/ domingo 17 de marzo de 2024

Compromisos por la paz

Estimados y pacientes lectores, sin importar género, filiación política, o credo. Y me atrevo a la mención del credo, siempre con visión de libertad de creencias, como un Derecho Humano. Y desde luego, respetando confesiones, con la mejor intención reflexiva e imparcial.

El título de este artículo, obedece, como es usual, invitar a la sana reflexión. Y, sobre todo, que se trata de un esfuerzo, incluso, colosal por lo obvio de sus implicaciones. Además, hay que enfatizar que no fue improvisado, que tuvo alcances nacionales y que se espera, precisamente, un logro trascedente: La Paz, huelga decir, que también es resultado de la singularidad: Falta de resultados oficiales.

Tal vez para algunos, la intervención de la Curia Católica, en ese asunto, sea inusitado, para otros puede parecer que viola la Constitución, y otros más, que no debe ser una tarea de los prelados. En el primer supuesto, hay en tiempos pasados y no muy lejanos, pero igual, a lo largo de la historia política mexicana, la mediación de algunos religiosos, para contener hechos que ya se desbordaban socialmente. Hasta cierto punto, en la realidad, las normas constitucionales, no se han aplicado de manera rígida, sino que se han adaptado para no molestar a los feligreses, al fin, para cualquier régimen inteligente, son votos que cuidar. Y, sí es o debe ser tarea de los prelados, atender e involucrarse en la busca de soluciones a los problemas sociales. Lo que, por otra parte, mandata el Derecho Canónico.

La Curia, ha buscado pues, el diálogo y la concordia para intentar resolver esos conflictos. Aunque, por ejemplo, se vio un desbordamiento violento, en la llamada “guerra cristera”. Y en el mosaico cultural mexicano, la Religión, en particular, la católica, tiene una identidad social arraigada, sin óbice de que, en este Siglo, se nota un decrecimiento de un 25% en promedio a nivel nacional, aunque ese desapego no es tampoco tan profundo, ni tiene un efecto contundente, pues los mexicanos en su mayoría siguen siendo creyentes, en su defecto, una especie de “católicos funcionales”. Y algunos estudiosos de tal fenómeno, apuntan que, en gran parte de ese decaimiento, se debe a que igual, la Curia se había estado marginando sola. Esa situación se sabe y se quiere remediar, sin exagerar, desde el Vaticano, con el Papa Francisco que pide, más acciones pastorales y ello, implica pues, que los sacerdotes tengan más proximidad con su Grey.

Desde luego, aun con la complejidad que significa, la Curia y en momentos álgidos, más los denominados como clero menor o bajo clero, que están involucrados en una dinámica directa con sus feligreses y, así lo que ven o escuchan en la confesión, les da una perspectiva más profunda, luego, si su consciencia se los dicta, intervienen. Se ha llegado al grado de impulsar insurrecciones, cuando ya no hay, otra salida.

Desde esa visión, hoy, el edema social de la violencia, el crimen desbordado, la caída estrepitosa de los Valores morales o éticos, ha tenido efecto y resonancia en la Curia, al grado, de que ellos mismos ya se han visto afectados de manera directa. Luego, decidieron intervenir en busca de una solución: Las jornadas por la Paz.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: De nueva cuenta, la intervención de la Curia, se hace imprescindible, oportuna, coyuntural y, su llamado en la Encíclica “Fratelli Tutti” (Hermanos todos, o todos hermanos), marcó la pauta desde el Vaticano, para el documento llamado “Compromisos por la Paz”, convocando, incluso, a los actores políticos cuyo momento, es ahora, en su carrera electoral para sentarse en la Silla Mayor, a que se comprometieran, de llegar, a realizar acciones contundentes -que no se pueden aquí puntualizar, son más de un centenar-. Pero, una, no estuvo conforme, con la supina idea de que todo va bien y que los mexicanos somos felices. Es decir, no hay necesidad de un compromiso así. Fue, además de falta de tacto, falta de olfato político que seguro, le mermará votos a la 4T. ¿Cómo minimizar la situación del impacto que produce el crimen, la violencia o en general, la inseguridad? Además, su desacuerdo con el contenido sustancial del documento, habla por sí solo: No interesa lo que pasa a los mexicanos, ni a las víctimas, es decir, es continuismo. En todo caso, no es un asunto de credos, ni de laicismo, es una propuesta o hasta una exigencia que nace desde el fondo ciudadano. Es lo que hay. Cuídense.

Estimados y pacientes lectores, sin importar género, filiación política, o credo. Y me atrevo a la mención del credo, siempre con visión de libertad de creencias, como un Derecho Humano. Y desde luego, respetando confesiones, con la mejor intención reflexiva e imparcial.

El título de este artículo, obedece, como es usual, invitar a la sana reflexión. Y, sobre todo, que se trata de un esfuerzo, incluso, colosal por lo obvio de sus implicaciones. Además, hay que enfatizar que no fue improvisado, que tuvo alcances nacionales y que se espera, precisamente, un logro trascedente: La Paz, huelga decir, que también es resultado de la singularidad: Falta de resultados oficiales.

Tal vez para algunos, la intervención de la Curia Católica, en ese asunto, sea inusitado, para otros puede parecer que viola la Constitución, y otros más, que no debe ser una tarea de los prelados. En el primer supuesto, hay en tiempos pasados y no muy lejanos, pero igual, a lo largo de la historia política mexicana, la mediación de algunos religiosos, para contener hechos que ya se desbordaban socialmente. Hasta cierto punto, en la realidad, las normas constitucionales, no se han aplicado de manera rígida, sino que se han adaptado para no molestar a los feligreses, al fin, para cualquier régimen inteligente, son votos que cuidar. Y, sí es o debe ser tarea de los prelados, atender e involucrarse en la busca de soluciones a los problemas sociales. Lo que, por otra parte, mandata el Derecho Canónico.

La Curia, ha buscado pues, el diálogo y la concordia para intentar resolver esos conflictos. Aunque, por ejemplo, se vio un desbordamiento violento, en la llamada “guerra cristera”. Y en el mosaico cultural mexicano, la Religión, en particular, la católica, tiene una identidad social arraigada, sin óbice de que, en este Siglo, se nota un decrecimiento de un 25% en promedio a nivel nacional, aunque ese desapego no es tampoco tan profundo, ni tiene un efecto contundente, pues los mexicanos en su mayoría siguen siendo creyentes, en su defecto, una especie de “católicos funcionales”. Y algunos estudiosos de tal fenómeno, apuntan que, en gran parte de ese decaimiento, se debe a que igual, la Curia se había estado marginando sola. Esa situación se sabe y se quiere remediar, sin exagerar, desde el Vaticano, con el Papa Francisco que pide, más acciones pastorales y ello, implica pues, que los sacerdotes tengan más proximidad con su Grey.

Desde luego, aun con la complejidad que significa, la Curia y en momentos álgidos, más los denominados como clero menor o bajo clero, que están involucrados en una dinámica directa con sus feligreses y, así lo que ven o escuchan en la confesión, les da una perspectiva más profunda, luego, si su consciencia se los dicta, intervienen. Se ha llegado al grado de impulsar insurrecciones, cuando ya no hay, otra salida.

Desde esa visión, hoy, el edema social de la violencia, el crimen desbordado, la caída estrepitosa de los Valores morales o éticos, ha tenido efecto y resonancia en la Curia, al grado, de que ellos mismos ya se han visto afectados de manera directa. Luego, decidieron intervenir en busca de una solución: Las jornadas por la Paz.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: De nueva cuenta, la intervención de la Curia, se hace imprescindible, oportuna, coyuntural y, su llamado en la Encíclica “Fratelli Tutti” (Hermanos todos, o todos hermanos), marcó la pauta desde el Vaticano, para el documento llamado “Compromisos por la Paz”, convocando, incluso, a los actores políticos cuyo momento, es ahora, en su carrera electoral para sentarse en la Silla Mayor, a que se comprometieran, de llegar, a realizar acciones contundentes -que no se pueden aquí puntualizar, son más de un centenar-. Pero, una, no estuvo conforme, con la supina idea de que todo va bien y que los mexicanos somos felices. Es decir, no hay necesidad de un compromiso así. Fue, además de falta de tacto, falta de olfato político que seguro, le mermará votos a la 4T. ¿Cómo minimizar la situación del impacto que produce el crimen, la violencia o en general, la inseguridad? Además, su desacuerdo con el contenido sustancial del documento, habla por sí solo: No interesa lo que pasa a los mexicanos, ni a las víctimas, es decir, es continuismo. En todo caso, no es un asunto de credos, ni de laicismo, es una propuesta o hasta una exigencia que nace desde el fondo ciudadano. Es lo que hay. Cuídense.

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