/ domingo 14 de febrero de 2021

Sine qua non

Las Campañas Políticas, Ahora

Sin duda, el desarrollo, herramientas y estrategias de las campañas políticas en este 2021, tendrán –incluso, tienen ya por los adelantados- otro “rostro”. Ello, en mayor medida, por la situación de Pandemia. Si vemos como ejemplo, lo que ha venido pasando en los EUA, en que algunas redes públicas como Facebook y Twitter, han regulado los mensajes que suponen odio o ataques, en particular de grupos extremistas que dicen apoyar, o estar “incitados” en favor de Mr. Trump (Sin meterme ahora, en analizar si Trump los haya manipulado o no, y además, esa situación ya está en proceso de juzgar por el Poder Legislativo de allende la frontera Norte), porque el punto no es sobre la libertad de expresión o reunión, sino del “peligro” y los daños en que se vio al Capitolio norteamericano. En fin.

En México, todavía, al menos, no se han presentado situaciones como la mencionada, sin embargo, si hay tráfico virtual de información y mensajes por los medios electrónicos más emblemáticos acá y agregando al WhatsApp, Instagram, Linkedln, y otros menos conocidos y distintas plataformas como Telegram o Signal. Al igual, en cierto momento causan resquemores en políticos de hoy, sin menoscabo de que esos mismos actores los hayan usado hasta el cansancio. Hemos escuchado expresiones como “benditas redes sociales”, por ejemplo, lo que implica que éstas han sido o son benéficas políticamente, pero no hay que olvidar que sí para algunos han resultado buenas para sus propósitos, y en cualquier instante pueda resultar lo contrario. Así de veleidoso es el asunto.

Olvidémonos de las concentraciones en mítines –de simpatizantes, partidarios o simples acarreados- en que el político de turno prometía un puente, donde no había río, y en tal defecto, prometía mandar hacer el afluente acuífero, para concretar el pasadero. ¿Entonces? Se acudirá o acude, como prefieran mis estimados lectores, a los medios masivos, desde periódicos, revistas, radio, televisión y, las “redes sociales”, siendo lo último, lo más socorrido, pues no tiene costo y sobre todo, no está tan regulado como los medios de comunicación tradicionales. Luego, así la preocupación más a la vista, es cómo se usan las redes de comunicación. Por supuesto, hay intentonas de regulación, pero, la crítica de los usuarios, es inmediata y contundente: Se violaría el Derecho Humano a la libre comunicación, expresión, manifestación de las ideas, etc., luego, los gobernantes recurren a regular y cooptar, mediante reglamentos o leyes o acuerdos con las empresas de comunicación, en que el usuario está relegado y ausente, el uso que brindan las plataformas implicadas. Es complejo el asunto.

Las argucias de políticos y sus agentes de mercadeo, se van a dar gusto en el denuesto, la desacreditación –fundada o no- contra sus adversarios; el bombardeo será realmente fastidioso, sin cordura o mesura y menos aún, con propuestas lógicas, viables, posibles y realistas. En medio, el ciudadano.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Como en política, en las redes sociales, toca al ciudadano, cuidar por quién vota, y que información acepta. En ambas situaciones, el único manejo es personal y bien informado. Los ciudadanos, de ambos géneros, deben decidir, no por quien más sonría al menor pretexto, po que prometa las perlas. Debe reinar el balance, el realismo y sobre todo, el político de perfil limpio, no aceptarlo por haber sido funcionario o representante popular, eso no es garantía; hay que analizar cómo lo hizo, porque al igual existe la experiencia negativa que enseña como dañar, como robar, como medrar, o mentir sin ser descubierto. Igual, hay que temer al que no sabe ni la “O” por redonda, ni por qué, se apunta. Así qué, mucho ojo, mis estimados y cuídense mucho. Tienen la última opinión.

Las Campañas Políticas, Ahora

Sin duda, el desarrollo, herramientas y estrategias de las campañas políticas en este 2021, tendrán –incluso, tienen ya por los adelantados- otro “rostro”. Ello, en mayor medida, por la situación de Pandemia. Si vemos como ejemplo, lo que ha venido pasando en los EUA, en que algunas redes públicas como Facebook y Twitter, han regulado los mensajes que suponen odio o ataques, en particular de grupos extremistas que dicen apoyar, o estar “incitados” en favor de Mr. Trump (Sin meterme ahora, en analizar si Trump los haya manipulado o no, y además, esa situación ya está en proceso de juzgar por el Poder Legislativo de allende la frontera Norte), porque el punto no es sobre la libertad de expresión o reunión, sino del “peligro” y los daños en que se vio al Capitolio norteamericano. En fin.

En México, todavía, al menos, no se han presentado situaciones como la mencionada, sin embargo, si hay tráfico virtual de información y mensajes por los medios electrónicos más emblemáticos acá y agregando al WhatsApp, Instagram, Linkedln, y otros menos conocidos y distintas plataformas como Telegram o Signal. Al igual, en cierto momento causan resquemores en políticos de hoy, sin menoscabo de que esos mismos actores los hayan usado hasta el cansancio. Hemos escuchado expresiones como “benditas redes sociales”, por ejemplo, lo que implica que éstas han sido o son benéficas políticamente, pero no hay que olvidar que sí para algunos han resultado buenas para sus propósitos, y en cualquier instante pueda resultar lo contrario. Así de veleidoso es el asunto.

Olvidémonos de las concentraciones en mítines –de simpatizantes, partidarios o simples acarreados- en que el político de turno prometía un puente, donde no había río, y en tal defecto, prometía mandar hacer el afluente acuífero, para concretar el pasadero. ¿Entonces? Se acudirá o acude, como prefieran mis estimados lectores, a los medios masivos, desde periódicos, revistas, radio, televisión y, las “redes sociales”, siendo lo último, lo más socorrido, pues no tiene costo y sobre todo, no está tan regulado como los medios de comunicación tradicionales. Luego, así la preocupación más a la vista, es cómo se usan las redes de comunicación. Por supuesto, hay intentonas de regulación, pero, la crítica de los usuarios, es inmediata y contundente: Se violaría el Derecho Humano a la libre comunicación, expresión, manifestación de las ideas, etc., luego, los gobernantes recurren a regular y cooptar, mediante reglamentos o leyes o acuerdos con las empresas de comunicación, en que el usuario está relegado y ausente, el uso que brindan las plataformas implicadas. Es complejo el asunto.

Las argucias de políticos y sus agentes de mercadeo, se van a dar gusto en el denuesto, la desacreditación –fundada o no- contra sus adversarios; el bombardeo será realmente fastidioso, sin cordura o mesura y menos aún, con propuestas lógicas, viables, posibles y realistas. En medio, el ciudadano.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Como en política, en las redes sociales, toca al ciudadano, cuidar por quién vota, y que información acepta. En ambas situaciones, el único manejo es personal y bien informado. Los ciudadanos, de ambos géneros, deben decidir, no por quien más sonría al menor pretexto, po que prometa las perlas. Debe reinar el balance, el realismo y sobre todo, el político de perfil limpio, no aceptarlo por haber sido funcionario o representante popular, eso no es garantía; hay que analizar cómo lo hizo, porque al igual existe la experiencia negativa que enseña como dañar, como robar, como medrar, o mentir sin ser descubierto. Igual, hay que temer al que no sabe ni la “O” por redonda, ni por qué, se apunta. Así qué, mucho ojo, mis estimados y cuídense mucho. Tienen la última opinión.

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