/ lunes 18 de abril de 2022

El Pecado Favorito de Satanás

“La arrogancia es la manifestación de la debilidad, el miedo secreto hacia sus rivales” Mons. Fulton J. Sheen.

Una defensa a ultranza del cristianismo se encuentra en el libro clásico del siglo pasado “Mero Cristianismo” (Mere Christianity) El autor, C. S. Lewis (Clive Staples Lewis). Para comprender mejor al norirlandés vale consultar crónicas de sus obras anteriores, novelas en que echa a andar la imaginación al explorar temas esotéricos cargados de ficción para entablar diálogo con el mismo satanás. Una saga interesante es Crónicas de Narmia, en una parte el académico de la Universidad de Oxford escribió Cartas del diablo a su sobrino y la Trilogía Cósmica con temáticas apologéticas cristianas.

Lewis analiza el principio del pecado en amplia glosa del Génesis y del pecado original cometido por Adán y Eva. Por mi parte, en ningún pasaje de las primeras páginas de la Biblia encuentro el término “pecado original”. De acuerdo al Génesis (1-3) el único mandato a acatar por la pareja del jardín del Edén, fue abstenerse de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, que la tradición (no la Biblia) identifica al fruto del manzano. Pero el demonio, representado por una serpiente (pobre reptil, que culpa tiene este animal para representar a lucifer) convenció a Eva y ésta a su cónyuge y la comieron estableciendo lo que es pecado.

Una similitud si nos remitimos a lo que se nos cuenta sobre Lucifer o Luzbel, un ángel preferido del Señor que en su interior nació el resentimiento a la superioridad divina que lo condujo a rebelarse hacia el Todo Poderoso. Un ángel caído por desafiar a Dios su creador. Semejanzas entre una tradición cristiana y de los que creen en los textos bíblicos a pie juntillas. Si Luzbel, también citado como el Serafín del Talento fue un ángel de extraordinaria inteligencia, colijo que por su agudeza mental “el diablo es tan diablo”.

Teniendo en cuenta lo anterior, en cierta forma, también se sataniza la deliciosa manzana que es símbolo de salud y por otro lado ¿por qué árbol de la ciencia del bien y del mal? A mi parecer la metáfora es muestra de la dualidad con que se presentan las tentaciones de la vida, entendiendo que buena parte de la Biblia fue escrita en alegorías no necesariamente coincidentes en su exegesis por las corrientes cristianas y judías.

Retomando a C. S. Lewis, siendo muy joven renegó del cristianismo inculcado por sus padres, y en sus años mozos buscó refugio en las ciencias ocultas para después, en radical giro se convirtió al cristianismo en extremo conservador donde concluye que el pecado original es la desobediencia al mandato divino, sellando en lo que llama el pecado favorito de satanás: la Soberbia, siendo así el mayor pecado que un humano puede cometer por ser lo mismo de pretender ser más que el mismo Dios.

Situando el contexto a la vida pública, con frecuencia la soberbia se dejar ver en quienes alcanzan un cargo de gran poder, palpable para cualquiera que tenga dos dedos de frente en la jactancia de un individuo que aprovechando la legitimidad de su cargo pretende el control dictatorial de lo que no le confieren las leyes con visión de su propia persona como merecedor de lo que hace. Es la tendencia a evaluarse a sí mismo despreciando la opinión de los demás.

Bien decía el sabio rey Salomón “cuando mezclas ignorancia y soberbia, obtienes una dosis de mediocridad”.

flokay33@gmail.com

“La arrogancia es la manifestación de la debilidad, el miedo secreto hacia sus rivales” Mons. Fulton J. Sheen.

Una defensa a ultranza del cristianismo se encuentra en el libro clásico del siglo pasado “Mero Cristianismo” (Mere Christianity) El autor, C. S. Lewis (Clive Staples Lewis). Para comprender mejor al norirlandés vale consultar crónicas de sus obras anteriores, novelas en que echa a andar la imaginación al explorar temas esotéricos cargados de ficción para entablar diálogo con el mismo satanás. Una saga interesante es Crónicas de Narmia, en una parte el académico de la Universidad de Oxford escribió Cartas del diablo a su sobrino y la Trilogía Cósmica con temáticas apologéticas cristianas.

Lewis analiza el principio del pecado en amplia glosa del Génesis y del pecado original cometido por Adán y Eva. Por mi parte, en ningún pasaje de las primeras páginas de la Biblia encuentro el término “pecado original”. De acuerdo al Génesis (1-3) el único mandato a acatar por la pareja del jardín del Edén, fue abstenerse de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, que la tradición (no la Biblia) identifica al fruto del manzano. Pero el demonio, representado por una serpiente (pobre reptil, que culpa tiene este animal para representar a lucifer) convenció a Eva y ésta a su cónyuge y la comieron estableciendo lo que es pecado.

Una similitud si nos remitimos a lo que se nos cuenta sobre Lucifer o Luzbel, un ángel preferido del Señor que en su interior nació el resentimiento a la superioridad divina que lo condujo a rebelarse hacia el Todo Poderoso. Un ángel caído por desafiar a Dios su creador. Semejanzas entre una tradición cristiana y de los que creen en los textos bíblicos a pie juntillas. Si Luzbel, también citado como el Serafín del Talento fue un ángel de extraordinaria inteligencia, colijo que por su agudeza mental “el diablo es tan diablo”.

Teniendo en cuenta lo anterior, en cierta forma, también se sataniza la deliciosa manzana que es símbolo de salud y por otro lado ¿por qué árbol de la ciencia del bien y del mal? A mi parecer la metáfora es muestra de la dualidad con que se presentan las tentaciones de la vida, entendiendo que buena parte de la Biblia fue escrita en alegorías no necesariamente coincidentes en su exegesis por las corrientes cristianas y judías.

Retomando a C. S. Lewis, siendo muy joven renegó del cristianismo inculcado por sus padres, y en sus años mozos buscó refugio en las ciencias ocultas para después, en radical giro se convirtió al cristianismo en extremo conservador donde concluye que el pecado original es la desobediencia al mandato divino, sellando en lo que llama el pecado favorito de satanás: la Soberbia, siendo así el mayor pecado que un humano puede cometer por ser lo mismo de pretender ser más que el mismo Dios.

Situando el contexto a la vida pública, con frecuencia la soberbia se dejar ver en quienes alcanzan un cargo de gran poder, palpable para cualquiera que tenga dos dedos de frente en la jactancia de un individuo que aprovechando la legitimidad de su cargo pretende el control dictatorial de lo que no le confieren las leyes con visión de su propia persona como merecedor de lo que hace. Es la tendencia a evaluarse a sí mismo despreciando la opinión de los demás.

Bien decía el sabio rey Salomón “cuando mezclas ignorancia y soberbia, obtienes una dosis de mediocridad”.

flokay33@gmail.com