/ lunes 13 de enero de 2020

Sine qua non

“Selección Natural”

Un lamentable suceso en Torreón Coahuila, un niño de 11 años de edad, liquidó a una profesora, hiriendo a otros seis, entre ellos según el reporte, cinco menores y un profesor de educación física. Por supuesto, se desataron las “redes”, como fiera hambrienta de tales hechos. El gobernador, supuso que fue por “influencia” de un video-juego. Puede ser sólo la superficie de un asunto de más fondo.

El hecho, por una plaga moderna: El libertinaje cibernético, aderezado de “normalidad” en la visión de algunos progenitores que hasta alientan o proporcionan los medios y los juegos de violencia animada. La nula prevención de los adultos que tienen armas en sus casas o negocios –justificando la defensa contra otros violentos-; el trasiego ilegal de armas, el declive de los valores, la educación y la formación de los educandos menores de edad; la violencia misma, tanto institucional, como delincuencial o en programas televisivos –series de narcos y demás lacras, exaltados por argumentistas y productores, ambos sin mamá- y por supuesto, el mal ejemplo que cunde, precisamente por las mentadas redes sociales. Y luego, para cerrar con más drama psicótico, el niño perpetrador, se suicidó.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Las medidas: a.- Censura para tales series televisivas, aunque pese, una medida contra la libertad de expresión o creatividad. Mientras se exhiban, los padres de familia no vigilan 24 horas, lo que sus hijos ven, o si tienen medidas y evitar programas de violencia explícita, los “niños” la burlarán. b.- La autoridad tienen que implementar acciones drásticas y contener contrabando de armas; reforzar educación de disuasión de la violencia. Ese hecho no será para “estadísticas del crimen organizado”. No hay factores de: ubicación, rezago social, calidad de vida y desarrollo humano, el pandillerismo, o la ineficacia policial. Está fuera de ésos parámetros. Habrá que ir al interior de la familia del pequeño depredador, saber de quién eran las armas y por qué estaban al alcance del menor, cuál fue el resorte psicológico. En fin, tal evento no debe repetirse, ni politizarse.

“Selección Natural”

Un lamentable suceso en Torreón Coahuila, un niño de 11 años de edad, liquidó a una profesora, hiriendo a otros seis, entre ellos según el reporte, cinco menores y un profesor de educación física. Por supuesto, se desataron las “redes”, como fiera hambrienta de tales hechos. El gobernador, supuso que fue por “influencia” de un video-juego. Puede ser sólo la superficie de un asunto de más fondo.

El hecho, por una plaga moderna: El libertinaje cibernético, aderezado de “normalidad” en la visión de algunos progenitores que hasta alientan o proporcionan los medios y los juegos de violencia animada. La nula prevención de los adultos que tienen armas en sus casas o negocios –justificando la defensa contra otros violentos-; el trasiego ilegal de armas, el declive de los valores, la educación y la formación de los educandos menores de edad; la violencia misma, tanto institucional, como delincuencial o en programas televisivos –series de narcos y demás lacras, exaltados por argumentistas y productores, ambos sin mamá- y por supuesto, el mal ejemplo que cunde, precisamente por las mentadas redes sociales. Y luego, para cerrar con más drama psicótico, el niño perpetrador, se suicidó.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Las medidas: a.- Censura para tales series televisivas, aunque pese, una medida contra la libertad de expresión o creatividad. Mientras se exhiban, los padres de familia no vigilan 24 horas, lo que sus hijos ven, o si tienen medidas y evitar programas de violencia explícita, los “niños” la burlarán. b.- La autoridad tienen que implementar acciones drásticas y contener contrabando de armas; reforzar educación de disuasión de la violencia. Ese hecho no será para “estadísticas del crimen organizado”. No hay factores de: ubicación, rezago social, calidad de vida y desarrollo humano, el pandillerismo, o la ineficacia policial. Está fuera de ésos parámetros. Habrá que ir al interior de la familia del pequeño depredador, saber de quién eran las armas y por qué estaban al alcance del menor, cuál fue el resorte psicológico. En fin, tal evento no debe repetirse, ni politizarse.

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