/ domingo 18 de febrero de 2024

Sine Qua Non

CIUDADANÍA RESPONSABLE/OPOSICIÓN REAL

Oímos, vemos, y sabemos sobre la ola de pujantes suspirantes por lograr asentarse en la Silla Mayor -ya Nacional, o Local, y Municipal- son tiempos de “intercampañas”- concepto acomodado a los intereses de los políticos ahora. Nos dicen que empezaron el 19 de enero y culminan el 29 de febrero, al menos en el actual INE, así han definido a una temporalidad atípica, que en apariencia y se subraya, la simulación: Partidos y “precandidatos”, no “podrán hacer actos públicos que sean, así, anticipados de campaña, lo que infiere una violación a la Ley Electoral, y una consecuente sanción.

La realidad, los hechos públicos y notorios, dicen otra cosa: Se trata de eventos abiertos, cuando deberían, bajo la lupa del INE, realizarse, primero, en lugares no de acceso público, sino nada más a los correligionarios partidistas, segundo, no tratar temas en que se manejen propuestas o planes políticos. La misma idea era para la “precampaña”. En ambos casos, no se cumple con el pacto, por ningún “precandidatos” o como se les quiera llamar de manera disfrazada.

En las leyes electorales vigentes, no hay un solo artículo que regule o autorice, o mencione las “intercampañas”. Surgen de un acuerdo en el INE y los Partidos Políticos ahí, representados. El Tribunal Federal Electoral, ha tenido a bien, hacer algunas interpretaciones que llaman “criterios”, más ahora por tanta ocurrencia y, quebranto o fraude a las leyes de esa materia, incluso, desde el atril más alto: Palacio Nacional. Con ello, se intenta “atemperar” tales ocurrencias, pues para nadie es un secreto, que, el talante presidencial es: “Aquí sólo mis chicharrones truenan.” Por lo que esos “sufridos funcionarios” ven cómo le van haciendo para que nos les truene el asunto, en las manos. No importa si no hay “debates” -claro, en persona, porque sí en sus posturas en todo lo largo y ancho de ese proceso electoral atípico-, si no hay “mesas redondas” (son capaces, literal, de ponerlas cuadradas o rectangulares, para “evadir” la prohibición del acuerdo institucional del INE), que no debe haber llamado o inducción al voto. En suma, no se trata pues, de -otra vez- recorrer el país, o, incluso, de salir allende las fronteras, sino de que los partidos o sus coaliciones o alianzas, se “reorganicen” -que, irónicamente, sí necesitan- que hagan lo propio para enmendar errores, o malas estrategias y, claro, para que ordenen sus finanzas y “faciliten” al INE, la fiscalización de los recursos económicos, aunque, podría ser innecesario, dada la honestidad, ética y pulcritud política.

Así pues, mis estimados lectores de cualquier género, incluidos los atípicos -vaya, no queremos ir contracorriente- no les vaya a ganar la risa, o por fin, nos demos cabal cuenta, que nos quieren dar “atole con el dedo” (Hasta a dos manos, si es que se ofrece). Pero, la perversidad política que se teje en este momento por las reformas constitucionales, que, seguro es, no pasarán todas, y servirá ese rechazo para culpar a otros y pretender así, abonar votos a los candidatos oficiales, no es cosa de risa.

Con tal panorama, ya se piensa que la elección en puerta -calificada como las más grande e importante, aunque todas lo son o deberían- ya se empieza a considerar que, somos los ciudadanos los que debemos marcar la pauta y, aclaro, incluso es una teoría constitucional; pero el sufragio ha venido a menos, cada sexenio. No es necesario explicar el deterioro ciudadano: El voto se ha convertido en una moneda de cambio.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: La marcha de hoy, es por el momento, una señal. No importa credo, género, filosofía política, condición económica, menos aún, los descalificativos oficialistas. En muchos casos, así empieza el despertar popular, con manifestaciones y expresiones tales. No debería haber repudio, odio, miedo de quienes, por ahora, integran el Poder Público, que, por ejemplo, sea Lorenzo Córdoba, el orador principal, al fin es un ciudadano fuera del oficialismo, ni tampoco que haya sido el más vituperado. Es pues, aunque duela a los morenistas, una persona enterada que conoce los entresijos, la esencia, la ley y, el tema electoral. Para debatir y bien, se requiere conocimiento, temple, convicción y en la 4T, también hay o puede haber quien esté a la altura para ese debate, si puede dejar su oficialismo y mejor, ser leal a México. El “pinacate electorero”, anda suelto. Y bueno, se aprovecha en Palacio, como una distracción ciudadana, para desviar la mirada a otros asuntos graves que nos tunden. Es lo que hay. Cuídense mucho.

CIUDADANÍA RESPONSABLE/OPOSICIÓN REAL

Oímos, vemos, y sabemos sobre la ola de pujantes suspirantes por lograr asentarse en la Silla Mayor -ya Nacional, o Local, y Municipal- son tiempos de “intercampañas”- concepto acomodado a los intereses de los políticos ahora. Nos dicen que empezaron el 19 de enero y culminan el 29 de febrero, al menos en el actual INE, así han definido a una temporalidad atípica, que en apariencia y se subraya, la simulación: Partidos y “precandidatos”, no “podrán hacer actos públicos que sean, así, anticipados de campaña, lo que infiere una violación a la Ley Electoral, y una consecuente sanción.

La realidad, los hechos públicos y notorios, dicen otra cosa: Se trata de eventos abiertos, cuando deberían, bajo la lupa del INE, realizarse, primero, en lugares no de acceso público, sino nada más a los correligionarios partidistas, segundo, no tratar temas en que se manejen propuestas o planes políticos. La misma idea era para la “precampaña”. En ambos casos, no se cumple con el pacto, por ningún “precandidatos” o como se les quiera llamar de manera disfrazada.

En las leyes electorales vigentes, no hay un solo artículo que regule o autorice, o mencione las “intercampañas”. Surgen de un acuerdo en el INE y los Partidos Políticos ahí, representados. El Tribunal Federal Electoral, ha tenido a bien, hacer algunas interpretaciones que llaman “criterios”, más ahora por tanta ocurrencia y, quebranto o fraude a las leyes de esa materia, incluso, desde el atril más alto: Palacio Nacional. Con ello, se intenta “atemperar” tales ocurrencias, pues para nadie es un secreto, que, el talante presidencial es: “Aquí sólo mis chicharrones truenan.” Por lo que esos “sufridos funcionarios” ven cómo le van haciendo para que nos les truene el asunto, en las manos. No importa si no hay “debates” -claro, en persona, porque sí en sus posturas en todo lo largo y ancho de ese proceso electoral atípico-, si no hay “mesas redondas” (son capaces, literal, de ponerlas cuadradas o rectangulares, para “evadir” la prohibición del acuerdo institucional del INE), que no debe haber llamado o inducción al voto. En suma, no se trata pues, de -otra vez- recorrer el país, o, incluso, de salir allende las fronteras, sino de que los partidos o sus coaliciones o alianzas, se “reorganicen” -que, irónicamente, sí necesitan- que hagan lo propio para enmendar errores, o malas estrategias y, claro, para que ordenen sus finanzas y “faciliten” al INE, la fiscalización de los recursos económicos, aunque, podría ser innecesario, dada la honestidad, ética y pulcritud política.

Así pues, mis estimados lectores de cualquier género, incluidos los atípicos -vaya, no queremos ir contracorriente- no les vaya a ganar la risa, o por fin, nos demos cabal cuenta, que nos quieren dar “atole con el dedo” (Hasta a dos manos, si es que se ofrece). Pero, la perversidad política que se teje en este momento por las reformas constitucionales, que, seguro es, no pasarán todas, y servirá ese rechazo para culpar a otros y pretender así, abonar votos a los candidatos oficiales, no es cosa de risa.

Con tal panorama, ya se piensa que la elección en puerta -calificada como las más grande e importante, aunque todas lo son o deberían- ya se empieza a considerar que, somos los ciudadanos los que debemos marcar la pauta y, aclaro, incluso es una teoría constitucional; pero el sufragio ha venido a menos, cada sexenio. No es necesario explicar el deterioro ciudadano: El voto se ha convertido en una moneda de cambio.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: La marcha de hoy, es por el momento, una señal. No importa credo, género, filosofía política, condición económica, menos aún, los descalificativos oficialistas. En muchos casos, así empieza el despertar popular, con manifestaciones y expresiones tales. No debería haber repudio, odio, miedo de quienes, por ahora, integran el Poder Público, que, por ejemplo, sea Lorenzo Córdoba, el orador principal, al fin es un ciudadano fuera del oficialismo, ni tampoco que haya sido el más vituperado. Es pues, aunque duela a los morenistas, una persona enterada que conoce los entresijos, la esencia, la ley y, el tema electoral. Para debatir y bien, se requiere conocimiento, temple, convicción y en la 4T, también hay o puede haber quien esté a la altura para ese debate, si puede dejar su oficialismo y mejor, ser leal a México. El “pinacate electorero”, anda suelto. Y bueno, se aprovecha en Palacio, como una distracción ciudadana, para desviar la mirada a otros asuntos graves que nos tunden. Es lo que hay. Cuídense mucho.

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