/ lunes 20 de mayo de 2019

Sine Qua Non

La vida, es un suspiro…

La vida, nos dicen, se va en un pestañeo. Cuántas veces nos parece que el tiempo trascurre tan rápido que al mirar atrás, no creemos que ya pasó aquello que apenas, o no, digerimos. La realidad tiene sus ciclos y ésa es una medida para el ser humano, aunque hayamos inventado el calendario, o los minutos o las horas. De cualquier modo el tiempo es relativo, como demostró Einstein. Al leer el Génesis, Dios creo al mundo en seis días. Nos parecería muy ágil dicha creación. Algunos dirían: ¡Es Dios! Todo lo puede. Sin embargo, ya más adelantados ahora sabemos que el “tiempo cósmico” tiene otra “medida”. Al viajar en el espacio sideral, el tiempo transcurre, se podría decir, en “cámara lenta”. La explicación más simple: Las leyes de la gravedad. En el espacio extraterrestre, los objetos, el aire o cualquier otro elemento tienen otro peso específico.

Volviendo al punto de que la vida pasa veloz, es pertinente recordar a un “vecino” de esta sección de opinión o análisis –así me decía, Celso: “vecino”- que dedicó sus más sentidos anhelos a la poesía y al cuento. Me llegó a platicar que se “inició” en tales menesteres en el “círculo literario Alfonso Sierra Madrigal” que comandaba el sacerdote emérito don José García Miranda, al igual poeta. Entre algunos miembros del grupo, estuvo Herminio Martínez, también en sustancia un Bardo. Dicho con toda justicia, todos los acuciosos en mención, por necesidad se dedicaban a otras profesiones. Aunque, por ejemplo, Herminio, destacó en otra disciplina, la novela. Pero en un principio se ganaba el pan como profesor. Será porque no se debe o se puede vivir estrictamente de tales elucubraciones poéticas. Y así les fueran vitales, iban dejándolas en “segundo plano.”

LA CONDICIÓN SINE QUA NON. Hasta siempre estimado “vecino” Celso Rico Rivera. Dejaste mucha obra inédita. Ojalá se pueda rescatar alguna y resulte que tus amigos quieran subvencionar su edición póstuma. Tienen ustedes, la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad, a pesar de las contingencias.

La vida, es un suspiro…

La vida, nos dicen, se va en un pestañeo. Cuántas veces nos parece que el tiempo trascurre tan rápido que al mirar atrás, no creemos que ya pasó aquello que apenas, o no, digerimos. La realidad tiene sus ciclos y ésa es una medida para el ser humano, aunque hayamos inventado el calendario, o los minutos o las horas. De cualquier modo el tiempo es relativo, como demostró Einstein. Al leer el Génesis, Dios creo al mundo en seis días. Nos parecería muy ágil dicha creación. Algunos dirían: ¡Es Dios! Todo lo puede. Sin embargo, ya más adelantados ahora sabemos que el “tiempo cósmico” tiene otra “medida”. Al viajar en el espacio sideral, el tiempo transcurre, se podría decir, en “cámara lenta”. La explicación más simple: Las leyes de la gravedad. En el espacio extraterrestre, los objetos, el aire o cualquier otro elemento tienen otro peso específico.

Volviendo al punto de que la vida pasa veloz, es pertinente recordar a un “vecino” de esta sección de opinión o análisis –así me decía, Celso: “vecino”- que dedicó sus más sentidos anhelos a la poesía y al cuento. Me llegó a platicar que se “inició” en tales menesteres en el “círculo literario Alfonso Sierra Madrigal” que comandaba el sacerdote emérito don José García Miranda, al igual poeta. Entre algunos miembros del grupo, estuvo Herminio Martínez, también en sustancia un Bardo. Dicho con toda justicia, todos los acuciosos en mención, por necesidad se dedicaban a otras profesiones. Aunque, por ejemplo, Herminio, destacó en otra disciplina, la novela. Pero en un principio se ganaba el pan como profesor. Será porque no se debe o se puede vivir estrictamente de tales elucubraciones poéticas. Y así les fueran vitales, iban dejándolas en “segundo plano.”

LA CONDICIÓN SINE QUA NON. Hasta siempre estimado “vecino” Celso Rico Rivera. Dejaste mucha obra inédita. Ojalá se pueda rescatar alguna y resulte que tus amigos quieran subvencionar su edición póstuma. Tienen ustedes, la última opinión. Salud, Alegría y Prosperidad, a pesar de las contingencias.

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