/ domingo 4 de octubre de 2020

Derrota y Triunfo

“Ir juntos es un comienzo, mantenernos juntos es un progreso, trabajar juntos nos hará triunfar”, Henry Ford.

Gobernar no es tan fácil como lo declaró el entonces presidente electo Andrés M. López Obrador. Se necesita, además de un equipo, de expertos, patriotas y capaces de desarrollar tareas de acuerdo a la posición que se les haya asignado. Un presidente debe tener la capacidad de comprender, más que a sus simpatizantes, a aquellos que se opusieron en las urnas a su elección.

Esto no supone compartir las mismas opiniones y argumentos, pero sí convencer fomentando la unión y combatiendo el enfrentamiento. No solo oír, también escuchar razones y propuestas con fundamento de otros partidos. Tan sencillo como esto: un presidente se elige para gobernar y comprender a todo su pueblo, no solo a los que lo favorecieron con el voto.

Necesario ser empático, una de las competencias más importantes de las que están incluidas en la inteligencia emocional. El significado de este fenómeno es más importante que la capacidad de ponerse en el lugar de otro. Está referido, entre otras cosas, a la “escucha activa” para tomar decisiones acertadas que beneficien a las mayorías y convenzan a las minorías. Imposible que esto suceda al 100 por ciento, pero es una meta a la que hay que aspirar.

Los anteriores renglones parecen una quimera. Los ideales han caído por la borda por la polarización de las ideas que han creado a dos México, el ataque continuo del señor presidente a sus “rivales” el menosprecio a las opiniones contrarias a los de su persona apoyada en programas sociales que no resuelven de fondo la pobreza de millones de mexicanos. “Si a un hombre le das pescado, le das de comer por un día, si lo enseñas a pescar le darás de comer toda la vida” reza el proverbio oriental.

La semana que terminó fue tensa en espera el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la propuesta del presidente de una Consulta popular para saber si aprueba se enjuicie los cinco últimos mandatarios. Pregunta absurda, se ha repetido una y mil veces que la ley no se consulta para su aplicación, punto.

Estupefacta fue la resolución de la SCJN, seis de los once ministros encabezados por el protagónico presidente rechazó el proyecto del ministro Luis María Aguilar M. que determinó que la consulta era anticonstitucional.

Como Pilatos, se lavaron las manos, se aprobó modificar la pregunta que no es pregunta sobre los expresidentes algo así como la rifa del avión que se rifó pero no se rifó. Un galimatías perfecto e incompresible.

Triunfo para el presidente por haber sometido a su voluntad a la mayoría de los ministros de la SCJN, Derrota porque la pegunta que se hará al pueblo nada dice sobre juzgar a los expresidentes. Por lo pronto el prestigio de la SCJN cayó en picada.

“Ir juntos es un comienzo, mantenernos juntos es un progreso, trabajar juntos nos hará triunfar”, Henry Ford.

Gobernar no es tan fácil como lo declaró el entonces presidente electo Andrés M. López Obrador. Se necesita, además de un equipo, de expertos, patriotas y capaces de desarrollar tareas de acuerdo a la posición que se les haya asignado. Un presidente debe tener la capacidad de comprender, más que a sus simpatizantes, a aquellos que se opusieron en las urnas a su elección.

Esto no supone compartir las mismas opiniones y argumentos, pero sí convencer fomentando la unión y combatiendo el enfrentamiento. No solo oír, también escuchar razones y propuestas con fundamento de otros partidos. Tan sencillo como esto: un presidente se elige para gobernar y comprender a todo su pueblo, no solo a los que lo favorecieron con el voto.

Necesario ser empático, una de las competencias más importantes de las que están incluidas en la inteligencia emocional. El significado de este fenómeno es más importante que la capacidad de ponerse en el lugar de otro. Está referido, entre otras cosas, a la “escucha activa” para tomar decisiones acertadas que beneficien a las mayorías y convenzan a las minorías. Imposible que esto suceda al 100 por ciento, pero es una meta a la que hay que aspirar.

Los anteriores renglones parecen una quimera. Los ideales han caído por la borda por la polarización de las ideas que han creado a dos México, el ataque continuo del señor presidente a sus “rivales” el menosprecio a las opiniones contrarias a los de su persona apoyada en programas sociales que no resuelven de fondo la pobreza de millones de mexicanos. “Si a un hombre le das pescado, le das de comer por un día, si lo enseñas a pescar le darás de comer toda la vida” reza el proverbio oriental.

La semana que terminó fue tensa en espera el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la propuesta del presidente de una Consulta popular para saber si aprueba se enjuicie los cinco últimos mandatarios. Pregunta absurda, se ha repetido una y mil veces que la ley no se consulta para su aplicación, punto.

Estupefacta fue la resolución de la SCJN, seis de los once ministros encabezados por el protagónico presidente rechazó el proyecto del ministro Luis María Aguilar M. que determinó que la consulta era anticonstitucional.

Como Pilatos, se lavaron las manos, se aprobó modificar la pregunta que no es pregunta sobre los expresidentes algo así como la rifa del avión que se rifó pero no se rifó. Un galimatías perfecto e incompresible.

Triunfo para el presidente por haber sometido a su voluntad a la mayoría de los ministros de la SCJN, Derrota porque la pegunta que se hará al pueblo nada dice sobre juzgar a los expresidentes. Por lo pronto el prestigio de la SCJN cayó en picada.