“Selección Natural”
Un lamentable suceso en Torreón Coahuila, un niño de 11 años de edad, liquidó a una profesora, hiriendo a otros seis, entre ellos según el reporte, cinco menores y un profesor de educación física. Por supuesto, se desataron las “redes”, como fiera hambrienta de tales hechos. El gobernador, supuso que fue por “influencia” de un video-juego. Puede ser sólo la superficie de un asunto de más fondo.
El hecho, por una plaga moderna: El libertinaje cibernético, aderezado de “normalidad” en la visión de algunos progenitores que hasta alientan o proporcionan los medios y los juegos de violencia animada. La nula prevención de los adultos que tienen armas en sus casas o negocios –justificando la defensa contra otros violentos-; el trasiego ilegal de armas, el declive de los valores, la educación y la formación de los educandos menores de edad; la violencia misma, tanto institucional, como delincuencial o en programas televisivos –series de narcos y demás lacras, exaltados por argumentistas y productores, ambos sin mamá- y por supuesto, el mal ejemplo que cunde, precisamente por las mentadas redes sociales. Y luego, para cerrar con más drama psicótico, el niño perpetrador, se suicidó.
LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Las medidas: a.- Censura para tales series televisivas, aunque pese, una medida contra la libertad de expresión o creatividad. Mientras se exhiban, los padres de familia no vigilan 24 horas, lo que sus hijos ven, o si tienen medidas y evitar programas de violencia explícita, los “niños” la burlarán. b.- La autoridad tienen que implementar acciones drásticas y contener contrabando de armas; reforzar educación de disuasión de la violencia. Ese hecho no será para “estadísticas del crimen organizado”. No hay factores de: ubicación, rezago social, calidad de vida y desarrollo humano, el pandillerismo, o la ineficacia policial. Está fuera de ésos parámetros. Habrá que ir al interior de la familia del pequeño depredador, saber de quién eran las armas y por qué estaban al alcance del menor, cuál fue el resorte psicológico. En fin, tal evento no debe repetirse, ni politizarse.