/ viernes 23 de septiembre de 2022

Rompiendo Paradigmas

Estábamos sentados en la mesa con varios amigos de hace muchos años, platicando de muchas cosas a la vez, incluso de cómo nos había ido en el trabajo, todos con diferentes profesiones y trabajos, algunos de manera privada y otros en grandes empresas, en algún momento hacen referencia sobre un tema de las mascotas y su alimentación, y mi esposa suelta la frase “si no lo ha conocido, no tendría por qué extrañarlo”, haciendo referencia a que si nunca lo ha comido mi perro, no tendría por qué añorarlo, o esperar a que se lo demos.

Wow, en ese momento me hizo mucho sentido esa frase, llegamos por la noche a la casa y le pedí que me recordara la frase y la anoté, me dormí, pero seguía dándole vuelta en la cabeza al tema, ahora son las seis de la mañana y estoy escribiendo esta nota, y sigo dándole vueltas al tema, y la verdad es mucho más profundo que saber sobre alimentos de las mascotas, va más allá.

Quizás puedas extrañar a una persona que has conocido de manera virtual, pero que nunca has estado en contacto con ella, pero que durante mucho tiempo se han escrito, o compartido incluso videos, pareciera que la conoces, pero no has convivido lo suficiente con ella, hace algunos años leí un artículo sobre un reclusorio y cómo muchos reclusos extrañaban a personas que solo les escribían para darles ánimo, pero nunca en sus vidas los habían visto, estas personas solo hacían labor social para, de alguna manera, aligerarles su situación de estar años encerrados, y por medio de cartas, dirigidas personalmente los hacían, por un momento, sentir bien, llegaban incluso a una dependencia hacia alguien que ni siquiera conocían.

Haciendo una analogía, no puedes extrañar un sabor que nunca has probado, no puedes saber qué se siente estar en el espacio si nunca has estado, o bien no puedes añorar abrazar a alguien si nunca lo has hecho, o quizás no puedas valorar el dinero si nunca has trabajado y no conoces el esfuerzo con el cual se gana.

Y me ha llevado a tanta reflexión, que recuerdo hace poco que le dije a un amigo, que si sabía cuándo habría lucha libre porque quería llevar a mis hijos, es un tema de exponerlos a todo tipo de situaciones, “para que nos les platiquen”, y los llevo a patinar en hielo, a que jueguen fut bol, vamos al campo y conocen una vaca, por muy gracioso que pareciera tienen compañeros que nunca han visto una vaca y ya están en secundaria, de ahí lo interesante del tema, vivamos momentos, situaciones, salgamos a conocer, expongamos a nuestros hijos a situaciones, lugares, personas para que conozcan, aprendan e incluso valoren, no extrañemos lo desconocido, mejor añoremos lo ya conocido.

Estábamos sentados en la mesa con varios amigos de hace muchos años, platicando de muchas cosas a la vez, incluso de cómo nos había ido en el trabajo, todos con diferentes profesiones y trabajos, algunos de manera privada y otros en grandes empresas, en algún momento hacen referencia sobre un tema de las mascotas y su alimentación, y mi esposa suelta la frase “si no lo ha conocido, no tendría por qué extrañarlo”, haciendo referencia a que si nunca lo ha comido mi perro, no tendría por qué añorarlo, o esperar a que se lo demos.

Wow, en ese momento me hizo mucho sentido esa frase, llegamos por la noche a la casa y le pedí que me recordara la frase y la anoté, me dormí, pero seguía dándole vuelta en la cabeza al tema, ahora son las seis de la mañana y estoy escribiendo esta nota, y sigo dándole vueltas al tema, y la verdad es mucho más profundo que saber sobre alimentos de las mascotas, va más allá.

Quizás puedas extrañar a una persona que has conocido de manera virtual, pero que nunca has estado en contacto con ella, pero que durante mucho tiempo se han escrito, o compartido incluso videos, pareciera que la conoces, pero no has convivido lo suficiente con ella, hace algunos años leí un artículo sobre un reclusorio y cómo muchos reclusos extrañaban a personas que solo les escribían para darles ánimo, pero nunca en sus vidas los habían visto, estas personas solo hacían labor social para, de alguna manera, aligerarles su situación de estar años encerrados, y por medio de cartas, dirigidas personalmente los hacían, por un momento, sentir bien, llegaban incluso a una dependencia hacia alguien que ni siquiera conocían.

Haciendo una analogía, no puedes extrañar un sabor que nunca has probado, no puedes saber qué se siente estar en el espacio si nunca has estado, o bien no puedes añorar abrazar a alguien si nunca lo has hecho, o quizás no puedas valorar el dinero si nunca has trabajado y no conoces el esfuerzo con el cual se gana.

Y me ha llevado a tanta reflexión, que recuerdo hace poco que le dije a un amigo, que si sabía cuándo habría lucha libre porque quería llevar a mis hijos, es un tema de exponerlos a todo tipo de situaciones, “para que nos les platiquen”, y los llevo a patinar en hielo, a que jueguen fut bol, vamos al campo y conocen una vaca, por muy gracioso que pareciera tienen compañeros que nunca han visto una vaca y ya están en secundaria, de ahí lo interesante del tema, vivamos momentos, situaciones, salgamos a conocer, expongamos a nuestros hijos a situaciones, lugares, personas para que conozcan, aprendan e incluso valoren, no extrañemos lo desconocido, mejor añoremos lo ya conocido.