/ domingo 14 de noviembre de 2021

Sine Qua Non

EL RESCATE, VA…

Los problemas de la inseguridad, son altamente complejos y, de alto impacto en varios sectores, particularmente, en vidas humanas, luego en sus consecuencias de daños, perjuicios y pérdidas económicas.

Hay quienes consideran tres ejes rectores para entender el edema social de la inseguridad pública: La delincuencia, la manera de percibirla y la acción de la autoridad. Aunque creo, que dada la complejidad del asunto, esa percepción se queda ya, corta.

Por supuesto, que el “tercer eje”, es el más criticado, en particular, por los afectados directos e indirectos: Las víctimas. Y luego, en la percepción social: Miedo, Incertidumbre, Desorientación, y por supuesto, la inseguridad en todos sus ámbitos, es decir, patrimonial, integridad humana-física, psicológica-emocional.

¿Cómo se percibe el problema de la inseguridad pública? Celaya, se ha convertido en el centro, en el foco de atención, incluso, no sólo local, sino nacional e internacional, dicho sin la menor exageración. Se nos considera una ciudad de alto riesgo. Y los hechos, así como algunos medios de comunicación se encargan de “nutrir”, no nada más informar la noticia nefasta. Los habitantes, vemos con gran temor como –hasta cierto punto- se desencadenan los acontecimientos. La mayoría, por fortuna, desde larga distancia del lugar en que sucedan los hechos, nos damos cuenta de la violencia sangrienta, sin comprender su fuente y podemos pensar: ¿Avaricia, falta de valores morales y éticos, pobreza, ignorancia, desesperación, impunidad, corrupción, ineficacia y desdén de la autoridad? En fin. Y todo lo que ustedes añadan. Sí. Es una suma de todo y de ahí, su complejidad.

La violencia, inusitada o ya por desgracia parte de la cotidianeidad, es mayor edema que la propia delincuencia en sí misma. Vidas y proyectos humanos truncados, víctimas indirectas desoladas y no pocas veces, lanzadas al garete, economías y negocios fallidos, impunidad delincuencial, carencia de métodos y análisis forenses útiles y eficaces, impericia policial, y una judicatura distante por la razón que sea –válida o no-, anuncios o propagandas gubernativas demagógicas.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Sirve de muy poco cualquier mega plan de rescate económico, social y humano, en beneficio de los habitantes de este municipio, si no se barre el problema de la delincuencia y sus efectos, en particular de la violencia y por supuesto, su contención. Los celayenses, debemos colaborar, pues la acción de la autoridad ha tenido un despegue, con todo y lo que implica. Debemos primero, dar el beneficio de la duda razonable, esperar un mejor resultado y entender, que es un problema de muchas aristas y unas, de alto riesgo. Por supuesto la forma de atajar el problema, debe ser diferente a como se venía manejando, pues al igual, la delincuencia se ha transformado en busca de su propia “eficacia”. El ciudadano o habitante, es vulnerable. Algunos, que pueden hacerlo, se van, cierran negocios. La mayoría sigue aquí. No se trata ya de un mero asunto policiaco, hoy, son muchos factores que se suman y nutren la inseguridad y la falta de paz pública. Falta espacio para abundar el tema. Seguiré en próximas colaboraciones. Tienen, mis estimados lectores, la última opinión. Cuídense por favor, sean precavidos y no deambulen con exceso de confianza. No exponerse, es una forma mínima de colaboración a disminuir efectos de la delincuencia y la violencia. Es cierto que todavía no podemos confiar de manera plena en la autoridad, pero hagamos un alto para dejar ver resultados.

EL RESCATE, VA…

Los problemas de la inseguridad, son altamente complejos y, de alto impacto en varios sectores, particularmente, en vidas humanas, luego en sus consecuencias de daños, perjuicios y pérdidas económicas.

Hay quienes consideran tres ejes rectores para entender el edema social de la inseguridad pública: La delincuencia, la manera de percibirla y la acción de la autoridad. Aunque creo, que dada la complejidad del asunto, esa percepción se queda ya, corta.

Por supuesto, que el “tercer eje”, es el más criticado, en particular, por los afectados directos e indirectos: Las víctimas. Y luego, en la percepción social: Miedo, Incertidumbre, Desorientación, y por supuesto, la inseguridad en todos sus ámbitos, es decir, patrimonial, integridad humana-física, psicológica-emocional.

¿Cómo se percibe el problema de la inseguridad pública? Celaya, se ha convertido en el centro, en el foco de atención, incluso, no sólo local, sino nacional e internacional, dicho sin la menor exageración. Se nos considera una ciudad de alto riesgo. Y los hechos, así como algunos medios de comunicación se encargan de “nutrir”, no nada más informar la noticia nefasta. Los habitantes, vemos con gran temor como –hasta cierto punto- se desencadenan los acontecimientos. La mayoría, por fortuna, desde larga distancia del lugar en que sucedan los hechos, nos damos cuenta de la violencia sangrienta, sin comprender su fuente y podemos pensar: ¿Avaricia, falta de valores morales y éticos, pobreza, ignorancia, desesperación, impunidad, corrupción, ineficacia y desdén de la autoridad? En fin. Y todo lo que ustedes añadan. Sí. Es una suma de todo y de ahí, su complejidad.

La violencia, inusitada o ya por desgracia parte de la cotidianeidad, es mayor edema que la propia delincuencia en sí misma. Vidas y proyectos humanos truncados, víctimas indirectas desoladas y no pocas veces, lanzadas al garete, economías y negocios fallidos, impunidad delincuencial, carencia de métodos y análisis forenses útiles y eficaces, impericia policial, y una judicatura distante por la razón que sea –válida o no-, anuncios o propagandas gubernativas demagógicas.

LA CONDICIÓN SINE QUA NON: Sirve de muy poco cualquier mega plan de rescate económico, social y humano, en beneficio de los habitantes de este municipio, si no se barre el problema de la delincuencia y sus efectos, en particular de la violencia y por supuesto, su contención. Los celayenses, debemos colaborar, pues la acción de la autoridad ha tenido un despegue, con todo y lo que implica. Debemos primero, dar el beneficio de la duda razonable, esperar un mejor resultado y entender, que es un problema de muchas aristas y unas, de alto riesgo. Por supuesto la forma de atajar el problema, debe ser diferente a como se venía manejando, pues al igual, la delincuencia se ha transformado en busca de su propia “eficacia”. El ciudadano o habitante, es vulnerable. Algunos, que pueden hacerlo, se van, cierran negocios. La mayoría sigue aquí. No se trata ya de un mero asunto policiaco, hoy, son muchos factores que se suman y nutren la inseguridad y la falta de paz pública. Falta espacio para abundar el tema. Seguiré en próximas colaboraciones. Tienen, mis estimados lectores, la última opinión. Cuídense por favor, sean precavidos y no deambulen con exceso de confianza. No exponerse, es una forma mínima de colaboración a disminuir efectos de la delincuencia y la violencia. Es cierto que todavía no podemos confiar de manera plena en la autoridad, pero hagamos un alto para dejar ver resultados.

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