/ lunes 20 de mayo de 2019

Machismo

“Un hombre hace lo que puede. Una mujer hace lo que el hombre no puede” Isabel Allende

En lo proceloso de la vida diferencial del hombre y la mujer han destacado muchas heroínas. En el siglo XV Juana de Arco guió al ejército francés en la guerra contra Inglaterra. Sor Juana Inés de la Cruz fue una luchadora por los derechos e igualdad de las mujeres. Helen Keller, sordomuda y ciega se convirtió en la más sublime comunicadora de la historia. Son ejemplos de mujeres que han descollado en medio de la segregación a que han sido objeto. Hace sesenta y un años cuando terminé mi carrera de medicina en la UNAM solo el seis por ciento eran mujeres. Hoy, en las universidades, las mujeres igualan o superan en número a los estudiantes masculinos.

Las actitudes, conductas, prácticas sociales y religiosas a lo largo del tiempo han sido machistas. En la Biblia sobran muestras de la supremacía del varón. Antes y después de Cristo, los monarcas ansiaban el hijo “hombre” para heredar el trono. Hasta ahora, la iglesia católica no acepta sacerdotes y prelados mujeres. ¿Y los musulmanes? ni hablar. Hoy poco se escucha sobre la protección del hijo debería dar, en caso de faltar el padre, a la madre y a las hermanas, así fuera el menor de la familia.

Aunque hay diferencias anatómicas entre el hombre y la mujer, el dominio de la conducta debe estar regido por el cerebro y no por el músculo. La capacidad matemática y objetiva, en lógica, en análisis somos iguales.

Motivan estos renglones la conferencia dictada el martes pasado en la ciudad de León por la activista que ha sido víctima de persecución y violencia por delatar abusos contra mujeres. Lydia Cacho, escritora y periodista, me dejó grata impresión por una charla que tuve antes y en un convivio posterior a una conferencia que dio recientemente en la Universidad líder en los Estados Unidos en lo referente a artes liberales, la U. Denison en Granville en el estado de Ohio. El tema fue similar al de esta semana. Un punto de vista diferente al machismo tradicional. Un machismo “que no es otra cosa que el abuso de los que están arriba hacia quienes consideran inferiores” … “si no aprendes a mirar a otros con el mismo afecto, deseo y respeto con el que quieres ser mirado, no vas a ser nadie importante len la vida”. Bajo estos términos conduce su tesis al riesgo en que están los jóvenes para enrolarse en la delincuencia y que expone en su libro “#EllosHablan”.

“Un hombre hace lo que puede. Una mujer hace lo que el hombre no puede” Isabel Allende

En lo proceloso de la vida diferencial del hombre y la mujer han destacado muchas heroínas. En el siglo XV Juana de Arco guió al ejército francés en la guerra contra Inglaterra. Sor Juana Inés de la Cruz fue una luchadora por los derechos e igualdad de las mujeres. Helen Keller, sordomuda y ciega se convirtió en la más sublime comunicadora de la historia. Son ejemplos de mujeres que han descollado en medio de la segregación a que han sido objeto. Hace sesenta y un años cuando terminé mi carrera de medicina en la UNAM solo el seis por ciento eran mujeres. Hoy, en las universidades, las mujeres igualan o superan en número a los estudiantes masculinos.

Las actitudes, conductas, prácticas sociales y religiosas a lo largo del tiempo han sido machistas. En la Biblia sobran muestras de la supremacía del varón. Antes y después de Cristo, los monarcas ansiaban el hijo “hombre” para heredar el trono. Hasta ahora, la iglesia católica no acepta sacerdotes y prelados mujeres. ¿Y los musulmanes? ni hablar. Hoy poco se escucha sobre la protección del hijo debería dar, en caso de faltar el padre, a la madre y a las hermanas, así fuera el menor de la familia.

Aunque hay diferencias anatómicas entre el hombre y la mujer, el dominio de la conducta debe estar regido por el cerebro y no por el músculo. La capacidad matemática y objetiva, en lógica, en análisis somos iguales.

Motivan estos renglones la conferencia dictada el martes pasado en la ciudad de León por la activista que ha sido víctima de persecución y violencia por delatar abusos contra mujeres. Lydia Cacho, escritora y periodista, me dejó grata impresión por una charla que tuve antes y en un convivio posterior a una conferencia que dio recientemente en la Universidad líder en los Estados Unidos en lo referente a artes liberales, la U. Denison en Granville en el estado de Ohio. El tema fue similar al de esta semana. Un punto de vista diferente al machismo tradicional. Un machismo “que no es otra cosa que el abuso de los que están arriba hacia quienes consideran inferiores” … “si no aprendes a mirar a otros con el mismo afecto, deseo y respeto con el que quieres ser mirado, no vas a ser nadie importante len la vida”. Bajo estos términos conduce su tesis al riesgo en que están los jóvenes para enrolarse en la delincuencia y que expone en su libro “#EllosHablan”.