/ martes 26 de diciembre de 2023

IA, En Nuestras Vidas

Ya he comentado que, la Inteligencia Artificial (IA) llegó para quedarse, aunque cierto es, faltan adecuaciones, incluso, éticas, en un mundo en el que se hace fácil, el plagio en diversas obras. Los ejemplos sobran y no tiene caso mencionarlos, menos hoy, que no trataré temas de partidismos políticos, ni de políticos o funcionarios mendaces.

La IA, es sin duda una gran herramienta que nos puede ayudar a realizar proyectos, indagaciones, y aprovechar lo que parece una fuente muy, pero muy extensa de datos. Sin duda, no se trata de un cúmulo de información, sino de que la IA, bien usada y entendida, nos da opciones para decidir. En el campo profesional, se está haciendo cada día más utilizada, hasta en asuntos jurídicos, por ejemplo, aunque no da precisamente “sentencias”, o afirmaciones tales que den por solucionado un conflicto o litigio legal, de alguna manera da una orientación general y propone hasta alguna literatura especializada. Aunque, igual, como ya dije en otra oportunidad y, claro siempre hay y habrá excepciones, pues si recuerdan, ya en otra colaboración mencioné que, en China, hay Tribunales manejados con el concepto de IA, y de manera virtual, por una especie de jueces robot, en aras de la imparcialidad y anticorrupción. Claro, igual de una justicia pronta. En fin.

Tal vez, no es necesario decir que, hay categorías de IA, pues se usan también en el medio científico y, por supuesto, se requiere especialidad en la información. Como igual, hay IA con datos más accesibles, es decir, no con rigor científico. Además, que cualquier persona con internet puede acceder a una aplicación gratuita. Pero, el punto es: ¿Sirve para los humanos promedio? Con tal curiosidad, y luego de leer un artículo especializado, en The Dayle Digest, en que se informa sobre un algoritmo que predice -aproximadamente y con la relatividad que implica lo azaroso de la vida- cuándo podrían morir las personas, o lo que es igual, su expectativa de vida. Hay que aclarar, que se refiere a los daneses, luego de examinar a seis millones de estos, con el modelo llamado “life2vec”. Después mi curiosidad me llevó hasta el Col.Legi D’Actuaris de Catalunya (sic), una colegiación de actuarios de Catalunya, en España, a un artículo que describe cómo calcular la esperanza de vida de una persona.

En la primera revista, (algo así como el “resumen de Dayle”), decía que, si se tenían 40 años, casado y con hijos, no fumador, ni bebedor habitual y, en particular de sexo masculino, el promedio de vida era de 75 años. Lo que no es ninguna novedad, pues se sabe que el umbral de esperanza de vida, oscila entre 70 y 75 años, aunque depende también de hábitos de vida, de la genética y, aunque pueda causar risa, del azar. (Un infarto, un accidente en carretera y, aquí, que lo asalten, lo extorsionen o simplemente, sea una víctima colateral o por error).

En el segundo artículo, un tanto más prometedor, invita a revisar nuestros hábitos, tipo de trabajo, en fin, explica que en parte sí depende de nosotros, de cada uno, ampliar esa expectativa para vivir más. Claro, con mejor calidad y dignidad. Entonces, los actuarios como profesionales en gestión de riesgos, hacen un análisis -aunque con interés para aseguradoras y financieras, lo que ha traído críticas por violación a los Derechos Humanos, en particular, dicen, por afectar a la seguridad laboral, y la privacidad- y advierten que la indagación y su resultado, así como el manejo que se dé a la información del simulador, es por cuenta y riesgo del usuario que acepta hacer el pronóstico. Y así, le piden responder preguntas específicas: Edad, género, tipo de trabajo, si vive solo o no, peso corporal, si fuma, bebe y frecuencia de tales prácticas, si hace o no deportes, cómo maneja el estrés; es decir, recurren a la encuesta para llegar a la probabilidad. <Para quien se interese, véase en SIMULADOR VIDA - Colegio de Actuarios de Cataluña (actuaris.org)> y bueno, servirá para cambiar hábitos y modo de vida, eso sí, para mejorar.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Insisto, que cualquier cambio, con todo y el devenir azaroso de la vida, depende de cada uno, no hay quien venga a hacer lo que tenemos que hacer. Sin menoscabo del plan Divino y la mano de Dios y, claro, de agradecer lo que tenemos, aunque no sea todo lo que pedimos. Un propósito loable y, además, sin dudar, necesario ya, es lograr la felicidad. Por supuesto, como un traje a la medida. Cierto, que las circunstancias actuales y más aquí, en esta lastimada ciudad son de pronóstico reservado, pero hagamos lo que podemos, tengamos sumo cuidado con la familia, sí por alguna razón no está integrada, estas fechas son o deben, tender a la reconciliación, al perdón, al olvido de afrentas -reales o imaginarias, que las hay-. Ese es el espíritu, no el etílico o meramente festivo. Es lo que hay. Cuídense y un fuerte y solidario abrazo. Feliz Navidad y qué el 2024, sea de mejores logros.

Ya he comentado que, la Inteligencia Artificial (IA) llegó para quedarse, aunque cierto es, faltan adecuaciones, incluso, éticas, en un mundo en el que se hace fácil, el plagio en diversas obras. Los ejemplos sobran y no tiene caso mencionarlos, menos hoy, que no trataré temas de partidismos políticos, ni de políticos o funcionarios mendaces.

La IA, es sin duda una gran herramienta que nos puede ayudar a realizar proyectos, indagaciones, y aprovechar lo que parece una fuente muy, pero muy extensa de datos. Sin duda, no se trata de un cúmulo de información, sino de que la IA, bien usada y entendida, nos da opciones para decidir. En el campo profesional, se está haciendo cada día más utilizada, hasta en asuntos jurídicos, por ejemplo, aunque no da precisamente “sentencias”, o afirmaciones tales que den por solucionado un conflicto o litigio legal, de alguna manera da una orientación general y propone hasta alguna literatura especializada. Aunque, igual, como ya dije en otra oportunidad y, claro siempre hay y habrá excepciones, pues si recuerdan, ya en otra colaboración mencioné que, en China, hay Tribunales manejados con el concepto de IA, y de manera virtual, por una especie de jueces robot, en aras de la imparcialidad y anticorrupción. Claro, igual de una justicia pronta. En fin.

Tal vez, no es necesario decir que, hay categorías de IA, pues se usan también en el medio científico y, por supuesto, se requiere especialidad en la información. Como igual, hay IA con datos más accesibles, es decir, no con rigor científico. Además, que cualquier persona con internet puede acceder a una aplicación gratuita. Pero, el punto es: ¿Sirve para los humanos promedio? Con tal curiosidad, y luego de leer un artículo especializado, en The Dayle Digest, en que se informa sobre un algoritmo que predice -aproximadamente y con la relatividad que implica lo azaroso de la vida- cuándo podrían morir las personas, o lo que es igual, su expectativa de vida. Hay que aclarar, que se refiere a los daneses, luego de examinar a seis millones de estos, con el modelo llamado “life2vec”. Después mi curiosidad me llevó hasta el Col.Legi D’Actuaris de Catalunya (sic), una colegiación de actuarios de Catalunya, en España, a un artículo que describe cómo calcular la esperanza de vida de una persona.

En la primera revista, (algo así como el “resumen de Dayle”), decía que, si se tenían 40 años, casado y con hijos, no fumador, ni bebedor habitual y, en particular de sexo masculino, el promedio de vida era de 75 años. Lo que no es ninguna novedad, pues se sabe que el umbral de esperanza de vida, oscila entre 70 y 75 años, aunque depende también de hábitos de vida, de la genética y, aunque pueda causar risa, del azar. (Un infarto, un accidente en carretera y, aquí, que lo asalten, lo extorsionen o simplemente, sea una víctima colateral o por error).

En el segundo artículo, un tanto más prometedor, invita a revisar nuestros hábitos, tipo de trabajo, en fin, explica que en parte sí depende de nosotros, de cada uno, ampliar esa expectativa para vivir más. Claro, con mejor calidad y dignidad. Entonces, los actuarios como profesionales en gestión de riesgos, hacen un análisis -aunque con interés para aseguradoras y financieras, lo que ha traído críticas por violación a los Derechos Humanos, en particular, dicen, por afectar a la seguridad laboral, y la privacidad- y advierten que la indagación y su resultado, así como el manejo que se dé a la información del simulador, es por cuenta y riesgo del usuario que acepta hacer el pronóstico. Y así, le piden responder preguntas específicas: Edad, género, tipo de trabajo, si vive solo o no, peso corporal, si fuma, bebe y frecuencia de tales prácticas, si hace o no deportes, cómo maneja el estrés; es decir, recurren a la encuesta para llegar a la probabilidad. <Para quien se interese, véase en SIMULADOR VIDA - Colegio de Actuarios de Cataluña (actuaris.org)> y bueno, servirá para cambiar hábitos y modo de vida, eso sí, para mejorar.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Insisto, que cualquier cambio, con todo y el devenir azaroso de la vida, depende de cada uno, no hay quien venga a hacer lo que tenemos que hacer. Sin menoscabo del plan Divino y la mano de Dios y, claro, de agradecer lo que tenemos, aunque no sea todo lo que pedimos. Un propósito loable y, además, sin dudar, necesario ya, es lograr la felicidad. Por supuesto, como un traje a la medida. Cierto, que las circunstancias actuales y más aquí, en esta lastimada ciudad son de pronóstico reservado, pero hagamos lo que podemos, tengamos sumo cuidado con la familia, sí por alguna razón no está integrada, estas fechas son o deben, tender a la reconciliación, al perdón, al olvido de afrentas -reales o imaginarias, que las hay-. Ese es el espíritu, no el etílico o meramente festivo. Es lo que hay. Cuídense y un fuerte y solidario abrazo. Feliz Navidad y qué el 2024, sea de mejores logros.

ÚLTIMASCOLUMNAS