/ viernes 26 de julio de 2019

La maroma estelar

La maroma estelar fue un proyecto televisivo pensado, producido y conducido por Hernán Gómez Bruera; alrededor de 16 capítulos con duración de una hora cada uno, transmitidos en un medio público -Canal Once- los domingos a las diez de la noche. El proyecto no llegó a buen puerto, lo que significaría el cumplimiento de su objeto, ya que no fueron transmitidos ni la mitad de los programas que constituían su primera temporada.

Con un análisis serio, pero con un lenguaje irreverente, haciendo uso de herramientas y recursos tan didácticos y de larguísima data como la parodia o la sátira política, La maroma estelar incomodó a personas públicas. Desconozco si la razón de su suspensión indefinida -o franca cancelación- fue el amago de la interposición de cuantiosas demandas que derivaron en censura, el hecho objetivo es que ya no se transmitió más el referido programa.

La democracia lleva de suyo la pluralidad y ésta el reconocimiento y respeto de distintas posturas ante la cosa pública, en la inteligencia de que a veces nos encontramos en la voz de la mayoría, a veces, en la minoritaria, pero en todos los casos, el régimen democrático debe dar garantía de que todas las voces deben ser escuchadas.

La maroma estelar visibilizaba los contrastes sociales desde el punto de vista económico (ricos y pobres), mostraba la discriminación (de ricos a pobres, pues no puede ser de otra manera), era una voz alternativa y diferente en el espacio público. Sin embargo, se calló. Lamento el silencio de esta nueva, breve y estridente voz, no necesariamente porque estuviera de acuerdo con todo lo que en ella se decía, sino porque era una opción más para la formación de ciudadanía; que sea la ciudadanía quien elija los contenidos que quiera ver, pero que haya opciones.

Los detractores de La maroma estelar, un sector de la derecha política, señaló que su transmisión era inadmisible porque promovía la división y el odio entre los mexicanos. Falso. La división lleva muchos años debido a la lacerante desigualdad, solo que se hablaba de ella en otro tono, uno distinto al empleado por el programa incómodo.

Las personas públicas, con independencia de que sean de oficio político, stricto sensu, ya lo ha dicho la Suprema Corte de Justicia de la Nación en reiteradas resoluciones, tiene -debe tener- un margen de tolerancia mayor a la crítica, por lo que haría inadmisible el amago de demandas judiciales.

Al parecer, las voces en el espectro radioeléctrico son las mismas, con la misma crítica y el mismo tono. A Canal Once le queda una voz diferente, la de John Ackerman, a quien le apagaron los micrófonos hace más de un sexenio, y cuyo pensamiento, sin embargo, siguió divulgando en medios de comunicación no electrónicos como La Jornada o proceso.

Esperemos, por el bien de la democracia, que pronto se abran más espacios para las voces críticas y discordantes de la inmensa mayoría que leemos diariamente; destaco la de los citados Gómez y Ackerman y sumo la de Gibrán Ramírez. Todas de izquierda, todas necesarias aún y cuando disintamos de sus visiones.

germanrodriguez32@hotmail.com

La maroma estelar fue un proyecto televisivo pensado, producido y conducido por Hernán Gómez Bruera; alrededor de 16 capítulos con duración de una hora cada uno, transmitidos en un medio público -Canal Once- los domingos a las diez de la noche. El proyecto no llegó a buen puerto, lo que significaría el cumplimiento de su objeto, ya que no fueron transmitidos ni la mitad de los programas que constituían su primera temporada.

Con un análisis serio, pero con un lenguaje irreverente, haciendo uso de herramientas y recursos tan didácticos y de larguísima data como la parodia o la sátira política, La maroma estelar incomodó a personas públicas. Desconozco si la razón de su suspensión indefinida -o franca cancelación- fue el amago de la interposición de cuantiosas demandas que derivaron en censura, el hecho objetivo es que ya no se transmitió más el referido programa.

La democracia lleva de suyo la pluralidad y ésta el reconocimiento y respeto de distintas posturas ante la cosa pública, en la inteligencia de que a veces nos encontramos en la voz de la mayoría, a veces, en la minoritaria, pero en todos los casos, el régimen democrático debe dar garantía de que todas las voces deben ser escuchadas.

La maroma estelar visibilizaba los contrastes sociales desde el punto de vista económico (ricos y pobres), mostraba la discriminación (de ricos a pobres, pues no puede ser de otra manera), era una voz alternativa y diferente en el espacio público. Sin embargo, se calló. Lamento el silencio de esta nueva, breve y estridente voz, no necesariamente porque estuviera de acuerdo con todo lo que en ella se decía, sino porque era una opción más para la formación de ciudadanía; que sea la ciudadanía quien elija los contenidos que quiera ver, pero que haya opciones.

Los detractores de La maroma estelar, un sector de la derecha política, señaló que su transmisión era inadmisible porque promovía la división y el odio entre los mexicanos. Falso. La división lleva muchos años debido a la lacerante desigualdad, solo que se hablaba de ella en otro tono, uno distinto al empleado por el programa incómodo.

Las personas públicas, con independencia de que sean de oficio político, stricto sensu, ya lo ha dicho la Suprema Corte de Justicia de la Nación en reiteradas resoluciones, tiene -debe tener- un margen de tolerancia mayor a la crítica, por lo que haría inadmisible el amago de demandas judiciales.

Al parecer, las voces en el espectro radioeléctrico son las mismas, con la misma crítica y el mismo tono. A Canal Once le queda una voz diferente, la de John Ackerman, a quien le apagaron los micrófonos hace más de un sexenio, y cuyo pensamiento, sin embargo, siguió divulgando en medios de comunicación no electrónicos como La Jornada o proceso.

Esperemos, por el bien de la democracia, que pronto se abran más espacios para las voces críticas y discordantes de la inmensa mayoría que leemos diariamente; destaco la de los citados Gómez y Ackerman y sumo la de Gibrán Ramírez. Todas de izquierda, todas necesarias aún y cuando disintamos de sus visiones.

germanrodriguez32@hotmail.com