/ domingo 18 de febrero de 2024

La Pulquería

Como plática de cantina, o como corolario de pulquería, así se presentaron el pasado cinco unas propuestas de campaña (perdón de modificación a la Carta Magna); blanco, ante un centenar de chivos more-nacos esos de las mentiras diarias, este régimen en el que por las mañanas es idéntico al ambiente de las cantinas de mi pueblo cuando niño en que se armaban los bebedores de cerveza, licor, pero sin botana, porque cuando faltan los taquitos de carnitas que daba don Ponciano en la cantina “La Comercial” la plática la llevaba el que más gritaba, o sea el que tenía el micrófono en la garganta y comenzaba con aseveraciones que hasta él se las creía, no, no, no,……no, “yo te digo que esto lo vi con mis propios ojos”, el gritón de la mesa del pulque servido en tarros de a litro balbucea ante los amigos los cuentos largos y tediosos para que alguno pagara la siguiente ronda; con los escupitajos al suelo después de cada trago continua con esa parsimoniosa voz, “cambiaremos los artículos de la ley de posesión de haciendas” y como dijo el tata “no queremos organismos independientes (digo extranjeros) seremos autosuficientes en la producción del campo (pero no lo logró), los seudo-reporteros (digo observadores de la mesa) embelesados con tan lenta plática del día algunos querían opinar, pero las ideas con pulque en la panza no fluyen y solamente los apuntes que les dan en la entrada pueden participar, solamente el preguntar si el que preside aguanta tanto de pie demuestra su buena salud y todos dicen ¡salud!, levantando esos tarros de grueso vidrio que eran medio lavados y casi escurridos para ese espumoso y bien elixir natural blanco y con aroma de fermento; el participar con las preguntas tontas daba risa con esas palabras que salen de sus bocas casi besando al parlanchín del frente, ese hombre que dice estar trabajando desde las seis de la mañana pero a las once ya está tirado en la banqueta de palacio, solamente se escuchan los susurros de los pichones que deambulan en los cortejos diarios arriba de las gárgolas de ese edificio edificado por los conquistadores y repleto de historia pero que alberga las “glorias de Colón” con esos barriles de madera al frente descargados con tablones por los peones del camión por unos centavos y que les servían para unos seis tarros dentro; siempre desde temprano llegan ante el portón de palacio para que Jesús les de las indicaciones y con los pantalones amarrados con mecate, huaraches de llanta se sentaban en las sillas designadas para ellos a esperar el arribo de los barriles del preciado fermento que arribaba a veces antes de las ocho a esperar a que abrieran a las once a que terminara la mañanera para poderlos meter en la parte trasera de la pulquería. Ya tarde por eso de las tres comenzaban a retirarse después del zócalo y de haber escrito en sus libretas de apuntes, las mentiras más espeluznantes que se podían medio leer de que el AIFA está repleto de vuelos a no sé dónde, que vamos bien en el tren mayita ese tren maldito que no logra arrancar más que llanto debajo del suelo al que le arrancaron miles de árboles y vegetación, suelo cavernoso al que le fue inyectado concreto y se les desparramó como vómito de estómago enfermo, taponeando la circulación natural de los escurrimientos de lluvias esas gotas que refrescan el suelo calcáreo creador de estalactitas y estalagmitas, en las gargantas subterráneas por las que corren esplendorosos riachuelos y depósitos de agua bajo la piel de esa región que lleva en las piedras escritos y figuras de esos ancestros Mayas y demás tribus que forjaron maravillosas ciudades dedicadas a las deidades y al hombre. Pero la voz con un ojo medio cerrado por los corajes que ha pasado viendo caer todo lo que dice haber construido y miles de memes circulan que ha destruido y nos encontramos en un atasco de proyectos fallidos, de malas decisiones, de presupuestos hechos sin experiencia, con los secretarios más inútiles de nuestra historia política, sin conocimiento ni estudios suficientes como la maestra que preside la seguridad, buena para el café y las galletitas, por eso de las seis de la mañana, mujer que busca acabar con la seguridad del país no haciendo nada por evitarlo, individua que conoce nada del rubro, quizás ni de ética siendo profesora de primaria. Pues el ojito hinchado se puso a leer arbitrariedades y desaciertos como es el común denominador de su ejercicio; como él no pudo estudiar sino fastidiar solamente, entonces ve caer sus piensos de poder mejorar algo pero lo que le tiene aturdido es que sus hijos solventaron su vida vendiendo los contratos y acumulando una fortuna que no imaginaron nunca poseer, fomentando la deshonestidad, el influyentismo, en fin vender y aprovecharse del lugar del padre, que gustoso les deja apoderarse donde se presenten.

Como plática de cantina, o como corolario de pulquería, así se presentaron el pasado cinco unas propuestas de campaña (perdón de modificación a la Carta Magna); blanco, ante un centenar de chivos more-nacos esos de las mentiras diarias, este régimen en el que por las mañanas es idéntico al ambiente de las cantinas de mi pueblo cuando niño en que se armaban los bebedores de cerveza, licor, pero sin botana, porque cuando faltan los taquitos de carnitas que daba don Ponciano en la cantina “La Comercial” la plática la llevaba el que más gritaba, o sea el que tenía el micrófono en la garganta y comenzaba con aseveraciones que hasta él se las creía, no, no, no,……no, “yo te digo que esto lo vi con mis propios ojos”, el gritón de la mesa del pulque servido en tarros de a litro balbucea ante los amigos los cuentos largos y tediosos para que alguno pagara la siguiente ronda; con los escupitajos al suelo después de cada trago continua con esa parsimoniosa voz, “cambiaremos los artículos de la ley de posesión de haciendas” y como dijo el tata “no queremos organismos independientes (digo extranjeros) seremos autosuficientes en la producción del campo (pero no lo logró), los seudo-reporteros (digo observadores de la mesa) embelesados con tan lenta plática del día algunos querían opinar, pero las ideas con pulque en la panza no fluyen y solamente los apuntes que les dan en la entrada pueden participar, solamente el preguntar si el que preside aguanta tanto de pie demuestra su buena salud y todos dicen ¡salud!, levantando esos tarros de grueso vidrio que eran medio lavados y casi escurridos para ese espumoso y bien elixir natural blanco y con aroma de fermento; el participar con las preguntas tontas daba risa con esas palabras que salen de sus bocas casi besando al parlanchín del frente, ese hombre que dice estar trabajando desde las seis de la mañana pero a las once ya está tirado en la banqueta de palacio, solamente se escuchan los susurros de los pichones que deambulan en los cortejos diarios arriba de las gárgolas de ese edificio edificado por los conquistadores y repleto de historia pero que alberga las “glorias de Colón” con esos barriles de madera al frente descargados con tablones por los peones del camión por unos centavos y que les servían para unos seis tarros dentro; siempre desde temprano llegan ante el portón de palacio para que Jesús les de las indicaciones y con los pantalones amarrados con mecate, huaraches de llanta se sentaban en las sillas designadas para ellos a esperar el arribo de los barriles del preciado fermento que arribaba a veces antes de las ocho a esperar a que abrieran a las once a que terminara la mañanera para poderlos meter en la parte trasera de la pulquería. Ya tarde por eso de las tres comenzaban a retirarse después del zócalo y de haber escrito en sus libretas de apuntes, las mentiras más espeluznantes que se podían medio leer de que el AIFA está repleto de vuelos a no sé dónde, que vamos bien en el tren mayita ese tren maldito que no logra arrancar más que llanto debajo del suelo al que le arrancaron miles de árboles y vegetación, suelo cavernoso al que le fue inyectado concreto y se les desparramó como vómito de estómago enfermo, taponeando la circulación natural de los escurrimientos de lluvias esas gotas que refrescan el suelo calcáreo creador de estalactitas y estalagmitas, en las gargantas subterráneas por las que corren esplendorosos riachuelos y depósitos de agua bajo la piel de esa región que lleva en las piedras escritos y figuras de esos ancestros Mayas y demás tribus que forjaron maravillosas ciudades dedicadas a las deidades y al hombre. Pero la voz con un ojo medio cerrado por los corajes que ha pasado viendo caer todo lo que dice haber construido y miles de memes circulan que ha destruido y nos encontramos en un atasco de proyectos fallidos, de malas decisiones, de presupuestos hechos sin experiencia, con los secretarios más inútiles de nuestra historia política, sin conocimiento ni estudios suficientes como la maestra que preside la seguridad, buena para el café y las galletitas, por eso de las seis de la mañana, mujer que busca acabar con la seguridad del país no haciendo nada por evitarlo, individua que conoce nada del rubro, quizás ni de ética siendo profesora de primaria. Pues el ojito hinchado se puso a leer arbitrariedades y desaciertos como es el común denominador de su ejercicio; como él no pudo estudiar sino fastidiar solamente, entonces ve caer sus piensos de poder mejorar algo pero lo que le tiene aturdido es que sus hijos solventaron su vida vendiendo los contratos y acumulando una fortuna que no imaginaron nunca poseer, fomentando la deshonestidad, el influyentismo, en fin vender y aprovecharse del lugar del padre, que gustoso les deja apoderarse donde se presenten.