/ jueves 11 de junio de 2020

Una Mirada a tus Ojos

Enfermedades Orbitarias

La órbita es la cuenca ósea del cráneo que contiene al ojo, la que forma una protección natural que defiende de golpes y otras circunstancias al órgano.

La órbita puede sufrir lesiones y fracturas y cuando hablamos de ello hablamos de órbita dañada, pero cuando hablamos de enfermedades orbitarias hablamos de las afectaciones que sufre el ojo dentro de la órbita.

Es fácil imaginar al ojo moviéndose dentro de su órbita. Existe un espacio entre el hueso de la órbita y el globo ocular, mismo que es ocupado por grasas que se mantienen dentro de un equilibrio de factores que hacen que el ojo sano cumpla sus funciones. Cuando este equilibrio se rompe, se genera una alteración del globo ocular y es cuando hablamos de enfermedades orbitarias que afectan las funciones correctas del ojo.

Las enfermedades orbitarias son de varias categorías, las que podemos resumir en cuatro grandes grupos: 1) proptosis 2) diplopía 3) dolor 4) deterioro de la visión. Veamos el concepto de cada uno.

1) Proptosis – Se conoce con este nombre a la alteración del ojo cuando se pronuncia hacia adelante.

2) Diplopía – Es cuando la persona ve doble la imagen.

3) Dolor – Es cuando la persona resiente molestias dolorosas que van de sencillas a insoportables.

El dolor es un síntoma importante al que hay que darle atención inmediata ya que puede ser el inicio de una enfermedad delicada con consecuencias no deseables.

4) Deterioro de la visión – Este caso se da cuando la persona comienza a resentir que su visión es borrosa, imágenes imprecisas o faltas de definición y el caso más grave, la pérdida parcial o total de la visión.

Tratar de llegar a determinar un diagnóstico de una enfermedad orbitaria mediante una simple exploración física, no es recomendable. Será necesario realizar una historia clínica de antecedentes, exploraciones físicas del órgano visual, realizar estudios complementarios, si es necesario computarizados, que le den solidez a su opinión.

En la próxima colaboración hablaremos de tumores y afectaciones a la órbita.

Una recomendación: consulte a su oftalmólogo cuando menos una vez al año. No se automedique: cada paciente tiene requerimientos particulares.

Enfermedades Orbitarias

La órbita es la cuenca ósea del cráneo que contiene al ojo, la que forma una protección natural que defiende de golpes y otras circunstancias al órgano.

La órbita puede sufrir lesiones y fracturas y cuando hablamos de ello hablamos de órbita dañada, pero cuando hablamos de enfermedades orbitarias hablamos de las afectaciones que sufre el ojo dentro de la órbita.

Es fácil imaginar al ojo moviéndose dentro de su órbita. Existe un espacio entre el hueso de la órbita y el globo ocular, mismo que es ocupado por grasas que se mantienen dentro de un equilibrio de factores que hacen que el ojo sano cumpla sus funciones. Cuando este equilibrio se rompe, se genera una alteración del globo ocular y es cuando hablamos de enfermedades orbitarias que afectan las funciones correctas del ojo.

Las enfermedades orbitarias son de varias categorías, las que podemos resumir en cuatro grandes grupos: 1) proptosis 2) diplopía 3) dolor 4) deterioro de la visión. Veamos el concepto de cada uno.

1) Proptosis – Se conoce con este nombre a la alteración del ojo cuando se pronuncia hacia adelante.

2) Diplopía – Es cuando la persona ve doble la imagen.

3) Dolor – Es cuando la persona resiente molestias dolorosas que van de sencillas a insoportables.

El dolor es un síntoma importante al que hay que darle atención inmediata ya que puede ser el inicio de una enfermedad delicada con consecuencias no deseables.

4) Deterioro de la visión – Este caso se da cuando la persona comienza a resentir que su visión es borrosa, imágenes imprecisas o faltas de definición y el caso más grave, la pérdida parcial o total de la visión.

Tratar de llegar a determinar un diagnóstico de una enfermedad orbitaria mediante una simple exploración física, no es recomendable. Será necesario realizar una historia clínica de antecedentes, exploraciones físicas del órgano visual, realizar estudios complementarios, si es necesario computarizados, que le den solidez a su opinión.

En la próxima colaboración hablaremos de tumores y afectaciones a la órbita.

Una recomendación: consulte a su oftalmólogo cuando menos una vez al año. No se automedique: cada paciente tiene requerimientos particulares.