/ domingo 25 de septiembre de 2022

¡La Honra De Un Grito!

Quizás como nunca, los mexicanos actualmente nos desenvolvemos a través de un cúmulo de realidades diversas, enmarcadas por formas de vida, ideologías políticas, creencias, códigos morales y lenguajes de la más variada índole, lo que hace cada día más difícil la comunicación entre la gente que habitamos en mismo territorio y lugar, inclusive en el seno de las propias familias.

Los tiempos han evolucionado desde más de 200 años que inició el grito que lo cambiaría todo. Los lugares, vivencias, alimentos, tiempo y atenciones se han modificado en un mismo espacio para intentar vivir lo más decorosamente posible acorde al aumento del bono demográfico. Los abuelos de nuestros abuelos contaban historias que perduraban por generaciones, generalmente basadas en gestas heroicas que daban forma a la conducta del oyente, teniendo ideales y modelos a seguir. Hoy esos actores con nombres y apellidos se recuerdan en una fecha que propicia identidad y da lugar a comportamientos de civilidad.

De tal modo, la construcción de esta civilidad e identidad alude al proceso por el cual un grupo de inconformes sometidos bajo un yugo extranjero, planean la libertad y la igualdad. Aceptando cualquier costo de estos preceptos.

Insurgentes les llamaban, hombres libres pertenecientes a la misma comunidad con la que comparten un sentimiento de patria, a la que a futuro debían respetar y honrar en vistas del bien común. Transcurridos los años, esbozaron en los esfuerzos de todos los conocidos y no conocidos la construcción de un mexicano, como un ser ciudadano que aspira a la construcción de una dirigencia política honesta, preparación cognitiva y éticamente para ocuparse de los asuntos públicos; y un pueblo responsable capaz de votar a sus representantes de modo consciente y razonado; de respetar las normas legales que se dicten válidamente y manifestarse pacíficamente contra aquellas que sean injustas. Un buen ciudadano mexicano que debe involucrarse con los problemas de su comunidad, aunque no lo afecten de modo directo; debe ser solidario, cooperativo, trabajar y estudiar para su propio bien y para hacer del Estado que integra un lugar digno de vivir.

Sin embargo, con el día a día y con tanto tedio que se vive alrededor de nosotros con el bombardeo de información constantemente, no nos alcanza para dimensionar todas estas cualidades ni tampoco del mes que estamos transcurriendo. El tiempo se nos va de las manos cuando no hay paz, amor o apapachos como en otros meses.

Este mes es de aprovechamiento para que, en medida de la proporción de cada uno, podamos romper con la comparación que hacen de los mexicanos con cangrejos en una cubeta, para que ésta sea un paradigma más que contar a futuras generaciones. Estamos frente a una oportunidad de hacer realidad lo que todos los años y todos los días nos quejamos, de no hacerlo en este mes donde las condiciones se prestan, muy difícilmente lo haremos en cualquier otro mes donde ni pasa por nuestras mentes la punta de lanza que dio origen a la rebelión independentista.

Hoy hasta volver a cumplir otro año más del famoso grito, promovamos la búsqueda de la verdad, del conocimiento de sí mismo, respetando la opinión ajena, defendiendo la libertad de expresión sin importar de donde provenga.

Honremos el grito que se dio a puro pulmón y de esa misma manera ejerzamos nuestro derecho de hacernos sentir mexicanos, utilizando la historia del mes como punto de partida y así poder disfrutar de un tequila al grito de ¡viva México!


Quizás como nunca, los mexicanos actualmente nos desenvolvemos a través de un cúmulo de realidades diversas, enmarcadas por formas de vida, ideologías políticas, creencias, códigos morales y lenguajes de la más variada índole, lo que hace cada día más difícil la comunicación entre la gente que habitamos en mismo territorio y lugar, inclusive en el seno de las propias familias.

Los tiempos han evolucionado desde más de 200 años que inició el grito que lo cambiaría todo. Los lugares, vivencias, alimentos, tiempo y atenciones se han modificado en un mismo espacio para intentar vivir lo más decorosamente posible acorde al aumento del bono demográfico. Los abuelos de nuestros abuelos contaban historias que perduraban por generaciones, generalmente basadas en gestas heroicas que daban forma a la conducta del oyente, teniendo ideales y modelos a seguir. Hoy esos actores con nombres y apellidos se recuerdan en una fecha que propicia identidad y da lugar a comportamientos de civilidad.

De tal modo, la construcción de esta civilidad e identidad alude al proceso por el cual un grupo de inconformes sometidos bajo un yugo extranjero, planean la libertad y la igualdad. Aceptando cualquier costo de estos preceptos.

Insurgentes les llamaban, hombres libres pertenecientes a la misma comunidad con la que comparten un sentimiento de patria, a la que a futuro debían respetar y honrar en vistas del bien común. Transcurridos los años, esbozaron en los esfuerzos de todos los conocidos y no conocidos la construcción de un mexicano, como un ser ciudadano que aspira a la construcción de una dirigencia política honesta, preparación cognitiva y éticamente para ocuparse de los asuntos públicos; y un pueblo responsable capaz de votar a sus representantes de modo consciente y razonado; de respetar las normas legales que se dicten válidamente y manifestarse pacíficamente contra aquellas que sean injustas. Un buen ciudadano mexicano que debe involucrarse con los problemas de su comunidad, aunque no lo afecten de modo directo; debe ser solidario, cooperativo, trabajar y estudiar para su propio bien y para hacer del Estado que integra un lugar digno de vivir.

Sin embargo, con el día a día y con tanto tedio que se vive alrededor de nosotros con el bombardeo de información constantemente, no nos alcanza para dimensionar todas estas cualidades ni tampoco del mes que estamos transcurriendo. El tiempo se nos va de las manos cuando no hay paz, amor o apapachos como en otros meses.

Este mes es de aprovechamiento para que, en medida de la proporción de cada uno, podamos romper con la comparación que hacen de los mexicanos con cangrejos en una cubeta, para que ésta sea un paradigma más que contar a futuras generaciones. Estamos frente a una oportunidad de hacer realidad lo que todos los años y todos los días nos quejamos, de no hacerlo en este mes donde las condiciones se prestan, muy difícilmente lo haremos en cualquier otro mes donde ni pasa por nuestras mentes la punta de lanza que dio origen a la rebelión independentista.

Hoy hasta volver a cumplir otro año más del famoso grito, promovamos la búsqueda de la verdad, del conocimiento de sí mismo, respetando la opinión ajena, defendiendo la libertad de expresión sin importar de donde provenga.

Honremos el grito que se dio a puro pulmón y de esa misma manera ejerzamos nuestro derecho de hacernos sentir mexicanos, utilizando la historia del mes como punto de partida y así poder disfrutar de un tequila al grito de ¡viva México!