hizo cuando el Señor la nombro.

La historia humana comenzó cuando logramos transformar el gruñido primario en palabras articuladas y digamos hambre, dijimos lluvia, dijimos frio, dijimos fuego. Hay pensamientos en mi memoria sin palabras. Sin ellas no hay pasado, ni presente, ni futuro, y es por eso que cuando un nuevo ser llega al mundo lo primero que hace es nombrarlo para otorgarle reconocimiento y espacio en la dimensión humana.

Pero sucedió que un día nos percatamos de que entre la infinita variedad de seres vivos que pueblan la tierra, solo nosotros se nos otorgó el don de la palabra, y en ese momento, inflados de soberbia construimos la torre de Babel para llegar hasta el cielo con objeto de que nos diéramos cuenta de que aún nos faltaba mucho por aprender. Dios mando la confusión de las lenguas y nos obligó a empezar de nuevo.

Aprendimos la lección y nos obligó a la confusión al recuperar el uso de la palabra nos entendimos, nos organizamos y obramos prodigios, leyes, religiones, historia, poesía, para darle esplendor y permanencia, escribimos las palabras, nacieron los libros y reformamos las bibliotecas donde preservar la quintaescencia del pensamiento. Conscientes del poder de la palabra, quisimos hacernos oír y más y más a allá de la voz inventamos el radio, el teléfono, la televisión y el internet para que la comunicación no tuviera límites.

Los teléfonos celulares rápidamente se volvieron imprescindibles para mantenernos comunicados con el mundo desde cualquier lugar nos encontramos; el W.C. las nubes o incluso desde otro. Planeta. Hoy que la distancia ya no es impedimento, los mejores comunicólogos del mundo se ufanan por encontrar el lenguaje croeconomico que nos permita comunicarnos con los extraterrestres cuando tropecemos con ellos. Orgullosos de nuestros logros nos llamamos a nosotros mismo los reyes del universo.

No es extraño por lo tanto qué con objeto de recordarnos que las torres en el cielo se crearon un día cayeron en la humillación (con música del trio los Diamantes); el señor haya permitido la destrucción de las torres de la llamada Babel de Hierro. A un no se sabe si podremos, si podremos superar esta prueba por evidente que perdido el don de la palabra, hemos vuelto a caer en la confusión y el caos basta visitar un antro para constatarlo “me cai que si guey” “que pedo guey”. ¿Te late! Pos ta’ chido… “ ni madres guey”, ta’ gachisimos. Pues igual y si, igual, no hombre. O sea… que no hay pedo guey. Tanta invension de neuronsa de los comunicólogos para que en un alarde de organización mental los chavos reciban a los extraterrestres preguntándoles ¿Qué onda o qué?... si después de pasar por Cervantes y los Borges que en el mundo han sido, el Señor ha dispuesto que retrocedamos al gruñido primario. Hágase señor tu Voluntad si haz dispuesto que retrocedamos debe de ser por eso que no encuentro palabras filosas, duras como piedras para arrojarlas a los legisladores priistas, que anteponiendo sus intereses a los del país, igualmente a los “morenazos” del señor López,  siento como si nos hubiera negado a todos los mexicanos, ¡me cai que si!... al sol

Y nos aclaran otra “onda”: “que la corrupción llego con los españoles, y que se quedó para siempre entre nosotros, básicamente entre los políticos, ha llegado a tal grado, que si no se asume una actitud combativa en aquellos que la cometen, la sociedad civil encontrara ya lo está haciendo instrumentos adecuados para hacerlo rebasar a todos los partidos políticos y a las propias autoridades, que han demostrado sus ineficiencias para enfrentar esta realidad incontrovertible. Indigna observar tanta corrupción en políticos que no tienen ética como algunos que conocemos en la administración de Don Ramón Ignacio Lemus y algunos dirigentes de partidos políticos que aprovechando el cargo hacen negocios sucios en contra de la ecología, a la que dicen defender.

Pero eso no es nada, pero si indigna a los Celayences, sobre todo los que pagamos impuestos, estamos manteniendo a tantos flojos que con el pretexto de tener la dirigencia de un partido, se les entrega cierta suma de lana en efectivo para que realicen sus actividades propias del partido, pero bien se sabe que muchos realizan actividades no para el partido en cuestión. Aunque lo anterior no lo tengo confirmado, en próxima columna daré nombres de confirmarse el hecho. La ética del comportamiento político califica o adjetiva los actos humanos y, en especial, la justificación moral de la conducta de un político.

Ideales y valores se conjugan para producir la conducta pero frente a este apotegma, surgen los intereses materiales que llevan a los políticos a cometer, no solo uno acto de corrupción lleva a otros actos. Paralelamente a estos personajes anda otro protegido por el  gobernador a quien se le atribuyen autor de un libro que el no escribió, sino otro que si sabe de estas cosas, a quien se la compro… al sol.

Trapitos… al sol

Mientras tanto, no olvidemos que son pocos los políticos que si escriben libros… al Sol.

Celso Rico Peña

Llueve  y llueve bonito, les parece amigo lector y mientras llueve escribo lo que ahora lees, aunque muchos fanáticos afirman que una imagen vale por mil palabras, pero nunca he visto a ninguno de ellos, por ejemplo mirar la tele sin volumen porque las imágenes muchas resultan insustanciales. ¡Hágase la luz! Y la luz se hizo cuando el Señor la nombro.

La historia humana comenzó cuando logramos transformar el gruñido primario en palabras articuladas y digamos hambre, dijimos lluvia, dijimos frio, dijimos fuego. Hay pensamientos en mi memoria sin palabras. Sin ellas no hay pasado, ni presente, ni futuro, y es por eso que cuando un nuevo ser llega al mundo lo primero que hace es nombrarlo para otorgarle reconocimiento y espacio en la dimensión humana.

Pero sucedió que un día nos percatamos de que entre la infinita variedad de seres vivos que pueblan la tierra, solo nosotros se nos otorgó el don de la palabra, y en ese momento, inflados de soberbia construimos la torre de Babel para llegar hasta el cielo con objeto de que nos diéramos cuenta de que aún nos faltaba mucho por aprender. Dios mando la confusión de las lenguas y nos obligó a empezar de nuevo.

Aprendimos la lección y nos obligó a la confusión al recuperar el uso de la palabra nos entendimos, nos organizamos y obramos prodigios, leyes, religiones, historia, poesía, para darle esplendor y permanencia, escribimos las palabras, nacieron los libros y reformamos las bibliotecas donde preservar la quintaescencia del pensamiento. Conscientes del poder de la palabra, quisimos hacernos oír y más y más a allá de la voz inventamos el radio, el teléfono, la televisión y el internet para que la comunicación no tuviera límites.

Los teléfonos celulares rápidamente se volvieron imprescindibles para mantenernos comunicados con el mundo desde cualquier lugar nos encontramos; el W.C. las nubes o incluso desde otro. Planeta. Hoy que la distancia ya no es impedimento, los mejores comunicólogos del mundo se ufanan por encontrar el lenguaje croeconomico que nos permita comunicarnos con los extraterrestres cuando tropecemos con ellos. Orgullosos de nuestros logros nos llamamos a nosotros mismo los reyes del universo.

No es extraño por lo tanto qué con objeto de recordarnos que las torres en el cielo se crearon un día cayeron en la humillación (con música del trio los Diamantes); el señor haya permitido la destrucción de las torres de la llamada Babel de Hierro. A un no se sabe si podremos, si podremos superar esta prueba por evidente que perdido el don de la palabra, hemos vuelto a caer en la confusión y el caos basta visitar un antro para constatarlo “me cai que si guey” “que pedo guey”. ¿Te late! Pos ta’ chido… “ ni madres guey”, ta’ gachisimos. Pues igual y si, igual, no hombre. O sea… que no hay pedo guey. Tanta invension de neuronsa de los comunicólogos para que en un alarde de organización mental los chavos reciban a los extraterrestres preguntándoles ¿Qué onda o qué?... si después de pasar por Cervantes y los Borges que en el mundo han sido, el Señor ha dispuesto que retrocedamos al gruñido primario. Hágase señor tu Voluntad si haz dispuesto que retrocedamos debe de ser por eso que no encuentro palabras filosas, duras como piedras para arrojarlas a los legisladores priistas, que anteponiendo sus intereses a los del país, igualmente a los “morenazos” del señor López,  siento como si nos hubiera negado a todos los mexicanos, ¡me cai que si!... al sol

Y nos aclaran otra “onda”: “que la corrupción llego con los españoles, y que se quedó para siempre entre nosotros, básicamente entre los políticos, ha llegado a tal grado, que si no se asume una actitud combativa en aquellos que la cometen, la sociedad civil encontrara ya lo está haciendo instrumentos adecuados para hacerlo rebasar a todos los partidos políticos y a las propias autoridades, que han demostrado sus ineficiencias para enfrentar esta realidad incontrovertible. Indigna observar tanta corrupción en políticos que no tienen ética como algunos que conocemos en la administración de Don Ramón Ignacio Lemus y algunos dirigentes de partidos políticos que aprovechando el cargo hacen negocios sucios en contra de la ecología, a la que dicen defender.

Pero eso no es nada, pero si indigna a los Celayences, sobre todo los que pagamos impuestos, estamos manteniendo a tantos flojos que con el pretexto de tener la dirigencia de un partido, se les entrega cierta suma de lana en efectivo para que realicen sus actividades propias del partido, pero bien se sabe que muchos realizan actividades no para el partido en cuestión. Aunque lo anterior no lo tengo confirmado, en próxima columna daré nombres de confirmarse el hecho. La ética del comportamiento político califica o adjetiva los actos humanos y, en especial, la justificación moral de la conducta de un político.

Ideales y valores se conjugan para producir la conducta pero frente a este apotegma, surgen los intereses materiales que llevan a los políticos a cometer, no solo uno acto de corrupción lleva a otros actos. Paralelamente a estos personajes anda otro protegido por el  gobernador a quien se le atribuyen autor de un libro que el no escribió, sino otro que si sabe de estas cosas, a quien se la compro… al sol.

Trapitos… al sol

Mientras tanto, no olvidemos que son pocos los políticos que si escriben libros… al Sol.

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